El Real Madrid sigue demostrando su poder en la Euroliga tras un arranque incontestable en 2025. En su último enfrentamiento, los blancos se llevaron la victoria frente al Zalgiris con un aplastante resultado de 64-83. ¿Qué más podemos esperar de un equipo que no ha conocido la derrota desde el pasado 12 de diciembre? En este artículo, exploraremos cómo el equipo, bajo la dirección de Chus Mateo, ha logrado mantener su imbatibilidad y lo que esto significa para su futuro en el torneo.
¿Un comienzo de año de ensueño?
Como aficionado al baloncesto, siempre me emociona el inicio de un nuevo año. La sensación de que todo es posible, de que se pueden romper récords y establecer nuevas metas, es electrificante. Recuerdo un año en particular en el que mi equipo favorito empezó con una racha victoriosa. Fue uno de esos momentos en que el cielo era el límite, y es justo lo que parece estar sucediendo ahora con el Real Madrid.
La última victoria llega de la mano de un Zalgiris que les había complicado las cosas hace un mes, y ¡vaya que lo hicieron! En ese entonces, el Madrid se fue a casa con un ánimo un tanto golpeado. ¿Pero quién diría que un mes después la historia cambiaría drásticamente?
El Zalgiris Arena como campo de batalla
El enfrentamiento tuvo lugar en el Zalgiris Arena, uno de los recintos más intimidantes de la Euroliga. Es como jugar en una jaula de leones, y aunque los aficionados lituanos sabían levantar el ambiente, el Madrid no se dejó amedrentar. Sin embargo, no todo fue fácil desde el inicio; el equipo local empezó dominando gracias a su impresionante capacidad de meter triples, dejando a los blancos con una defensa que parecía descoordinada.
¿A quién no le ha pasado alguna vez sentirse abrumado al inicio de algo? Recuerdo mi primer partido de baloncesto en el instituto, donde mi único objetivo era sobrevivir al primer cuarto sin hacer un ridículo. ¡Resultó ser más difícil de lo que pensaba!
El primer cuarto: un pequeño tropiezo
El primer cuarto fue un baile peligroso para el Real Madrid. Con un Zalgiris disfrutando del aro, los blancos se enfrentaron a una situación que, para ser honestos, era comprometida. Permitir que el rival metiera seis triples en ese primer cuarto y finalizar el periodo con un marcador de 26-15 en contra no era lo que se había planeado. ¿Se imaginan a los seguidores en las gradas? Atónitos, con los dedos cruzados esperando que el equipo despertara.
Pero la experiencia del Madrid no es nueva en estas circunstancias; tras pasar el primer cuarto en el diván de los psicoanalistas, decidieron volver al juego con otra mentalidad.
La estrategia que cambia el rumbo
Al comenzar el segundo cuarto, el Madrid decidió apretar el acelerador, y vaya que aceleraron. Con un renovado enfoque defensivo y una segunda unidad que se hizo notar, la situación comenzó a cambiar. En este tramo, Serge Ibaka se convirtió en el jugador clave, liderando el marcador con un inesperado pero bienvenido despliegue de energía.
Es como esa historia en la que el protagonista, que siempre parece ser el chico común, de repente se descubre como un rayo de esperanzas para su equipo. Ibaka, en la forma en que decidió aplicar su fuerza, nos recordó a esos héroes del cine que siempre tienen un as bajo la manga.
El tercer cuarto: fin del sufrimiento
El paso por los vestuarios fue como una pausa en un concierto épico; uno sabía que la acción volvería con más fuerza. El Madrid demostró ser un equipo serio al encarar el tercer cuarto, marcando 43 puntos del total en el último partido. Con Dzanan Musa y su increíble habilidad para anotar, se presentó un espectáculo digno de la Euroliga.
¿No es maravilloso cuando uno de esos jugadores que siempre ha estado un poco a la sombra finalmente se hace notar? Con una secuencia de siete puntos consecutivos, Musa tomó el protagonismo y dejó claro que este Madrid no iba a ser menos.
La respuesta que esperábamos
Con un equipo que optaba por el ataque y una defensa cada vez más sólida, al final del tercer cuarto, el marcador mostraba un claro 46-55 a favor del Madrid. La conversión de un momento tenso en un ambiente de celebración es algo que todos nosotros podemos valorar. De hecho, me hizo recordar cómo, en una ocasión, un equipo de amigos logró voltear una partida de fútbol en el último minuto. ¡Qué recuerdos!
El último cuarto: la consagración
El último cuarto fue pura estrategia. Bajo la dirección de un Chus Mateo motivado, los blancos continuaron con su racha imparable. Un parcial de 0-13 fue la declaración de intenciones más contundente que se había visto. Los triples de Ibaka y Andrés Feliz fueron como fuegos artificiales en una noche de verano. La jugada se hacía mejor cada vez, y sí, el Zalgiris ya no sabía por dónde salir.
¿Se imaginan tener una noche de fiesta y ver cómo de repente, lejos de ser el alma de la fiesta, uno se convierte en el objeto de risa? Así se debe haber sentido el Zalgiris cuando el Real Madrid se adueñó del juego, dejando a los locales sin respuestas.
Una victoria significativa
Al final, el partido terminó con un marcador que habla por sí solo. El Resumen de 43 puntos anotados por la segunda unidad frente a los 40 de los titulares es un claro indicio de que el Real Madrid ha encontrado un equilibrio. ¿Y no es eso lo que uno quiere ver en un equipo? La capacidad de todos los jugadores de contribuir, no solo el liderazgo de unos pocos.
¿Qué le espera al Real Madrid?
Con esta victoria bajo el brazo, el Real Madrid se posiciona para un camino prometedor en la Euroliga. La estrategia de Chus Mateo comienza a rendir frutos, y aquellos que creían que este equipo no tenía lo suficiente para luchar por el título pronto podrían tener que repensarlo.
Recuerdo cómo en un campeonato escolar de baloncesto, mi equipo llegó a las finales como el “Caballo oscuro”, y nos lo tomábamos en serio. En cambio, a medida que avanzábamos en el torneo, cada vez más personas comenzaron a creer en nosotros y, sorprendentemente, ¡terminamos ganando!
Reflexiones finales
Es emocionante ser testigo de cómo un equipo puede levantarse de sus cenizas, aprender de sus errores y convertirse en un verdadero contendiente. La empoderada actuación del Real Madrid no solo se refleja en los números, sino también la forma en que se han adaptado, crecido y, sobre todo, disfrutado del baloncesto.
Imaginen por un minuto lo que podría significar para la afición blanca si este impulso continúa. La alegría de ver al equipo volver a su grandeza es un regalo que todos deseamos recibir.
Así que, aficionados del baloncesto, ¡estar atentos! El recorrido del Real Madrid es un espectáculo que no querrás perderte. ¿Quién sabe? Tal vez la próxima victoria decida el futuro del baloncesto en este 2025.
Recuerda, cada partido es una historia en sí misma. ¡Hasta la próxima! 🎉