La Navidad: esa época del año que trae consigo luces brillantes, villancicos pegajosos y, por supuesto, interminables reuniones familiares alrededor de mesas llenas de deliciosos (y no tan saludables) manjares. Si hay algo que la Navidad pone a prueba de verdad es nuestra salud digestiva. ¿Cuántos de nosotros hemos sufrido después de una comilona navideña, deseando tener un botón de reinicio para nuestro sistema digestivo? Sencillo: todos.

Según un reciente informe de la farmacia online DosFarma, hasta 7 de cada 10 españoles experimentan problemas gastrointestinales durante estas fechas. Y no se necesita ser un genio para entender por qué. Cuando comienzas a incluir en tu dieta pesados cócteles de grasas, azúcares, carbohidratos y alcohol a raudales durante semanas, el cuerpo inevitablemente comienza a quejarse. Así que, antes de que la indigestión convertida en tu nuevo mejor amigo, hablemos de algunas estrategias para sobrevivir las festividades, sin que nuestros intestinos se rebelen.

¡A hidratarse se ha dicho!

¡Antes de que digas «un turrón más» o «solo un par de copas más», recuerda! La hidratación es clave. Aunque a veces es difícil escuchar lo que nos dice el cuerpo, especialmente cuando estamos rodeados de comida y bebida, la verdad es que el agua es un aliado precioso. Mireia Velasco, naturópata y dietista, sugiere que debemos priorizar el consumo de agua antes, durante y después de las cenas navideñas.

Hidratación no solo se refiere al agua, claro. Piensa también en infusiones como el cardo mariano y el diente de león. Sí, esos tés que a menudo despreciamos en favor de un buen vino, pueden ser tu solución para activar esos jugos gástricos y evitar que tu estómago se sienta como un tambor desafinado.

¿Atracones? No problemo, solo un caldito

Imagina que acabas de terminar una cena en la que comiste un poco más de la cuenta (quién no ha tenido esa ración extra de tarta, verdad?). Lo peor que puedes hacer es intentar «compensar» con un ayuno forzoso al día siguiente. ¡Borrón y cuenta nueva! Según Mireia, si tienes hambre, ¡come! Si el cuerpo no te pide desayuno, no te fuerces a comer. Así de simple.

A lo sumo, un caldito o una infusión pueden ser tus mejores amigos. Y ojo, no estamos hablando de ponerse a hacer una sopa de verduras a las 8 de la mañana (aunque si te apetece, adelante), sino de una manzanilla o agua caliente con limón. ¡Una verdadera utopía de alivio digestivo!

Infusiones de rescate: que no te agarren desprevenido

Si te encuentras lidiando con un malestar estomacal tras un espléndido banquete, ten a mano algunas infusiones mágicas. Las más sencillas, como la manzanilla o la menta poleo, pueden ayudarte a deshacerte de esa sensación de pesadez. ¿Tienes gases? No pasa nada, el hinojo y el comino vienen al rescate; el efecto carminativo de estas especias puede ser justo lo que necesitas.

Te dejo un consejo que aprendí a las malas: el bicarbonato de toda la vida también puede ser una solución rápida para esos momentos de emergencia. Pero cuidado con el carbón activo; tal cual como el amor no correspondido, si se usa en exceso, puede traerte más problemas que soluciones.

Comer bien después de la fiesta: frutas y risas

Hablemos de frutas, que siempre es un buen tema. La papaya y la piña son excelentes opciones para la digestión. Las frutas tropicales son famosas por sus enzimas digestivas. Así que, si decides incluirlas en tu menú post-navideño, estarás en el camino correcto, pero siempre con una cucharada de humor: ¡menos mal que las frutas no engordan (al menos eso es lo que nos decimos)!

Además, no te olvides de esos arándanos que son como esos amigos leales que siempre están ahí cuando más los necesitas. Y lo mejor de todo, pueden ser un delicioso postre si decides hacer un sorbete, lo que te hará lucir tanto saludable como sofisticado. ¡Es todo un win-win!

El arte del movimiento

En estas fiestas, es importante recordar que el movimiento puede ser un verdadero salvavidas. Sal a caminar, aunque sea para hacer la digestión de esa primera ronda de turrones. Un simple paseo puede hacer maravillas para tu aparato digestivo. Recuerda que, después de tanta comida, tu tripa no tendrá nada mejor que hacer que colaborar contigo. Además, caminar ayuda a aclarar la mente y a quemar algunas de esas calorías extra. Ya saben, ¡si no puedes con el enemigo, únete a él!

Enzimas y la solución a tus problemas digestivos

Si a pesar de todo, tu digestión se siente como un programa de televisión de los años 90 en lugar de una serie moderna y fluida, considera añadir algunas enzimas digestivas a tu rutina antes de las comidas. ¿Cuáles son las más indicadas? La papaína y la bromelina son dos grandes candidatas. Estas amiguitas son clave para descomponer esos pesados platos de pasta y postres que adoptamos como nuestros favoritos durante las fiestas.

Cuando estés en la herboristería, busca extractos que incluyan hinojo, manzanilla y esas enzimas de las que hablamos. Con solo unas pocas gotitas, verás cómo empieza a fluir ese proceso digestivo.

Resaca: el monstruo de la mañana siguiente

¿Y qué decir de la resaca? Esa sensación de que un camión de remolque ha pasado por encima de ti después de una noche de celebración. El secreto de oro es la hidratación, como mencionamos antes, y no solo el día siguiente. No olvides beber agua durante las festividades. ¿Pensabas que tus amigos estaban allí solo por la fiesta? No, ellos también son tus salvadores de la mañana siguiente.

Mireia recomienda el kuzu y la ciruela umeboshi como soluciones golosas para aliviarte tras una noche de excesos. Y sí, preparar esas infusiones puede parecer complicado, pero piénsalo: así como puedes emplear tu mayor habilidad al armar la cena navideña, puedes hacerlo con tu salud digestiva.

Para el kuzu: mezcla 1 cucharadita en un vaso de agua, calienta hasta que espese, y voilà – ¡una poción mágica para el malestar estomacal! Para la umeboshi: simplemente deja que se derrita en tu boca, y disfruta.

La Navidad es para disfrutar, no para sufrir

Finalmente, recordemos que la Navidad debería ser un tiempo de disfrute y celebración. Olvídate de los “deberías” y los “no puedo”. Tu salud digestiva no debería ser un motivo de estrés. Relájate, ríe, y disfruta de esos momentos con la familia y amigos. Como dice Mireia: «Parece una tontería, pero detrás del miedo viene mucha indigestión».

Así que, ¿estás listo para enfrentar estas fiestas con alegría y un vientre feliz? Mantente hidratado, un poco de movimiento nunca viene mal, y cuando todo lo demás falle, recuerda que siempre puedes hacer una buena infusión. ¡Salud!