La jornada 7 de LaLiga nos dejó un partido emocionante entre el Real Madrid y el Deportivo Alavés que terminó con un marcado de 3-2. Un encuentro donde el espectáculo estuvo a la orden del día, pero también las dudas sobre la concentración y el desempeño de los merengues, que se vieron un tanto relajados en los últimos minutos. Si eres fanático del fútbol, no querrás perderte esta recapitulación de lo que ocurrió en el Santiago Bernabéu.

Un inicio fulgurante: la magia de los primeros minutos

Si hay algo que caracteriza a un buen partido de fútbol, es comenzar con goles rápidos. Y vaya que el Madrid cumplió este requisito de una manera espectacular. Con apenas 55 segundos en el cronómetro, Lucas Vázquez, que podría ser llamado el «quiebrasueños» de la defensa alavesa, remató a puerta tras una jugada magistral que inició Valverde. Esa combinación mágica comenzó el espectáculo en el Bernabéu.

Pero no nos engañemos, cuando un equipo empieza un partido con una inyección de adrenalina como esa, es fácil pensar que la fiesta apenas comienza.

El gol de Kylian Mbappé: a este chico hay que ponerle un lazo

A continuación, Kylian Mbappé, con toda su técnica y potencia, demostraría por qué es uno de los jugadores más seguidos en el mundo. En el minuto 40, tras una impresionante combinación con Bellingham, recibió el balón a 30 metros de la portería. La manera en que se quitó a un par de defensores de encima y luego fusiló la portería, fue como un recordatorio de que el fútbol sigue siendo, en esencia, una danza.

¿Te imaginas ser el defensor que intenta frenar a Mbappé? Sería como intentar detener a un Ferrari con una bicicleta. Justo eso sintió Diarra, quien probablemente aún se esté preguntando cómo fue a parar al suelo tras ese recorte mágico.

Un segundo tiempo emocionante pero desconcertante

El segundo tiempo comenzó con la misma energía. Rodrygo Goes, con su incansable espíritu, marcó el tercer gol en el minuto 48 tras un error defensivo de sus rivales. Esto llevó a muchos a pensar que el Madrid podría haber hecho una fiesta del encuentro, pero aquí es donde el guion se torna extraño.

¿De qué sirve la intensidad si te relajas en el final?

Luego de un tercer gol que parecía poner el partido en modo “descanso”, el Real Madrid se permitió una especie de siesta. No sé si fue el cansancio acumulado o la confianza desmedida, pero el Alavés apreció ese momento de relajación y comenzó a atacar en los últimos minutos. ¿Te ha pasado alguna vez que dejas todo en la pista, y cuando te relajas, te das cuenta de que no terminaste de hacer tus tareas? Esa fue la sensación para Ancelotti en el banquillo.

Con un 3-1 marcado por Benavídez en el minuto 85 y poco después, un gol de Kike García que dejó a todos con el corazón en la mano, los blancos parecían haber perdido el plot de la película. La grada, que había estado celebrando alegremente, comenzó a inquietarse. La desconexión en los últimos diez minutos era desconcertante y no era el fin que los aficionados esperaban.

Una defensa en alerta: ¿cansancio o falta de concentración?

Todos hemos sido adolescentes en algún momento de nuestra vida, y si logramos superar la etapa de la pereza por las mañanas para ir al colegio (lo que equivaldría a los 90 minutos del partido), es una victoria. Pero no creas que eso se traduce a un equipo de fútbol profesional. La desconcentración en la defensa del Real Madrid fue más que evidente, y esto generó críticas, algunas incluso entre sus propios aficionados.

La imagen estaba clara: el Madrid había mostrado su capacidad para golear, pero en la última línea el equipo se dio un festín de goles. Esto desató la ira de Ancelotti, cuya calidez en el banquillo parecía cambiar a una fría mirada de desaprobación.

¿Qué sigue para el Real Madrid y el Deportivo Alavés?

La próxima jornada presenta un desafío aún mayor para el Real Madrid con un derbi contra el Atlético de Madrid. ¿Podrán mantener la intensidad durante los 90 minutos? Sería decepcionante para los merengues que se permitan un desliz ante su eterno rival. La reputación y la confianza están en juego, y es bien sabido que esos son elementos a utilizar como combustible.

Por otro lado, el Deportivo Alavés, aunque se fue con una derrota, demostró que nunca hay que bajar la guardia. Con una actitud positiva, el equipo puede aprender de este encuentro. Después de todo, el fútbol es un juego de altibajos. Recuerda lo que dijeron «si caes, levántate»; así son también los equipos, y eso es lo que hace este deporte tan emocionante.

Reflexiones finales: una jornada llena de emociones

En resumen, lo vivido en el Santiago Bernabéu fue un claro recordatorio de que en el fútbol, todo puede cambiar en cuestión de minutos. El Real Madrid mostró su potencial goleador, pero también dejó en evidencia que la concentración es vital para mantener la ventaja. ¿Te imaginas cómo se sentía la afición tras el pitido final? Su alegría por la victoria se vio mezclada con la preocupación por el desempeño del equipo en momentos clave.

El viaje continúa esta temporada y, como bien dicen en el mundo del fútbol, cada partido es una historia diferente. Con cada gol se tejen nuevas narrativas y la afición sigue siendo la verdadera protagonista de esta gran obra. Así que, querido lector, prepárate porque la temporada apenas comienza y aún hay mucho fútbol por disfrutar.

Al final del día, todos somos un poco como el Real Madrid. A veces brillamos intensamente, y otras, dejamos que las cosas se nos vayan de las manos. Así que, ¿listos para el próximo episodio del emocionante mundo del fútbol? ¡Nos vemos en la próxima jornada!