En estos días, la violencia de género sigue siendo un tema que nos desgarra como sociedad. La historia que voy a contarles es trágica, con raíces profundas en el machismo y la falta de protección para las víctimas. Este relato no es solo uno más de tantos que llenan los titulares de los periódicos, sino un recordatorio potente de la vulnerabilidad que enfrentan muchas mujeres en nuestro país, y la urgencia de actuar frente a esta problemática.

Un crimen que sacudió a toda una comunidad

La localidad de Liaño de Villaescusa se vio envuelta en el horror en 2021, cuando José Reñones fue declarado culpable de asesinar a su pareja, Eva Jaular, y a su hija de solo once meses. Este tipo de crímenes son más comunes de lo que nos gustaría creer, y su impacto reverbera en las familias y comunidades, dejando una huella imborrable. Pero, ¿por qué se produce este tipo de violencia?

Recordemos que el jurado concluyó que Reñones había actuado en un acto de «dominación machista». Esta situación me lleva a reflexionar sobre cómo la cultura machista está tan arraigada en nuestra sociedad. Es como si tuviéramos una sombra persistente que sigue acechándonos, intentando convencernos de que la violencia es una forma de demostrar poder.

El juicio y el testimonio de la defensa

Reñones se defendió, alegando que no participó en esos asesinatos y que los testimonios en su contra eran falsos. Durante el juicio, sus declaraciones fueron, en el mejor de los casos, perturbadoras. Afirmó que nunca estuvo en la casa de Eva, cuando la geolocalización de su móvil contradecía esa afirmación. Eso y el hecho de que envió mensajes de WhatsApp cargados de amenazas y humillaciones a Eva y a su pequeña, hablan de un patrón de conducta inquietante.

Una de las frases más espeluznantes que envío a Eva fue: “No la quiero. La odio. Quiero verla muerta.” Además, incluso se dirigió a su propia hija con una amenaza: “Cualquier día apuñalo a la niña.” Estas palabras, más allá de hacer eco en un juicio, deberían servirnos como alerta. ¿Hasta dónde tiene que llegar un ser humano para agredir de esa manera a las personas más cercanas?

Estoy seguro de que muchos se sentirán identificados con la idea de que, en ocasiones, deseamos establecer límites en nuestras relaciones. Pero lo que nunca debemos permitir es que esos límites se conviertan en un «te quiero matar.» No es solo trágico, es inadmisible.

La condena y sus implicaciones

Al final del juicio, el jurado decidió por unanimidad que Reñones era culpable de ambos asesinatos. La Fiscalía solicitó prisión permanente revisable —es decir, el máximo castigo que se puede imponer en España— para el asesinato de su hija. Imaginen la magnitud de esta decisión: de materializarse esta condena, sería la primera vez que la pena máxima se impone en esta comunidad autónoma.

Pero antes de que celebremos esta victoria, es crucial recordar que la verdadera victoria sería que tales crímenes no sucedieran jamás. ¿Realmente estamos haciendo lo suficiente para prevenir la violencia machista? La respuesta parece ser un no rotundo.

La importancia de la prevención

Es fundamental que tomemos medidas proactivas para combatir la violencia machista. Esto incluye la educación desde la infancia, la concienciación en las escuelas y el apoyo a las víctimas. La Ley Orgánica de Protección a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI) es un paso en la dirección correcta, pero necesitamos más que leyes; necesitamos un cambio cultural.

A muchas mujeres se les enseña a ser amables y comprensivas, pero, ¿quién les está enseñando a defender sus derechos? En mi vida cotidiana, he visto cuánto puede cambiar la vida de una persona cuando se le da la información adecuada para identificar situaciones de abuso. La clave está en tener el conocimiento y la valentía para actuar.

Ayuda inmediata para las víctimas

Medidas como el teléfono 016, que atiende a las víctimas de violencia machista las 24 horas del día, son esenciales. Pero, ¿cuántas mujeres conocen este recurso? Y si lo conocen, ¿cuántas se sienten realmente cómodas llamando? La vergüenza y el miedo a no ser creídas o a ser criticadas son barreras muy reales que muchas mujeres enfrentan.

Para quienes no puedan hablar por teléfono, la aplicación ALERTCOPS ofrece una alternativa valiosa, permitiendo a las víctimas enviar una señal de alerta a la Policía con su geolocalización. Sin embargo, esto también plantea una pregunta importante: ¿Deberíamos recargar a las víctimas de responsabilidad para que sí busquen ayuda? La respuesta es un gran no. Lo que necesitamos es un soporte activo, no una carga más sobre sus espaldas.

El papel del estado y nuestra responsabilidad

El caso de Liaño de Villaescusa es un recordatorio claro de que, como ciudadanos, también tenemos una responsabilidad. ¿Cuántas veces hemos ignorado las señales de alerta en nuestro entorno? Tal vez no se trate de ser testigos de un crimen, pero sí podríamos estar escuchando a alguien que sufre. Proporcionar apoyo puede hacer una diferencia enormemente positiva en la vida de alguien.

Es fundamental recordar que la violencia machista no solo afecta a las mujeres, sino que también tiene repercusiones en la sociedad en su conjunto. La familia, la comunidad y, en última instancia, cada uno de nosotros queda marcado por estos horrendos crímenes. Por eso, necesitamos crear un entorno donde se hable abiertamente de la violencia, y donde las víctimas sientan que su voz tiene importancia.

Reflexionando sobre el futuro

No podemos permitir que casos como el de Liaño de Villaescusa se conviertan en otro número en las estadísticas. Cada uno de esos números es una vida, un sueño y una esperanza destrozada. Si algo hemos aprendido de situaciones como esta es que nunca es demasiado tarde para hacer un cambio.

Así que, amigos, ¿cómo vamos a actuar? La lucha contra la violencia de género no es solo una tarea del gobierno o de las organizaciones; es un esfuerzo conjunto en el que cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. Es un viaje largo y difícil, pero si nos unimos, podemos empezar a transformar nuestra sociedad.

En resumen, no debemos desviar la mirada de la dura realidad de la violencia machista en España. Con cada historia trágica como esta, tenemos la oportunidad de aprender, de crecer y de cambiar. Y aunque los desafíos son enormes, no perdamos la esperanza. Cambiar el mundo comienza con una simple conversación. Así que hablemos de ello, compartir este artículo podría ser el primer paso para crear conciencia.

Recursos útiles

Finalmente, para quienes necesitan ayuda o conocen a alguien que la necesite, aquí están algunos recursos:

  • Teléfono 016: 24 horas al día, atención en 53 idiomas.
  • Correo electrónico: [email protected]
  • WhatsApp: 600 000 016
  • Fundación ANAR: Teléfono 900 20 20 10 para menores.

Recuerden que cada llamada cuenta, que cada palabra puede hacer la diferencia. Porque, al final del día, todos podemos ser un candil en la oscuridad.