El running es, sin duda, uno de esos deportes que se convierte en parte de nuestra rutina diaria, ya sea como una forma de liberar el estrés o como un desafío personal. Pero, ¿quién no ha sentido esa desmotivación cuando el frío aterciopelado del invierno se asoma por la ventana? Yo lo he vivido; hay días en los que la cama es más atractiva que un recorrido de 5 kilómetros en la intemperie. Sin embargo, gracias a Claudia Moreno, una talentosa corredora y entrenadora, encontramos la luz al final del túnel… o mejor dicho, el calor al final del abrigo.

En este artículo, vamos a explorar cómo adaptarnos a las temperaturas bajas y sacar el máximo provecho a nuestras salidas invernales. ¿Listos para calzarse las zapatillas y salir a correr sin que el frío sea un obstáculo? ¡Vamos a ello!

El dilema del abrigo: ¿cuánto es demasiado?

Claudia nos recuerda que, uno de los errores más comunes que cometemos al correr en invierno es abrigarnos en exceso. Reconozco que en una ocasión, decidí ponerme una sudadera de lana, un chándal y una chaqueta, porque pensaba que me volvería un verdadero superhéroe del frío. Spoiler: terminé sudando como un pollo en la sala de espera de un veterinario.

Claudia nos aconseja que la mejor estrategia es vestirse de manera más ligera al principio. Esto parece contradecir la lógica, ¿verdad? Pero ¿cuántas veces hemos experimentado esa sensación escalofriante justo antes de comenzar a correr? Esa es precisamente la sensación que debes buscar. Como dice la famosa frase, “no sientas miedo al frío, ¡abraza el sudor!”.

La regla de las tres capas

Una de las sugerencias más efectivas de Claudia es seguir la regla de las tres capas:

  1. Capa base: Una camiseta de manga larga ajustada que absorba la humedad es clave. Recuerda, esta capa no debe ser de algodón, ya que este material retiene el sudor.

  2. Capa intermedia: Aquí es donde entra en juego una chaqueta ligera, compacta y transpirable. Al iniciar el trote, puedes quitarte esta capa.

  3. Capa exterior: En los días más gélidos, un cortavientos será tu mejor amigo. ¡Es como un abrigo de superhéroe que protege del frío sin asfixiar!

Proteger las partes vulnerables del cuerpo

Una buena parte de la charla de Claudia se centra en la importancia de proteger las extremidades. Es gracioso cómo muchas veces pensamos que el torso es la parte más importante a abrigar, y olvidamos que nuestras manos y pies son las troineras de nuestro cuerpo. Debemos recordar que la sangre tiene sus preferencias: ¡y no, no es la parte más cercana al corazón!

Manos y pies: el dilema del calcetín

Claudia recomienda proteger las manos con guantes y los pies con calcetines especialmente diseñados para running. Pero ojo, no se trata de sacar esos calcetines de lana que usaste hace una década que apresan hasta tu espíritu. ¡No! Los mejores son tejidos que permiten la transpiración para mantenerlos secos. Recuerda, los pies sudan y un calcetín demasiado grueso genera el efecto contrario al que buscamos.

Orejas al frío

Desde mi experiencia, llevar un gorro en días fríos no solo te hace ver increíblemente bien, sino que es un gran salvavidas. Las orejas son como esos amigos incómodos que no saben cuándo dejar de hablar (en este caso, de frío). ¡Protége las con orejeras o un gorro!

Calentamiento: ¡más vale prevenir que lamentar!

Un paso adicional que resalta Claudia es el calentamiento. Nos recuerda que antes de salir a correr en invierno, es crucial calentar el cuerpo más allá de lo que harías en primavera o verano. ¿Cuántas veces hemos sido víctimas de una lesión por empezar demasiado rápido? La mayoría, creo.

Claudia nos aconseja hacer ejercicios de movilidad en tobillos, rodillas y caderas. Es un buen momento para recordar lo que aprendimos en clase de educación física y añadir un poco de flexibilidad a nuestras vidas. ¡Esa sensación de estiramiento es como si te estuvieran diciendo “gracias!” en tu cuerpo!

Estrategias para mejorar la experiencia de correr en invierno

Eligiendo el momento adecuado

Determina qué hora del día es la más adecuada para salir. Si tienes la flexibilidad de elegir, intenta correr cuando el sol esté más alto en el cielo. Por ejemplo, correr al mediodía cuando la temperatura es más cálida puede hacer que la experiencia sea mucho más placentera. Y no olvides, una buena dosis de vitamina D siempre viene bien!

La importancia de tener un compañero

Un antiguo amigo me dijo una vez: “Correr es mejor con amigos”. Imagínate compartiendo risas sobre lo ridículo que pareces mientras tiras de un abrigo que parece una tienda de campaña. Estudios han demostrado que correr en compañía no solo mejora la motivación, sino también genera un sentido de comunidad.

Establece metas y recompensa tu esfuerzo

Nada puede ser más satisfactorio que un buen cierre de semana. Establece metas semanales y recompénsalas. Una tarde de películas o una deliciosa comida después de una buena sesión de running en invierno puede ser el aliciente perfecto.

Reflexión final: el cariño por el running

El invierno no debe ser el enemigo de nuestro amor por correr. Claudia, con su enfoque honesto y práctico, nos muestra que con las herramientas y conocimientos adecuados, podemos enfrentar a este frío con una sonrisa y un par de zapatillas.

No olvidemos que la vida es un recorrido. Cada paso cuenta y cada carrera, cada semana, se convierte en un recuerdo que suma a nuestra experiencia vital. Entonces, ¿qué estás esperando? Ponte tu abrigo ligero, abriga esas orejas y corre a conquistar el mundo, ¡o al menos el parque de tu barrio!

¿Te animas a probar estos consejos en tu próximo entrenamiento? ¡Vamos, el invierno no nos detendrá!