Como muchos, me he encontrado por las redes sociales esta semana con un tema candente: las recientes palabras de Donald Trump en relación a la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Un día, parece que el ex presidente estaba dispuesto a poner la mano en el fuego por el Kremlin, y al siguiente, parece que ha decidido darle un correctivo a Vladimir Putin por continuar “machacando” a Ucrania. Pero, ¿qué hay detrás de este cambio de tono? ¿Es realmente un cambio de estrategia, o simplemente un movimiento más dentro del gran ajedrez geopolítico?
La montaña rusa de la política externa de Trump
Comencemos desde el principio. Durante meses, Trump ha estado presionando a Ucrania, criticando y reprochando sus decisiones. De hecho, se le ha visto como un defensor vocal de Putin, incluso llegó a gritarle a Volodimir Zelenski (el presidente ucraniano) y a criticar a su administración por no estar lista para negociar la paz. Como si se tratara de un debate en un bar (¡vaya, mis noches universitarias junto a una pinta de cerveza se me han venido a la mente!), la situación se ha ido tensando cada vez más.
Sin embargo, y valga la redundancia, el viernes pasado, Trump lanzó un mensaje desde su cuenta en Truth Social que sorprendió a muchos: estaba considerando sanciones contra Rusia. ¿Quién lo diría? Tal vez Trump tuvo una revelación en la piscina de su residencia en Florida mientras se tomaba una piña colada. «¡Espera un minuto!», podría haber pensado. «¿Y si en vez de reírme de Zelenski, le doy un apoyo genuino?». Bueno, quizás no fue así, pero su giro inesperado ha dejado a más de uno rascándose la cabeza.
¿Por qué el cambio?
Luego de semanas de insistir que el problema era Ucrania y no Rusia, donde los bombardeos seguían intentando convertir a ciudades en escombros, parece que la realidad finalmente golpeó a Trump como un piano cayendo del cielo – muy al estilo de las caricaturas clásicas.
Este cambio parece ser más que un simple capricho de un ex presidente con un algoritmo en su Twitter. Trump ha estado bajo una creciente presión tanto de Kellogg, su asesor especial para el conflicto, como del ala tradicional del Partido Republicano que ha abogado por «escalar para desescalar». En términos más sencillos, si se presiona a Rusia, podría considerarse una opción para conseguir un alto el fuego. Pero, hasta ahora, hemos visto muy poco de esto.
La presión interna y las encuestas
¿Y qué hay de las encuestas? Porque, seamos honestos, en esta época las encuestas parecen ser tan importantes como el último like que le diste a esa foto de un gato. Las primeras encuestas indican que muchos estadounidenses comienzan a pensar que Trump no está manejando bien el conflicto. ¿Por qué? Tal vez porque, al menos en su discurso, Trump había afirmado que la guerra concluiría en 24 horas. Con cada bombardeo, los testemunios dolorosos desde Ucrania aumentan, y el tiempo de espera también.
Es curioso cómo una idea inicial brillante se puede volver en tu contra si la realidad no se alinea con tus expectativas. ¿Acaso no hemos visto esto en nuestras propias vidas? Muchas veces pensamos que tenemos todo bajo control, pero la vida se ríe de nosotros y nos recuerda que a veces, simplemente no podemos predecir lo que sucede. Así es la política y como hemos aprendido, la guerra es aún peor.
Trump y la mesa de negociaciones
La situación se complica cuando vemos que Trump también se ha aventurado a sugerir la idea de que las tropas de la OTAN podrían ser aceptadas en Ucrania si hubiera un acuerdo de paz. Ciertamente, esto fue desmentido rápidamente por el Kremlin, que insinuó que una presencia militar de la OTAN en Ucrania no sería tolerada.
Hay que admitir que este es un momento curioso en la historia. Si Putin y Trump realmente están en contacto (y de confirmar esto jamás nos duela la cabeza), sus posiciones se están volviendo cada vez más contradictorias. Mientras Putin lanza amenazas y Trump invita a su mesa de negociaciones, ¿en qué momento se encontraron? Tal vez haya una razón por la que muchos de nosotros consideramos la política como un drama, donde los personajes principales se mueven al ritmo de una música de tensión mientras el público observa la trama desarrollarse.
La reacción de Ucrania
Mientras tanto, en Ucrania, el jefe de gabinete de Zelenski, Andriy Yermak, ha planteado de manera clara: “Si Rusia no detiene sus ataques contra Ucrania, tendrá que afrontar restricciones económicas y de otro tipo.” Es casi como si estuviera hablando directamente desde un manual de políticas de negociación típico: decirle a tu oponente que no puedes actuar sin una amenaza. La comunidad internacional observa atentamente.
¿Recuerdas cuando tus padres te decían que si no parabas de hacer ruido, te quedabas sin postre? Lo mismo ocurre aquí, las naciones juegan a este juego de “quien grita más fuerte”. Cada economía y cada nación es esencialmente parte de un engranaje en un máquina que se mueve lentamente, arrastrándose hacia la paz o, lamentablemente, más cerca de la guerra.
La conclusión inevitable
Ahora bien, ¿qué podemos sacar de toda esta locura? Este reciente “cambio” de Trump no es solo un giro dramático para aumentar su popularidad (aunque probablemente también lo sea). Lo que estamos presenciando es la lucha entre el idealismo de una paz rápida y las realidades de la diplomacia y el poder militar. El conflicto en Ucrania, la postura de Rusia y la presión sobre Trump demuestran que en el ámbito internacional no se puede dar todo por sentado.
Y mientras nos sentamos a observar esta intrincada red de decisiones, sería bueno recordar que las palabras pueden ser tanto una espada como un escudo. Cada comentario y cada reacción también tienen su peso. ¿Viajaremos hacia una solución diplomática en este videojuego de ajedrez global, o más bien hacia una escalada de tensiones aún mayores? Solo el tiempo lo dirá.
Así que, amigos, mantengan sus ojos y oídos abiertos. Vivimos en tiempos inciertos, donde un tuit puede cambiar el rumbo de la política mundial casi instantáneamente. Y antes de que se vayan, les pregunto: ¿están listos para lo que pueda venir? ¡Porque yo definitivamente lo estoy!