La madrugada del próximo sábado 26 para el domingo 27, una pequeña, pero significativa, travesura del reloj nos recordará que la vida no es más que un juego de cambios. A las 3:00 de la madrugada, ese intrigante artefacto que llamamos reloj volverá a hacer de las suyas, retrocediendo una hora, convirtiéndose en las 2:00. ¿El resultado? Una hora más de “noche” que, aunque suene atractivo, no es tan genial para todos. Pero, antes de que empieces a maldecir a tu despertador, hablemos de lo que esto realmente significa para nuestro cuerpo, nuestras rutinas y, sí, incluso para nuestro humor.

¿Quiénes son los más afectados por el cambio de hora?

Como bien señala el doctor Sergio D. Paredes, director del Departamento de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid, el cambio de hora no es un simple ajuste. Los adultos mayores y los niños son los que más sufren. ¿Recuerdas cuando tú eras niño y todo el mundo te decía que solo eras un “adulto en formación”? Parece que ellos realmente tienen un reloj biológico menos flexible. Los abuelos, por otro lado, pueden terminar cansándose mucho antes de lo esperado, y lo que es peor, ¡despertándose a horas insólitas!

Imagina a tu abuelo, confundido, pensando que el apocalipsis se ha desencadenado porque se ha despertado a las 5 de la mañana. “¿Por qué todo está tan oscuro todavía?”, se preguntará mientras se prepara un café. Pero no se pone nervioso; es solo un “fallo” en el reloj.

El cambio de hora: ¿bueno o malo para los niños?

Los niños pequeños y en edad escolar no están exentos de estos efectos. Cambiar el horario de manera abrupta puede desencadenar un mar de emociones: irritación, rabietas y dificultades para concentrarse. Gonzalo Pin, pediatra y coordinador del Comité del Sueño y Cronobiología de la Asociación Española de Pediatría, sugiere que este desequilibrio puede impactar incluso el aprendizaje. ¿A quién no le ha sucedido que, por una falta de sueño, el niño olvida cómo atarse los zapatos?

Es una faena, pero aquí puede estar la solución: antes del gran cambio, prueba a adelantarte un poco. Acostar a los niños (y a ti mismo, por supuesto) un poco más temprano durante los días previos es el primer paso para evitar un carnaval de llantos y pataletas.

Recién nacidos y el cambio de hora

Los recién nacidos hasta el año no son tan afectados por estas manipulaciones temporales. Según Pedro Gorrotxategi, presidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, ellos no tienen un reloj de 24 horas. ¡Ellos funcionan de manera diferente! Sus ritmos son de aproximadamente cuatro horas, así que no se alarman demasiado si una hora se «pierde». Ellos continuarán con su ciclo natural de comer y dormir, independientemente de lo que los adultos estemos lidiando en el mundo real.

¿Cuánto tiempo tarda en adaptarse un ser humano?

Aquí viene lo bueno. La buena (o mala) noticia es que, según los especialistas, llevaremos alrededor de cinco a diez días en adaptarnos al cambio de hora. Puede parecer que plata es tiempo, pero en el vasto mar de la vida adulta, esos días pueden parecer una eternidad.

Así que, ¿por qué no hacer de esto una especie de reto y no un deber? Cada día puedes despedirte de una hora de descanso con un toque de autoironía. “¡Bien! ¡Cada día una nueva aventura!”.

Consejos prácticos para disminuir el impacto del cambio de hora

Te estarás preguntando, “bueno, ¿y ahora qué?” No te preocupes, aquí van algunos consejos prácticos para que este cambio horario no se traduzca en un caos absoluto en tu hogar:

Para los niños

  1. Rutiniza el proceso: Varía las rutinas progresivamente antes del cambio. Si acostumbras a tu pequeño a acostarse a las 9:00 PM, intenta que este no sea un salto de 60 minutos, ¡mejor intenta hacer ajustes de 15 minutos cada noche!

  2. Ambiente oscuro y luz natural: Acostarlos en un ambiente un poco más oscuro por la noche y aprovechar la luz natural por la mañana ayudará a que su reloj biológico se adapte más rápido.

  3. Evita pantallas en la noche: Impressionantemente, los niños son más susceptibles a la luz azul de las pantallas, lo que activa su cerebro y dificulta el sueño. Así que, por amor a las pocas horas que te resta tu día, ¡evita que tu pequeño se convierta en un sibarita digital!

Para los adultos

  1. Cuidado con los estimulantes: Intenta evitar el café, el tabaco y el alcohol antes de dormir. Puede parecer una broma, pero todos sabemos que un trago de más te convierte en un zombi al día siguiente.

  2. Ajustes progresivos: Del mismo modo, modifica tu horario de sueño durante varios días. Aquellos momentos en los que piensas que serías un gran despertador de las alarmas y decides quedarte un rato más en la cama deben cesar.

  3. Haz ejercicio en el momento adecuado: Realiza tu actividad física tempranito por la mañana o un par de horas antes de acostarte. Ir al gimnasio o a una clase de yoga a medianoche solo te dejará más cansado y menos ágil en el día.

¿Y cómo nos afecta esto emocionalmente?

A medida que la luz solar se reduce hacia el final del día, muchos adultos también experimentan cambios sutiles en su estado de ánimo. Como bien ilustra el catedrático de medicina Ferran Barbé, esto se traduce a subidas y bajadas en la calidad del sueño y, por ende, en el humor. Tal vez, eres una de esas personas que se irrita sin razón aparente. Sientes que no tienes energía ni ganas de enfrentarte al mundo, y todo por una simple modificación horaria. Pero no estás solo.

El eterno debate: ¿invierno o verano?

Hay un viejo debate entre los defensores del horario de invierno y los del horario de verano. Algunos indican que el horario de invierno es el que mejor se adapta a nuestro reloj biológico, mientras que otros prefieren disfrutar esos largos atardeceres de verano. La verdad es que el horario de invierno resuena mejor con nuestra biología y la calidad de vida. Se hace necesario preguntarse: ¿realmente es divertido ir a trabajar o estudiar en la oscuridad?

Sobre este punto, el doctor Pin es claro: “el horario de invierno es el que deberíamos tener porque nos acerca a nuestro huso horario” y “cuando te alejas del horario ambiental, la calidad de vida es peor”. Así que quizás sea el momento de plantearse: ¿es la hora del cambio realmente necesaria?

Conclusión: aprender y adaptarse

El cambio de hora puede parecer una nimiedad, pero sus repercusiones son mucho mayores de lo que uno imagina. Cada vez que las manecillas del reloj giran hacia atrás, existen personitas afectadas que necesitan un tiempo extra para adaptarse. Tanto si eres un niño que lucha contra el sueño, como un adulto que intenta no arruinar su día, es importante recordar que somos seres perfectamente imperfectos, todos susceptibles a los cambios.

Así que, ¡abracemos esta nueva hora! Con un poco de preparación, estancia, y quizás un toque de humor, ¡podemos hacer de esta frustrante experiencia, una oportunidad para aprender y crecer! ¿Qué pasaría si al final de estos días de ajuste, nos diéramos cuenta de que hasta nos sentimos mejor en la rutina de un nuevo horario? Nadie dijo que cambiar de hora fuera fácil, pero al menos no tiene por qué ser aburrido.

La vida es un viaje, y cada pequeño cambio nos acerca más a nuestro destino. Así que adelante, enfrenta esa nueva hora con una sonrisa y un buen café (pero tal vez no justo antes de dormir, ¿verdad?).