Todos tenemos historias de vacaciones que involucran maletas extraviadas, hoteles de horror y días lluviosos en la playa. Pero, ¿qué te parecería si tus vacaciones se transformaran súbitamente en una película de espías internacional? Mejor aún, ¿y si no fueras precisamente el héroe de la película, sino el acusado? Esto es exactamente lo que les sucedió a dos turistas españoles, quienes fueron detenidos en Venezuela acusados de «conspiración» y de estar «vinculados al Centro Nacional de Inteligencia (CNI)» de España, según informa el ministro de Interior y Paz, Diosdado Cabello. Pero como en toda buena trama, la historia se complica. Te lo cuento.
Unas vacaciones inesperadas
Todo comienza con Andrés Martínez Adasme y José María Basoa, ambos residentes de Bilbao, quienes decidieron tomar un descanso de la rutina y emprender un viaje a Venezuela. ¿A quién no le gusta una buena aventura en tierras adyacentes al Amazonas, verdad? Ahora imagina esta escena: sales de Madrid, llegas a Caracas, alquilas un coche como todo turista y te dispones a explorar los rincones desconocidos de Venezuela. Oye, ¡hasta deciden incursionar en Colombia! Ahora, eso es valor.
Pero aquí es donde la historia da un giro de telenovela al mejor estilo de las 9 de la noche. Resulta que nuestros turistas valientes, pletóricos de vacaciones, dejan de comunicarse y desaparecen el 2 de septiembre. Deja vu, ¿verdad? En un giro irónico del destino, lo que empezó como un simple paradero desconocido, se convierte en una crisis internacional.
De turistas a espías
Las familias preocupadas, sin saber nada sobre sus seres queridos y con una corazonada de que algo no va bien, denuncian la desaparición a la Ertzaintza (la policía vasca). Si te lo estoy contando a ti, es porque ya te imaginas lo que sucedió después.
En un giro de la trama al mejor estilo Hollywood, los omnipresentes agentes del gobierno de Maduro (si estás leyendo esto Diosdado Cabello, por favor, entiéndelo como humor) anunciaron la detención de los viajeros por, y aquí viene lo importante, “conspiración” y “vinculación al CNI”.
Sí, sí, leíste bien. De un momento a otro, dos turistas alegres se convierten en espías en una trama de película de suspenso. Pero claro, hay un pequeño detalle. Las familias niegan rotundamente que sus parientes sean agentes del famoso CNI. Incluso el padre de Andrés Martínez Adasme insistió vehementemente en una conversación con EL MUNDO que su hijo no trabaja para el CNI. Pobre hombre, debe de estar pasando por un calvario inimaginable, desesperado por contactar a alguien que le de información de su hijo.
Nudos y desenlaces
Nos deja pensando, ¿a quién creer? ¿A las afirmaciones de los angustiados padres ansiosos por tener noticias de sus hijos o al nuevo gobierno de Maduro acusándolos de ser espías y conspiradores? En medio de todo, lo único cierto es que los dos españoles debían haber regresado a España el 8 de septiembre, y no lo hicieron. Me pregunto, ¿se estarán preparando las palomitas para la continuación de esta historia más allá de las fronteras?
Por ahora, parece que el próximo capítulo de esta fascinante trama se escribirá en los tribunales. Porque al igual que en las mejores películas de suspense, lo único seguro es que al final de la jornada, la verdad sale a la luz.
Puede que esta no sea la historia de vacaciones que esperabas leer, pero es un ejemplo de cómo un simple viaje se puede convertir en una aventura que cruza fronteras y rompe las barreras de lo que consideramos normalidad. Queda por ver cómo se resuelve este misterio internacional. En todo caso, recuerda, nada es lo que parece y el próximo viaje que hagas, asegúrate de no ser acusado de conspiración. En el caso de Andrés y José, ahora tienen una historia de vacaciones que va a ser muy difícil de superar.
En suma, la próxima vez que te quejes de las tormentas tropicales que arruinaron tus días de playa, piensa en Andrés y José. Al menos tú no fuiste detenido como un espía internacional.