La llegada del nuevo año siempre se asocia con celebraciones: cenas familiares, risas, y, por qué no, una buena dosis de espumoso para brindar. Sin embargo, para la talentosa actriz y presentadora Ares Teixidó, el 31 de diciembre se convirtió en una experiencia para el recuerdo (y no por sus momentos de alegría). En este artículo, exploraremos su inesperada aventura médica, los altibajos que experimentó y, quién sabe, tal vez extraigamos algunas lecciones sobre cuidar de nuestra salud.

Un mal comienzo: la fiebre y la automedicación

Todo comenzó de forma bastante inocente. Ares había estado trabajando en el teatro y, como cualquier persona responsable, pensó que su pequeño malestar podría solucionarse con un ibuprofeno. ¡Ah, la automedicación! Quien no ha tomado una pastilla por «si acaso» y terminado preguntándose si realmente era tan necesario, no ha vivido. Sin embargo, lo que comenzó como un simple síntoma —una fiebre que la hizo sentir como si estuviera ardiendo— se tornó en un episodio mucho más complicado de lo que la mayoría de nosotros podría imaginar.

Según relata Ares, fue el 28 de diciembre cuando comenzó a sentirse mal. En su emocionante relato en redes sociales, mencionó que la fiebre empezó a hacerse más intensa y que cada hora que pasaba se sentía peor. Ah, el placer de ignorar las señales del cuerpo. ¿Quién no lo ha hecho?

Recuerdo una vez que me negué a creer que tenía algo más que un resfriado. Tomé un par de pastillas y continué mi día… hasta que terminé en la sala de espera de un médico, preguntándome por qué toda mi vida parecía haberse vuelto en blanco y negro. Ares seguramente tuvo una experiencia similar, reconociendo que la autocrítica es esencial cuando nos enfrentamos a nuestros errores de salud.

La superheroína mamá: un regreso a lo básico

La madre de Ares, cual superheroína de capa y todo, llegó a su rescate. No se necesita una capa para ser una madre, solo un teléfono y mucha preocupación. A veces, el amor de una madre es la mejor medicina, y en este caso, fue justo lo que Ares necesitaba en un momento tan crítico.

Sin embargo, y aquí es donde empieza la verdadera batalla contra la fiebre, su madre decidió que lo mejor era tomar un tren hacia Lleida, donde estaba destinada a pasar la Nochevieja con la familia. Fue una decisión comprensible, pero con la fiebre descontrolándose y la insulina dando saltos mortales en su cuerpo, la situación se complicó rápidamente.

¿Quién no ha sentido el peso de las expectativas familiares y ha optado por «hacerlo por los demás»? Yo lo hice en un cumpleaños, donde fui a cenar con fiebre, pensando que podría disfrutar, solo para terminar durmiendo en la mesa. Parecería que Ares estaba en un camino similar, queriendo ser parte de la celebración a pesar de su deteriorada salud.

Delirios y ambulancias: la Nochevieja que no llegó

Un giro inesperado ocurrió cuando el 31 de diciembre, Ares se sintió tan mal que comenzó a delirar. No hay nada más alarmante que darse cuenta de que tu físico ha decidido tener una fiesta de locos mientras tú solo querías disfrutar de la noche. Su madre, reconociendo la gravedad de la situación y con eso de que las ambulancias no son el transporte más festivo, tomó la decisión de llamar a emergencias.

¡Imagina el caos! Una ambulancia, luces intermitentes y, por supuesto, una madre con un pánico súbito. Si algo he aprendido en la vida es que, a menudo, los hospitales tienen sus propias reglas sobre cómo se celebra un nuevo año.

Ares, con esa mezcla de ironía y humor que tanto la caracteriza, recordó cómo una vez más se encontraba atrapada con problemas de salud en una víspera de Año Nuevo. En realidad, ¿no es fascinante cómo ciertas situaciones se repiten en nuestras vidas como un disco rayado? La vida puede ser bastante cínica a veces.

Regreso a la normalidad: un nuevo comienzo

En medio de todo el caos, lo más sorprendente es que a las 9 de la noche, gracias a la medicación intravenosa, Ares pudo levantarse y vestirse para la ocasión. ¡Un triunfo! Quien haya pasado por una situación de enfermedad sabe lo impactante que puede ser pasar del «no puedo moverme» al «déjame ponerme el vestido de fiesta».

Aunque para Ares, la felicidad duró poco porque a las 12:15 ya estaba de regreso en la cama. ¡Ah, la ironía de intentar celebrar solo para volver a caer! Este momento nos enseña que, a pesar de los esfuerzos, a veces no podemos simplemente «salir» de nuestras circunstancias.

Recuerdo un año donde estaba decidido a estar en la fiesta de Nochevieja, a pesar de una fuerte gripe, y terminé cenando sopa en mi sala, con la compañía de mi gato. La vida es así, ¿no? A veces nos lleva a caminos que no esperábamos.

Reflexiones de una experiencia dolorosa

Tras toda esta experiencia, Ares compartió que se siente mejor y se prepara para volver al teatro una vez más. Hay una lección en esto, amigos: la salud siempre debe ser la prioridad. Las festividades, aunque sean importantísimas, nunca valen más que nuestra salud.

¿Qué podemos aprender de la experiencia de Ares? Aquí van algunas reflexiones claves:

  1. No ignores los síntomas: Todos los hemos ignorado, pero en ocasiones pequeños síntomas pueden convertirse en grandes problemas.
  2. Retroceder y buscar ayuda: A veces, el mejor plan es llamar a la mamá. La familia es fundamental, incluso si en el momento pensamos que podemos manejarlo todo.

  3. La salud primero, las fiestas después: No hay nada de malo en querer celebrar, pero debemos evaluar nuestras prioridades. A lo mejor ese karaoke se puede dejar para otro año.

  4. La vida debe ser vivida con ironía: A veces, el humor es la mejor forma de enfrentar nuestras circunstancias. Ares y su manera de relatar su experiencia es un claro ejemplo de esto.

Conclusiones y un brindis a la salud

Así que, mientras Ares Teixidó se recupera y se prepara para sus funciones en el teatro, nosotros podemos aprender a cuidar de nuestra salud. Las fiestas pueden esperar, pero prevenir un problema de salud debe ser siempre una prioridad.

Brindemos por el nuevo año, por Ares y por todos nosotros, que a veces nos olvidamos de cuidar de nosotros mismos en medio de la locura de la vida diaria. Que el 2023 venga lleno de risas, salud y, por supuesto, un poco de locura sana.

Y tú, ¿hemos aprendido algo valioso en esta odisea de Ares Teixidó? ¿Has tenido un momento similar en tu vida? ¡Comparte tus historias!