El inicio de un nuevo año es como un lienzo en blanco. Un momento mágico donde todos nos llenamos de optimismo y nos prometemos a nosotros mismos que este será el año en el que todo cambiará. Ya sabes, esa típica lista de resoluciones que incluye ir al gimnasio, comer más sano y por supuesto, aprender un nuevo idioma. Pero, ¿cuántas veces realmente hemos logrado cumplir esas metas? Según un estudio del psicólogo británico Richard Wiseman, hecho con 3,000 personas, el 80% de los propósitos fracasan a principios de febrero. Y solo un 12% logra mantenerlos hasta final de año. Así que, ¿es realmente útil hacer listados de propósitos que probablemente no cumpliremos?

¡Bienvenidos a un nuevo enfoque! En vez de tratar de cumplir con una lista interminable de “deberías hacer”, hoy vamos a hablar de la lista de antipropósitos, o como yo la llamo, la lista “to don’t”.

¿Qué es una lista “to don’t”?

La idea es súper sencilla: en vez de enfocarte en lo que quieres hacer, te concentras en lo que no quieres hacer. ¿A que suena liberador? Este concepto ha ganado popularidad en los últimos años, impulsado por la idea de que, en lugar de agregar más presión a nuestras vidas, liberarnos de lo que no nos beneficia es mucho más efectivo.

Una de las embajadoras de esta tendencia es Rachel Botsman, escritora y académica de la Universidad de Oxford, quien se hizo famosa por su lista de cosas que no debería hacer. Su enfoque es honesto y refrescante, nos recuerda que está bien decir “no” y priorizar lo que realmente queremos en nuestras vidas.

Ahora, déjame compartirte algo personal: en mi propia experiencia he probado con varias listas de propósitos y, siendo completamente honesto, la mayoría de las veces terminaba desilusionado. Hace un par de años, decidí probar con la lista “to don’t” y, ¡vaya sorpresa! Noté un cambio significativo en mi bienestar. ¿Alguna vez has sentido que simplemente no puedes más? Esa fue mi motivación para hacer un cambio.

¿Por qué funciona la lista de antipropósitos?

El enfoque de una lista de “to don’t” se basa en el principio de inhibición cognitiva. Esto puede sonar un poco técnico, pero básicamente significa que nuestra mente puede aprender a suprimir comportamientos o impulsos que no nos benefician. Al crear una lista de cosas que queremos evitar, estamos entrenando nuestra mente para priorizar mejor y reducir el estrés.

Es como estar en una fiesta y, en lugar de aumentar el consumo de opciones poco saludables, decides evitar la mesa de dulces. ¿No es liberador? Al enfocarte en las cosas que quieres evitar, reduces la presión de tener que hacer cosas que no disfrutas. A veces, dejar de hacer ciertas cosas es más poderoso que añadir nuevas metas.

Cómo crear tu propia lista de antipropósitos

Ahora que sabes por qué estas listas pueden ser efectivas, quizás te estarás preguntando, “¿cómo empiezo con la mía?” Aquí te comparto unos pasos prácticos:

1. Reflexiona sobre tus hábitos actuales

Dedica unos minutos a pensar en tus rutinas diarias. No te juzgues por lo que encuentres. Simplemente reconoce esos hábitos que sientes que no te benefician. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué hago actualmente que me agrega más estrés que felicidad?

2. Identifica tus principales ‘saboteadores’

Piénsalo como un detective que busca resolver un caso. ¿Cuáles son esos comportamientos que te están saboteando? Tal vez sea el tiempo que pasas en redes sociales antes de dormir, o esas compras impulsivas que no tienes claro por qué haces. Ser honesto contigo mismo es el primer paso para mejorarte.

3. Escribe acciones concretas que no quieres hacer

Ahora es el momento de ser específico. Más allá de decir “no procrastinaré”, ponlo en términos claros. Por ejemplo, “no miraré el teléfono cuando tengo que terminar una tarea”. Esto nutre tu lista de referencias claras para el cambio.

4. Sé compasivo contigo mismo

No todas las «cosas que evitar» tienen que ser grandes cambios. Si te exiges demasiado, podrías frustrarte. Recuerda: no se trata de ser perfecto, sino de hacer pequeñas mejoras que sumen en tu bienestar.

5. Revisa tu lista regularmente

Una vez al año puede ser demasiado. Establece un tiempo más cercano para revisar y actualizar tu lista. Puedes incluso hacerlo junto con un amigo. ¿Por qué no compartir tus experiencias? Solo recuerda hacer esto en un lugar cómodo con una taza de café en la mano.

Ejemplos de cosas que podrías incluir en tu lista de antipropósitos

Aquí tienes algunas ideas comunes que podrías considerar. Recuerda que tu lista es personal; lo que te funciona a ti puede no funcionar para otro:

  • No seguiré cuentas de redes sociales que me hagan sentir mal.
  • No responderé correos laborales fuera del horario laboral.
  • No gastaré dinero en caprichos innecesarios.
  • No comeré frente a la televisión ni en la cama.
  • No dejaré las cosas para última hora.
  • No participaré en críticas destructivas de otras personas.
  • No evitaré conversaciones necesarias con mis seres queridos.
  • No aceptaré invitaciones si no tengo ganas de asistir.
  • No dejaré el móvil en la mesita de noche.

La vida después de la lista «to don’t»

Decir que no a ciertos comportamientos puede abrirte a un espacio para disfrutar de otros aspectos de la vida que realmente te alimentan. Imagina despertar sintiéndote ligero, sin la carga de un millón de metas frustrantes. Aquí es donde entra la empoderadora noción de que a veces, deshacerse de lo que no quieres puede ser tan poderoso como adoptar nuevas cosas.

En algún momento, todos hemos estado atrapados en patrones que nos frenan. La clave está en entender que no tenemos que hacer todo a la perfección. Las pequeñas victorias cuentan y afectan nuestra calidad de vida.

¿Y por qué no aprovechar esta práctica para ser un poco más amables con nosotros mismos? Te invito a que intentes esto cada año y observes los cambios en tu vida. Al final del día, la felicidad y el bienestar son más sobre lo que elijamos no hacer, que sobre lo que discordamos a hacer.

Conclusión

La vida no tiene por qué ser una serie de autoexigencias desgastantes. El cambio viene en muchas formas, y a veces aprender a decir «no» es el primer paso hacia la libertad. Ya lo hemos aprendido con Rachel Botsman, y ahora es tu turno de crear tu propia lista “to don’t”.

Así que, ¿qué estás esperando para comenzar? A veces, el camino menos transitado es el que más nos ayuda a quitar ese peso de los hombros. La vida es demasiado corta para perder tiempo en cosas que no nos llenan. Después de todo, como diría mi abuela, «si no está sumando a tu felicidad, ¡que se quede fuera!». ¡Buena suerte en tu camino hacia la liberación de los propósitos frustrantes!