En un mundo donde la economía es un tema tan candente como el café de la mañana, Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno español, ha encontrado en el semanario británico The Economist un inesperado aliado en sus esfuerzos por defender su gestión económica. Si te parece raro, ¡bienvenido al club! ¿Quién iba a pensar que un líder cuya relación con el periodismo ha sido a veces tensa, ahora citaría a una publicación de corte liberal en plena defensa de su legado?
La rueda de prensa y sus logros económicos
Era un día cualquiera en la sede del Gobierno, en Moncloa, y Sánchez decidió hacer una de esas ruedas de prensa que no solo sirven para informar, sino también para intentar vender una imagen. «España es hoy un país mejor de lo que era hace seis años». ¿Seis años? ¡Oh, cómo pasa el tiempo! Recuerdo que hace seis años yo estaba lidiando con mis propias crisis de juventud y no prestaba mucha atención a la política. Pasé por una fase de «no quiero saber nada» y ahora, aquí estoy, analizando lo que uno de nuestros altos funcionarios dice en un discurso.
Lo que realmente me llamó la atención fue que Sánchez usó datos de The Economist como si fueran su mejor aliado en un debate. Eso significa que las cosas han cambiado, y parece que España está en el buen camino, al menos según el semanario británico. Según un informe reciente, España es la economía más sólida de entre los países desarrollados en 2024, con cinco indicadores clave en su haber: PIB, comportamiento de la Bolsa, inflación, evolución del desempleo y déficit público. Esto, por supuesto, es música para los oídos de cualquier político que quiera seguir en el poder.
El apoyo de un semanario británico
No es ninguna sorpresa que un presidente busque apoyo externo, especialmente de medios de comunicación. The Economist, conocido por su enfoque crítico y a veces mordaz, ha estado en el centro de atención en varias ocasiones. En este caso, su respaldo parece dar un golpe moral a las críticas constantes que provienen de la oposición y de algunos sectores de la sociedad.
En el mismo día que se publicó el informe, el presidente estaba citando a The Economist en el Congreso, como un niño que muestra su boletín de calificaciones. ¿Pero realmente somos tan buenos como se dice? Me siento un poco escéptico, como si estuviera viendo una película de Hollywood con un final predecible.
La calidad democrática en la balanza
Sin embargo, el tema de la economía siempre viene acompañado de varios acompañantes, como la calidad democrática. Después de que The Economist publicara un artículo en octubre que afirmaba que “Sánchez se aferra al cargo a costa de la democracia española”, la situación se tornó tensa en Moncloa. Como cuando en una reunión de amigos se saca a relucir un secreto que todos querían mantener oculto.
El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, fue uno de los primeros en salir al paso. Dijo que el Gobierno no estaba preocupado, ya que The Economist considera a España “una de las democracias más asentadas del mundo”. Pero, como siempre, hubo un pequeño detalle: desde 2021, España recibió la etiqueta de «democracia con imperfecciones». Vaya forma