La historia de nuestras ciudades está llena de secretos, como un viejo armario de la abuela que, al abrirse, desvela una colección de recuerdos, algunos de ellos casi olvidados. En Zaragoza, exactamente en la orilla derecha del río Huerva, un nuevo hallazgo arqueológico se ha asemejado a ese misterioso armario. Restos del antiguo convento de San José de los Carmelitas Descalzos, junto con una necrópolis islámica del siglo X, han salido a la luz durante unas catas arqueológicas que nos recuerdan la riqueza y complejidad de nuestro pasado. Prepárate, porque esta historia es más fascinante de lo que parece, y seguramente te dejará con ganas de aprender más.
Un vistazo a la excavación arqueológica
¿Cuándo fue la última vez que hiciste una excavación en tu patio? Bueno, quizás no fue en el patio, pero este tipo de esfuerzos son comunes en la arqueología, donde cada cucharada de tierra removida puede desvelar una parte de nuestra historia colectiva. La reciente excavación comenzó hace apenas diez días, cerca del número 4 de Camino de las Torres, junto a la calle Salvador Madariaga. Este proyecto es parte de un esfuerzo mayor para regenerar las riberas del río Huerva, que se había convertido en una prioridad para el Ayuntamiento de Zaragoza.
Un convento con historia
El antiguo convento de San José no es solo una edificación más en una ciudad llena de arquitectura impresionante. Fundado en el siglo XVI, este convento tuvo múltiples roles en su vida. Durante Los Sitios de Zaragoza, un período crucial en la historia de la ciudad, el convento se convirtió en un fortín de defensa. Las guerras dejan cicatrices, y algunas lo hacen en forma de edificios. Más tarde, pasó a funcionar como cárcel en el siglo XIX y luego como cuartel hasta bien entrada la mitad del siglo XX. ¿Puedes imaginarte todos los secretos que esas paredes guardarían si pudieran hablar?
En la década de los 70, el convento fue arrasado en el contexto de la conocida Operación Cuarteles, donde se demolieron diversas estructuras para dar paso a la urbanización.
La contribución de las catas arqueológicas
La consejera de Cultura, Educación y Turismo, Sara Fernández, ha sido una voz activa en la preservación del patrimonio de Zaragoza. Como ella misma señaló: “Siempre trabajamos con el objetivo de preservar, estudiar y difundir todo nuestro patrimonio e historia”. Vaya, un mantra que debería estar grabado en la entrada de cada museo. Cada vez que se acomete un proyecto en la vía pública, el área de cultura evalúa si se deberían realizar catas arqueológicas. ¿Por qué? Porque a veces los avances modernos pueden tropezar con los fantasmas del pasado.
La excavación en la ribera del Huerva ha dado paso a descubrimientos significativos. Restos de la necrópolis islámica del siglo X, que han sido encontrados, demuestran que esta área ha sido un lugar de importancia a lo largo del tiempo. José Juan Domingo, el jefe de la Sección de Arqueología del Ayuntamiento, mencionó que ya se han hallado 25 enterramientos, con posibilidad de que aparezcan más en el futuro. ¿No es emocionante pensar en lo que puede estar enterrado en nuestro propio patio trasero?
Documentando el pasado
Una de las partes más interesantes de este proceso arqueológico es el meticuloso trabajo de documentación que se realiza. Cada hallazgo se documenta con topografía, dibujos, fotografía e imágenes aéreas. ¡Es como una gran tarea de arte y ciencia a la vez! Después de esa cuidadosa documentación, los restos serán trasladados para su estudio en el Cuartel de Pontoneros, la sede del servicio arqueológico municipal.
Aprovechando la visita, ¿alguna vez te has preguntado cómo se sienten los arqueólogos cuando sacan a la luz algo que puede cambiar nuestra comprensión de la historia? A medida que descubren muros de cimentación y otros restos, es inevitable sentir una especie de conexión con quienes vivieron aquí siglos atrás. De hecho, los arqueólogos ya han comenzado a limpiar y analizar los hallazgos, incluso llevando a cabo estudios forenses de los restos humanos con el apoyo de la Universidad de Zaragoza.
La mezcla de lo antiguo con lo moderno
Es fascinante cómo un simple proyecto de regeneración urbana puede entrelazarse con la rica tapeza de la historia de una ciudad. Los fragmentos cerámicos encontrados, como los que llevan la inscripción «S. Joph» y «descalz», nos remiten directamente a las Carmelitas Descalzos de San José. Cada pieza cuenta una historia, y cada inscripción es un recordatorio del pasado.
Mientras se trabaja en la excavación, también se han encontrado restos de un proyectil de mortero francés utilizado durante Los Sitios de Zaragoza. Es como encontrar una «cápsula del tiempo» entre las tierras. Irónicamente, el mismo lugar que en su día fue testigo de la guerra y la destrucción, ahora está siendo cuidadosamente desenterrado para contar su historia.
Una necrópolis que habla
El hallazgo de la necrópolis islámica es uno de esos eventos que hacen que los corazones de los historiadores latan con fuerza. Pensemos en ello: 25 personas han sido enterradas allí, con sus propias historias, sueños y aspiraciones, ahora narradas a través de la arqueología. La comunicación entre culturas es fascinante, y este descubrimiento resalta la importancia de la convivencia en las diferentes eras de la historia. En un mundo actual donde las divisiones son comunes, es un recordatorio de que todos compartimos un mismo suelo, aunque a veces sea un poco más complicado de lo que debería ser.
¿No te parece un buen momento para reflexionar sobre nuestras raíces?
Mirando hacia el futuro
Mientras el proyecto de regeneración del río Huerva avanza, es crucial que no se pierda de vista la importancia de preservar nuestro patrimonio. En tiempos donde la velocidad del desarrollo urbano puede presionar a las autoridades, se necesitan iniciativas que no vean los restos del pasado solo como obstáculos, sino como oportunidades para unirnos con nuestra historia.
Sara Fernández ha dicho: “Estos hallazgos nos dibujan partes de un gran puzle histórico de momentos que vivió nuestra ciudad”. Dicha frase resuena profundamente, porque cada pieza de este rompecabezas es un eco del pasado que merece ser entendido y valorado.
Reflexiones finales
Como cualquier buen historiador te dirá, la historia no es solo un relato de hechos; es el viaje de la humanidad. Cada vez que un artefacto es descubierto, un capítulo se reescribe, ofreciendo un nuevo matiz que podría cambiar nuestra comprensión de los eventos. La arqueología, en sí misma, es una forma de acercarnos a un mundo que de otro modo estaría perdido en la niebla del tiempo.
Así que, la próxima vez que camines por las calles de Zaragoza, recuerda que en cualquier esquina podrías estar pisando los ecos de una necrópolis, los vestigios de un convento o, simplemente, los pasos de aquellos que vinieron antes que nosotros.
¿No es asombroso pensar que el suelo que pisamos es un tesoro escondido, esperando ser descubierto? Desde luego, cada habitación de ese viejo armario tiene un propósito, y cada hallazgo arqueológico en Zaragoza nos acerca un poco más a los relatos que aún tienen que ser contados.
En conclusión, es un momento emocionante para los amantes de la historia y para todos los que habitamos Zaragoza. La excavación arqueológica no solo revela el pasado, sino que también ofrece la oportunidad de aprender y crecer como sociedad. Así que, ¡sigamos excavando (figurativamente, claro) hacia adelante y aprendiendo de nuestro pasado!