La búsqueda de la productividad es un tema recurrente en nuestra sociedad actual. Patrick Dangerfield, el famoso escritor de ciencia ficción, alguna vez dijo que “la creatividad es la inteligencia divirtiéndose”. Sin embargo, ¿cuántas veces nos hemos sentido como si nuestra inteligencia estuviera más interesada en hacer scroll en redes sociales que en cumplir con nuestras obligaciones? Seguro que te has encontrado en la misma situación que yo, tratando de completar tareas simples mientras tu mente divaga entre las noticias más recientes de tus amigos (o a veces incluso del gato de alguien que nunca conociste).
Dicho esto, hay un fenómeno que puede ayudarnos a escapar del abismo de la procrastinación y meternos en un entorno productivo: el estado de flujo. En este artículo, exploraremos cómo este increíble estado mental, descubierto por el psicólogo Mihály Csíkszentmihályi, se puede alcanzar y cómo un poco de incertidumbre podría ser la clave para desbloquear tu potencial.
¿Qué es el estado de flujo?
Imagina esto: estás sumergido en una tarea, el tiempo vuela y te das cuenta de que han pasado varias horas. No has sentido hambre ni has revisado el teléfono un millón de veces. Simplemente, estás en la zona. Eso es el estado de flujo.
Según Mihály Csíkszentmihályi, este estado se caracteriza por una profunda concentración, una clara definición de objetivos y una experiencia de «olvido del yo». Es casi como un trance productivo en el que dejas de lado las distracciones y experimentas un estado de satisfacción y logro. Pero, ¿cómo llegamos a este estado?
La triada mágica: Concentración, Conocimiento y Motivación
Csíkszentmihályi descubrió que para poder experimentar el flujo, tres elementos deben estar presentes: concentración, conocimiento y motivación. Puedes tener muchas ganas de concluir una tarea, pero si no tienes idea de cómo hacerlo, es poco probable que logres entrar en ese estado de productividad pura.
Por ejemplo, cuando estudiaba en la universidad, recuerdo que solía entrar en flujo durante la noche antes de las entregas. No porque estuviera motivado, sino porque realmente no tenía más opción. La combinación de procrastinación y presión del tiempo lo hacía posible. Pero claro, esa forma de “ingresar” al flujo es más bien un llamado de emergencia que otra cosa.
La aportación del Dr. David Melnikoff: Una pizca de incertidumbre
Recientemente, el Dr. David Melnikoff, un experto en productividad en Stanford, descubrió que una forma emocionante de potenciar el flujo es añadir un poco de incertidumbre a nuestras tareas. ¿Pero cómo? Bueno, aquí es donde entra el juego.
Imagina que quedas con unos amigos para jugar a la lotería (lo que posiblemente suene absurdo, pero sí, es aquí donde se vuelve interesante). Quitas esa ansiedad de perder, que a menudo nos inmoviliza, y conviertes la compra de boletos en un juego: “Hoy apuesto a que ganaré retando a mis amigos a un partido de trivia después de comprar los boletos”. Jugando a la lotería sale el número, y este se convierte en el objetivo. Ahora hay una meta (el número), pero también incertidumbre (lo que es un buen recordatorio de la vida misma, ¿verdad?).
Así, Melnikoff sugiere que, al afrontar tareas rutinarias, una buena técnica consiste en plantearte cuestiones que no tengan una respuesta clara. Por ejemplo, en lugar de preguntarte si puedes completar todos los puntos de tu lista de tareas, ¿por qué no te retas a completar el mayor número posible en un tiempo determinado?
Aventura al estilo «Speedrun»: Esprines de Productividad
La capacidad de concentración tiene un límite, así que no se trata de aguantar una maratón de productividad todo el día. En lugar de eso, adopta lo que el Dr. Melnikoff denomina “esprines”: organizar tus tareas en pequeñas sesiones, como un speedrun en videojuegos. Cuando empiezas a ver el trabajo como una serie de pequeños desafíos, te enfrentas a él con un sentido renovado de propósito y emoción.
El otro día, mientras luchaba con un montón de correos electrónicos, decidí que quería gamificar mi experiencia. Tomé un temporizador y me reté a responder la mayor cantidad posible en 15 minutos. Oye, ¡resultó bastante divertido! Y sí, mientras el reloj contaba, incluso me sorprendió mi capacidad para ser más eficiente al estar en un entorno con «presión».
Cómo aplicar la teoría del flujo en tu vida diaria
Ahora que te he convencido de que podrías beneficiar de un poco de estado de flujo en tu vida, aquí hay algunos consejos prácticos para implementarlo.
1. Define tus objetivos
Una vez estés listo para comenzar, es esencial tener claro qué quieres lograr. Recuerda que la claridad es la puerta de entrada al flujo. Si no sabes hacia dónde vas, es probable que te pierdas en caminos errados… como cuando decidí ir a una “nueva” cafetería que resultó estar 20 minutos más lejos. Pero eso es una historia para otro día.
2. Introduce incertidumbre
Como hemos mencionado, incorporar incertidumbre es clave. Por ejemplo, cuando te sientes abrumado, intenta agregar un elemento de juego a la tarea. Compite contigo mismo. Si limpias el armario, intenta ver cuántas prendas puedes organizar en 10 minutos. Te sorprenderás de la adrenalina que puede ofrecerte.
3. Aprovecha la técnica Pomodoro
La técnica Pomodoro, en donde trabajas intensamente durante 25 minutos y luego tomas un descanso, puede ser tu mejor amiga. ¿Por qué? Porque, al igual que un maratonista que debe concentrarse en su ritmo, tú podrás mantener la intensidad y, después de cada esprint, refrescar tu mente.
4. Cuidado con las distracciones
Hoy en día, estamos rodeados de distracciones, ya sea en la forma de correos electrónicos, notificaciones o esa serie que prometiste “ver solo un episodio”. Intenta alejarlas mientras trabajas. Si sientes que el impulso de revisar tu teléfono surge, recuérdate a ti mismo: “Hay un mundo ahí fuera, pero estoy en una misión” (y esa misión es ser más productivo, claro).
5. Celebra tus logros
Cada vez que logres un pequeño objetivo, ¡celebra! No hablo de organizar una fiesta de grandes proporciones, pero sí de una pequeña recompensa. Puede ser un trozo de chocolate, un episodio extra de tu serie favorita o permitirte jugar un rato después de completar algunas tareas.
En conclusión: La búsqueda del estado de flujo
Al final del día, la productividad es un arte, y cada uno de nosotros tiene su propia forma de lograrla. Si bien el estado de flujo podría parecer enigmático, las estrategias de incertidumbre que propone el Dr. Melnikoff nos brindan una forma nueva de acercarnos a las tareas diarias.
Así que, la próxima vez que sientas que estás atrapado en un ciclo de procrastinación, pregúntate: “¿Qué tan bien puedo gamificar esto hoy?” Recuerda, la vida no es solo una serie de tareas; se trata de convertir cada día en una nueva aventura.
¡Ahora, ve y encuentra tu flujo! ¡Quién sabe! Tal vez termines limpiando tu bandeja de entrada más rápido de lo que piensas. ¡Suerte!