La Lotería de Navidad en España es un evento que parece reunir a toda la nación alrededor del televisor, con una mezcla de esperanza, nerviosismo y esa extraña calidez navideña que nos hace sentir un poco más optimistas. Cada 22 de diciembre, el famoso “Gordo” se convierte en protagonista, y todos nos lanzamos a buscar esa combinación mágica que cambiará nuestras vidas. Pero, ¿realmente hay algo detrás de la elección de la terminación de nuestro décimo? ¡Vamos a sumergirnos en este fenómeno!
¿Qué pasa con las terminaciones?
Cuando se trata de la Lotería de Navidad, no es poco común ver a la gente mirando con atención los números. Y no, no solo porque no hayan aprendido sus lecciones de matemáticas, sino porque las terminaciones reales de los números parecen tener un peso significativo en la mente colectiva. Pero aquí es donde entra el dilema: ¿Importa realmente la terminación que eliges?
José Manuel López Nicolás, autor del libro Un científico en el supermercado, lo aclara: “Si compras un décimo, da igual la ciudad, la administración o la terminación: tu probabilidad individual de que te toque el Gordo no cambia, es 0,00001”. Así que, quizás la próxima vez que te encuentres en la fila comprando tu décimo, puedas sonreír con la seguridad de que, ¡al final del día, todas las elecciones llevan a la misma probabilidad de ganancia!
Pero, por supuesto, las probabilidades no impiden que las terminaciones más comunes sean objeto de rituales casi mágicos, ¿verdad? Después de todo, somos humanos, y nos encanta buscar patrones en lo que parece un mar de caos.
Un vistazo a las terminaciones afortunadas
Ahora bien, si desglosamos las cifras, nos encontramos con que hay algunas terminaciones de dos cifras que han sido más afortunadas que otras a lo largo de la historia. Y aunque deberíamos tener presente la lógica y las leyes de la probabilidad, es difícil no sentir una chispa de esperanza al ver que el 85 ha ganado el primer premio del Gordo en siete ocasiones:
- 85 – (1841, 1858, 1867, 1868, 1900, 1915 y 2005)
- 57 – (1820, 1846, 1871, 1878, 1881 y 1932)
- 64 – (1821, 1948, 1961, 1976 y 1987)
- 65 – (1901, 1905, 1937, 1960 y 2008)
- 75 – (1825, 1835, 1843, 1869 y 1962)
- 90 – (1831, 1876, 1946, 2019 y 2022)
Mientras miro estas cifras, no puedo evitar pensar en mi primer año en la universidad. Era diciembre, y un grupo de amigos y yo decidimos hacer una pequeña apuesta en la Lotería de Navidad. Naturalmente, elegimos el número 85, simplemente porque todos nos gustaban los números con “5”. Nos reíamos como si tuviéramos alguna posibilidad real de ganar. Al final, gastamos más en cañas que lo que ganamos, pero ¡hey, la experiencia fue divertida!
Sin embargo, la realidad de la Lotería es que, quizás, hasta es posible que algunos elijan números simplemente porque tienen un significado personal, como el año de nacimiento de algún ser querido o fechas importantes en sus vidas. En este sentido, no hay nada de malo en aferrarse a esas tradiciones, ya que la Lotería también trae consigo un sentido de comunidad y de unión familiar.
Las cifras que nunca aparecen
Si bien algunas terminaciones tienen una buena reputación, hay otras que parecen estar en una especie de lista negra. Palabras como “nunca” o “siempre” son absolutas y, por ende, un poco peligrosas. Sin embargo, aquí es donde entra la estadística: el Gordo nunca ha terminado en 09, 10, 21, 25, 31, 34, 41, 42, 43, 51, 54, 59, 67, 78 y 82. ¿Lo notaste? Sin duda, esos números tendrán que encontrar un nuevo hobby o al menos un cambio de imagen, ¿no?
Imagínate comprando un billete con un 09 y pensando: “Claramente esto me llevará a la fortuna”. Te darás cuenta después que elegiste la terminación menos deseada. Es como pedir un café expreso y que te traigan un descafeinado en una mañana fría… muy decepcionante.
Las cifras finales: ¿Hay un patrón?
Hablemos ahora de las cifras finales, que también tienen su miga. Resulta que el 5 es el rey de los números, apareciendo 32 veces como terminación premiada. Y le siguen el 4 y el 6, cada uno con 27 apariciones. Pero, curiosamente, los números menos afortunados han sido el 1, el 2 y el 9.
La pregunta que ronda en la mente de muchos es: ¿es posible que estemos induciendo a la suerte eligiendo ciertas cifras finales? Tal vez hay un proceso subconsciente que nos lleva a sentir que un número, por su historia, puede traer suerte. O mejor dicho, ¡los supersticiosos siempre encontrarán una excusa para seguir haciendo lo que han hecho siempre!
Una tradición valiosa
El Sorteo Extraordinario de Navidad es parte fundamental de la cultura española. No solo es emocionante, sino que el dinero recaudado también se destina a causas que realmente pueden hacer una diferencia. La emisión asciende a 3.860 millones de euros, con unos 2.702 millones de euros destinados a premios. Eso significa que, incluso si no resultas ser uno de los afortunados, al participar, estás contribuyendo a una navidad un poco más brillante para otros.
Reflexionando sobre esto, pienso en todas las siguientes navidades que pasaré y en cómo continuaré disfrutando del sorteo. La risa, el canto de los niños de San Ildefonso y esa extraña euforia de “este es el año” es lo que realmente hace que esto valga la pena.
Reflexión final
Así que la próxima vez que estés allí, en la administración de loterías, eligiendo ese décimo, recuerda que, aunque la terminación puede parecer importante, la experiencia y el espíritu navideño son lo que realmente importa. Entre las risas, las bromas y encontrar ese número especial, es posible que descubras que los verdaderos premios son los momentos compartidos con amigos y familia.
Y, ¡quién sabe! Tal vez tu número traiga la suerte que tanto deseas. Pero si no, al menos tendrás otra anécdota para contar la próxima vez que salgas a una cena donde el tema de conversación siempre termina en “¿te imaginas si nos hubiera tocado el Gordo?”. Al final, es todo un juego de emociones.
¿Te atreverías a comprar ese décimo sin mirar la terminación? ¡Quizás la verdadera magia está en dejarse llevar!