La Universidad de Sevilla está en la cuerda floja. Con la llegada del final del mandato del rector Miguel Ángel Castro, la espera de sus nuevos estatutos se ha convertido en un cóctel de controversias y debates. Pero, ¿qué está ocurriendo exactamente en este venerable templo del conocimiento y la educación superior? En este artículo, haremos un recorrido por las enmiendas, las críticas y las tensiones que han rodeado este proceso, acompañado de un tono conversacional y un poco de humor —porque, al final del día, quien dijo que la política universitaria no podía ser divertida, nunca asistió a una reunión del claustro.
Una historia de enmiendas en la Hispalense
La etapa de Miguel Ángel Castro como rector está marcada por la lucha por unos nuevos estatutos que prometen ser “más participativos”. Sin embargo, el camino ha estado lleno de piedras. Desde la presentación del borrador en junio, el proceso ha sido como una partida de dominó que se cae una pieza tras otra: 12,900 alegaciones presentadas, de las cuales 122 fueron finalmente aceptadas. Pero ahora, ¡sorpresa! Solo 61 de esas enmiendas irán al debate programado. ¿Qué pasó con el resto? Podemos pensar que son como esas horas extras en la oficina que te prometen compensar, pero nunca llegan.
Con una comunidad universitaria que clamaba por cambios, el esfuerzo por recoger opiniones ha sido evidente. La catedrática de Derecho Concepción Horgué, quien ha tenido esta tarea bajo su supervisión, ha jugado un papel clave en el proceso. Pero conforme se han filtrado los detalles, la atmósfera se ha tornado más tensa que una reunión familiar en Navidad. Pregúntate: ¿Hasta dónde se puede llegar a considerar un cambio real?
Cribando enmiendas: la batalla de los candidatos a rector
Uno de los puntos más polémicos de la nueva propuesta es el requisito que se impone para poder presentar candidatura a rector. Apuntan a que, para ser candidato, se requiere algo así como un décimo dan en gestión universitaria, añadiendo que hay que tener tres sexenios de investigación y otros tres quinquenios de docencia. ¿Quién dijo que ser rector era fácil? Esto amenaza, por ejemplo, la posibilidad de que el catedrático de Geografía Manuel Marchena pueda competir por el puesto, ya que no cumple con estos requisitos.
No sé tú, pero me suena a una especie de elitismo académico. ¿Acaso no debería el proceso ser más inclusivo? Lo que debería ser una carrera abierta se convierte en un exclusivo club de amigos donde uno tiene que haber estado previamente en la lista de VIP para poder pasar.
Un estatuto “participativo”: ¿para quién?
Desde el rectorado se alardea de que este proceso ha sido el más participativo de la historia de la universidad, pero muchos en la comunidad no están tan seguros. El catedrático de Económicas Luis Ángel Hierro ha criticado que el rector ha hecho lo posible por «vetar las enmiendas que no le gustan». Si esto no es política de cocina, no sé qué lo será.
La voz de la comunidad universitaria, que habla de representatividad y participación, choca con la idea de que solo un puñado de personas puede aspirar al liderazgo de una de las universidades más importantes de España. Se respira un aire de insatisfacción que no se puede ignorar. ¿No sería mejor que un mayor número de voces se hiciera escuchar?
Las enmiendas: propuestas que desafían el status quo
Entre las enmiendas presentadas, encontramos propuestas que buscan ampliar la participación de sectores a menudo olvidados. Existe un clamor por asegurar la representación del profesorado docente e investigador en el consejo de gobierno y dar a los estudiantes voz y voto en la toma de decisiones. Y aquí es donde me acuerdo de mis momentos como estudiante, renegando con mis compañeros de las decisiones que se tomaban sin casi tener en cuenta nuestras opiniones.
Una de las peticiones más llamativas ha sido la de eliminar la asistencia religiosa en la universidad. Este punto ha hecho pensar a muchos, incluidos los que no están tan seguros de cómo se siente la religión en un ámbito académico. “¡La religión a la iglesia!”, gritaría alguno si estuviera leyendo esto. La universidad debe ser un espacio de libre pensamiento, y los estudiantes merecen un ambiente que fomente esto, así que esta enmienda tiene su lógica.
Evaluación compensatoria: un deseo estudiantil histórico
También brilla en el panorama debatido la reivindicación de la evaluación compensatoria, una medida que ya han adoptado muchas universidades en España. Se trata de dar a los estudiantes la oportunidad de aprobar si solo les queda una asignatura. Esto, que parece tan sensato, ha generado un silencio perturbador. ¿Por qué sigue en la lista de deseos y no en la de realidades? Ciertamente, el tiempo dirá quienes realmente están comprometidos con el bienestar estudiantil.
La votación: el gran día en Economía
El día señalado para el debate es este lunes en la facultad de Económicas, donde, como es de esperarse, las emociones estarán a flor de piel. Sin embargo, antes de que se inicie el gran debate, se presenta una nueva pista de la «competencia»: los decanos que aspiran a suceder a Castro, Antonio Navarro y José Luis Gutiérrez, ya han comenzado a preparar sus candidaturas. ¿Veremos una combinación de retrógrados argumentos en un supuesto crisol de ideas renovadoras?
Sería ideal que los nuevos estatutos lograran un equilibrio entre el rigor académico y la apertura a nuevas voces, pero todo dependerá del resultado del debate. ¿Será que la comunidad universitaria finalmente se sentirá representada, o se instaurará una «nueva normalidad» que perpetúe el status quo?
Conclusiones que dan mucho que hablar
La batalla de los nuevos estatutos en la Universidad de Sevilla va más allá de un simple proceso burocrático. Involucra luchas de poder entre las élites académicas y la comunidad a la que supuestamente deben servir. Hasta ahora, parece que los candidatos han ganado el juego más que los estudiantes.
A medida que avanza el proceso, queda claro que el verdadero desafío no solo es discutir enmiendas, sino un replanteamiento más profundo sobre cómo queremos que sea nuestra comunidad académica. ¿Logrará la Universidad de Sevilla elevar la voz de todos sus miembros para trazar un futuro más inclusivo? La respuesta está a la vuelta de la esquina, y desde luego que estaré muy atento a lo que suceda. ¡Café en mano y listo para el debate!
¿Te animas a acompañarme en este viaje de transformación educativa? ¡Porque aquí nadie se queda atrás!