La Copa del Rey 2025 quedó grabada en la historia del baloncesto español, no solo por la espectacularidad del evento, sino por el desenlace que dejó a muchos aficionados con el corazón latiendo a mil por hora. El enfrentamiento de este año se llevó a cabo en la vibrante Las Palmas de Gran Canaria, y fue un encuentro que prometía ser épico: Real Madrid contra Unicaja. Dos gigantes del baloncesto español que han definido la última década con sus emocionantes duelos. Pero, ¿quién iba a pensar que Unicaja sorprendiera a todos con un dominio tan claro?

Pongamos las cartas sobre la mesa: después de observar las semifinales y los desempeños previos en el torneo, varios de nosotros esperábamos una batalla encarnizada, un tira y afloja digno de las leyendas. Sin embargo, lo que vivimos fue una clase magistral de baloncesto, un espectáculo que nos recordó que, a veces, las palabras «david» y «goliat» se invierten de forma inesperada.

Unicaja: un trabajo coral digno de admiración

Desde el pito inicial, quedó claro que Unicaja estaba en la cancha para demostrar que su éxito en ediciones pasadas no había sido pura suerte. Cada jugador cumplió su rol al milímetro, y eso es algo que solo los grandes equipos logran. Con un Kendrick Perry deslumbrante, quien terminó anotando 27 puntos y siendo el MVP indiscutible, el equipo malagueño firmó una actuación colectiva que, sinceramente, dejó al Real Madrid viendo estrellas en el parqué.

Tal vez podría ilustrar lo que sentí al ver a los jugadores de Unicaja moverse: se parecía a un bien ensayado ballet. Pero, ¿y el Real Madrid? Los merengues comenzaron con la presión habitual, pero a medida que avanzaba el juego, la incertidumbre se apoderó de ellos. Difícilmente se puede remontar cuando el contrario juega al nivel que lo hizo Unicaja, con una eficacia que hacía recordar a aquellos grandes equipos de la historia.

Un vistazo a un pasado glorioso

Recordemos aquella famosa jugada en el Martín Carpena, allá por marzo de 2011, cuando un triple de Prigioni llevó a la locura a la afición madridista y Garbajosa respondió con otro triple igualmente épico. Aquellos momentos quedan grabados en la memoria como auténticas obras de arte baloncestísticas. Pero en 2025, el lienzo se pintó de verde, y justo cuando pensábamos que el centro de atención estaba en Madrid, los de Ibón Navarro hicieron que el mundo mirara hacia Málaga.

El partido: un ir y venir de emociones

Al inicio del primer cuarto, todo parecía indicar que tendríamos un partido cerrado. Unicaja empezó ganando, seguido de cerca por un Madrid que intentaba mantenerse en sus pasos. Pero la presión se empezó a hacer palpable. Uno se pregunta: ¿sería la ansiedad de ser el favorito lo que los llevaría a la derrota?

A mitad del primer cuarto, con el marcador 10-11 a favor de los andaluces, los nervios empezaron a aparecer. Serge Ibaka, un veterano en la cancha, se perló en el juego. Algunos de nosotros recordamos donde estábamos cuando escuchamos su nombre por primera vez. ¿Pudo haber sido una decisión táctica? Quizá.

La primera mitad del partido terminó con Unicaja en ventaja. ¿Alguien pensaba en ese momento que el Real Madrid podría revertir la situación? La respuesta no tardó en llegar: sí, todos lo pensábamos. Después de todo, es el Real Madrid.

La segunda mitad: la defensa que dejó sin palabras

Si pensabas que las aguas se calmarían en la segunda parte, estabas equivocado. Ambos equipos volvieron del vestuario con la misma determinación, pero fue Unicaja quien mostró más agresividad en la defensa y le otorgó al Real Madrid la amargura de encestar solo 3 de 15 desde detrás de la línea de tres puntos.

En mis días de baloncesto amateur, siempre recordaba que un equipo es tan fuerte como su defensa. Quizá es por eso que, mientras veía el partido, me encontraba recordando esas intensas prácticas en la cancha de mi colegio, tratando de conseguir la pirueta perfecta o el mate (el cual nunca conseguí, todo sea dicho). A veces me preguntaba: “¿hubiera funcionado esta jugada en el recreo?”

¿Cual es la receta del éxito?

A lo largo del encuentro, quedó claro que la victoria de Unicaja se fundamentaba en un trabajo en equipo excepcional. Cada jugador entendió su papel y no se desvió de la misión. Pero también hay un polémico factor que puede influir en este resultado: la ausencia de las estrellas de la plantilla del Real Madrid. Mario Hezonja y Facundo Campazzo no lograron tener el impacto deseado. La presión sobre estos jugadores debe ser inmensa, así que no es de extrañar que a veces se apagan bajo el foco.

Imagina la frustración de Hezonja, quien no fue capaz de superar el desafío. ¡Y eso que siempre está dispuesto a darlo todo! Pero cuando Sergi Llull, el eterno capitán del Madrid, se convierte en tu única esperanza, sabes que las cosas se están poniendo feas.

La espectacular explosión en el cuarto final

El último cuarto fue un carrusel de emociones, donde parecía que el Real Madrid se estaba reactivando. Con cada triple de Campazzo, era como si los fanáticos gritaran al unísono: «¡Espera, no te vayas aún!» Pero cada vez que parecía que volvían, Unicaja respondía con otra bomba de su propio arsenal.

La reacción inmediata del entrenador del Madrid, Chus Mateo, fue pedir un tiempo muerto. A veces, no hay nada como una pausa para recuperar el aliento. A ver, ¿no les ha pasado que en los días de mucho estrés laboral recuerdan un viaje a la playa y, por un segundo, todo se siente mejor? Ese tiempo muerto fue precisamente eso para Madrid: un intento de recuperar el control en un partido que parecía resbalárseles entre los dedos.

El desenlace: Unicaja se consagra campeón

El final fue de locura. Unicaja terminó arrasando con un 93-79, llevándose a casa su tercera Copa del Rey. La imagen de Perry levantando el trofeo será recordada por generaciones. ¿Y qué tal se sentía en el sofá del patrocinador, el actor Salva Reina, mientras disfrutaba del espectáculo? Imaginen que este hombre, reciente ganador de un Goya, celebraba el triunfo de su equipo local mientras recordaba otros grandes momentos que tuvo en el cine.

Finalizando el evento, se dejó claro que Unicaja no solo se conforma con el rol de «el que sorprende». Están aquí para quedarse, y con su segundo triunfo en tres años, es evidente que tienen la ambición de hacer historia en la Liga ACB.

Reflexiones finales sobre esta Copa del Rey

¿Qué podemos sacar en claro de esta Copa del Rey 2025? Tal vez la más grande lección de todas sea que el baloncesto es un deporte en el que todo puede suceder; en el cual, incluso el gigante puede caer ante el valor de un grupo más pequeño que trabaja en conjunto.

Desde luego, la historia del baloncesto en España sigue emocionando a nuevos y viejos aficionados, y el recuerdo de la final de la Copa del Rey de este año es uno más en el vasto libro de relatos que el baloncesto español ofrece a sus seguidores.

Nos queda el tiempo por delante para seguir disfrutando de esta emocionante temporada, y solo nos queda preguntarnos: ¿cuál será el próximo capítulo en la fabulosa historia de las canastas? 🏀