Es un bello día para hablar de política y espionaje. No, esta no es una de mis típicas historias de acción envueltas en algún eje temporal de la Segunda Guerra Mundial – ¿recuerdan aquella ocasión cuando les conté sobre mi tatarabuelo espía? No, hoy nos adentramos en un tema moderno, algo tan fresco como la última rebanada de pan de tu panadería local. Te presento, en exclusiva, la tensa atmósfera entre Venezuela y algunos países occidentales. Veamos cómo se ha calentado la sopa.
Recientemente, el Ministro del Interior de Venezuela, Diosdado Cabello -no, no es un miembro de la familia de Rapunzel- anunció la detención de dos ciudadanos españoles, junto con dos estadounidenses y un checo. ¿El motivo, te preguntas? Presuntamente estaban involucrados en una conspiración para perpetrar actos «terroristas» en el país sudamericano. Ya puedes imaginarte la escena, parece sacada de un guión de Hollywood.
Los detenidos han sido identificados como José María Badoa Valdovinos y Andrés Martínez Adasme. A tenor de las fotografías mostradas por Cabello, nuestros protagonistas parecen haberse involucrado en situaciones más tensas que un partido de fútbol de la Copa del Mundo.
Según Cabello, el grupo buscaba llevar a Venezuela «un grupo de mercenarios» con el propósito de asesinar a Nicolás Maduro, quien a pesar de las circunstancias, no es un personaje de una telenovela, sino el mandatario actual del país.
Las cuerdas de la diplomacia están tensas
Este incidente ha llegado en un momento de alta tensión entre Caracas y Madrid, más caliente que mi café matutino. Hace unos meses, tras las elecciones del 28 de julio en Venezuela, el escándalo salió a escena. Resulta que la ministra de Defensa española, Margarita Robles, decidió llamar a Maduro por su nombre, una «dictadura». Como era de esperar, esto no sentó muy bien en Caracas. ¿Recuerdas la vez que tu madre te regañó por decir verdades incómodas en la cena navideña? Pues, algo así.
No obstante, a pesar de tales acusaciones, Venezuela no ha roto las relaciones diplomáticas con España, lo que me hace pensar que aún hay esperanza para una reconciliación. Algo similar ocurrió con mi ex, pensé que nunca la volvería a ver, pero el destino nos volvió a unir en la cola del supermercado. Sin embargo, al igual que mi historia de amor, las relaciones también pueden ser impredecibles en el ámbito internacional.
Una pincelada de eventos pasados
A lo largo de los años, España ha sido blanco de numerosas acusaciones por parte del chavismo, por haber «apoyado al terrorismo». ¿Te suena familiar? Igual que tu primo Juan acusándote de robarle el último trozo de tarta en la última reunión familiar.
En el pasado, el mismo Nicolás Maduro acusó al gobierno de Mariano Rajoy de ser parte de una «conjura internacional» para derrocarlo. Quizás estemos tratando más con teorías de conspiración que con hechos, pero ¿quién soy yo para aseverar nada? Soy solo un humilde bloguero atrapado en el extraño mundo de las noticias internacionales.
No sería aconsejable, para ningún país, cortar lazos comerciales con España, después de todo, los inversores españoles parecen estar en todas partes, lo cual podría ser peor que encontrar a tu suegra en tu luna de miel.
Reflexiones finales
En conclusión, aunque la tensión entre Venezuela y países como España parece ser más rígida que mi rutina de yoga matutina, todavía existe una ligera posibilidad de diálogo. Tal vez se necesite de un intermediario, un poco de diplomacia, vino español y arepas venezolanas para suavizar el ambiente, pero al fin y al cabo, nada es imposible. Recuerda, las relaciones diplomáticas son como el clima, aunque parezca tormentoso, siempre puede salir el sol. Tal vez sea hora de aparcar este curioso asunto. Adentrémonos en otro. ¿Has oído hablar de las hormigas zombie…?