El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha decidido poner en marcha una iniciativa que tiene el potencial de transformar el panorama energético en España. Esta nueva propuesta de mercado de capacidad busca asegurar que la energía llegue a nuestros hogares incluso en las noches más gélidas y cuando el viento decida tomarse un descanso. Pero, ¿qué significa realmente este mecanismo y cómo afectará a los consumidores? Acompáñame en este recorrido por el paisaje eléctrico español, lleno de sorpresas, números y, por supuesto, algo de humor.
¿Qué es un mercado de capacidad?
Imagina que estamos organizando una cena en casa. Todos han confirmado que vendrán, pero de repente, uno de los invitados se da cuenta de que no tiene tiempo para preparar su plato. Entonces, decides tener un par de pizzas de respaldo en el congelador, solo por si acaso. Eso, en esencia, es lo que hace un mercado de capacidad: asegura que en caso de un aumento inesperado en la demanda de energía, siempre haya recursos disponibles para cubrirnos las espaldas.
El nuevo sistema, que comenzará a operar con subastas en 2025, permitirá que diversas tecnologías de generación y almacenamiento se presenten a las subastas, asegurando así que tengamos suficiente capacidad para enfrentar la demanda en momentos de «estrés» en la red eléctrica. En palabras del Ministerio, este mecanismo es “un seguro que el regulador compra en nombre de los consumidores”. Pero, al final del día, ¿quién pagará por este «seguro»?
El costo de la seguridad energética
Aquí es donde las cosas se ponen un poco más complicadas. Según lo anunciado, los costos de este nuevo sistema recaerán sobre los consumidores. Así que, en la misma línea que cuando decides no ir al supermercado y haces una versión improvisada de tu receta, lo que acabas pagando por esa pizza de respaldo puede ser un poco mayor de lo esperado.
Y, hablando de sorpresas, ¿sabías que en España hay miles de megavatios (MW) de gas que están infrautilizados? Esto es tan ineficiente como dejar que un coche de lujo recoja polvo en el garaje. Aparentemente, hace un año, un informe de Red Eléctrica de España (REE) hizo sonar la alarma, advirtiendo que sin este tipo de mecanismos, nuestra querida red eléctrica podría caer en un estrés similar al de un estudiante a punto de presentar su tesis final.
Cómo funcionarán las subastas
Volviendo a las subastas, aquí hay un pequeño truco. Habrá tres tipos de subastas: la principal, las de ajuste y las transitorias. La principal se celebrará cada año y estará destinada a contratar servicios hasta cinco años en el futuro, mientras que las subastas de ajuste se lanzarán para solucionar problemas de cobertura que puedan surgir de manera más inmediata. Esto es como tener un plan de emergencia para tu jardín; si las plantas no aguantan bien, siempre puedes volver a sembrar (o en este caso, subastar recursos).
Lo interesante es que en estas subastas podrán participar no solo las grandes empresas energéticas, sino también los consumidores dispuestos a reducir su carga (sí, tú también podrías) y los agregadores independientes, que son modelos de negocio relativamente nuevos. Quizás en el futuro veamos a alguien ofreciendo pizzas en lugar de tarifas eléctricas.
Flexibilidad y energía renovable: el futuro es ahora
Una de las grandes novedades de este sistema es su capacidad de adaptación. Las tecnologías que participan tendrán que ser flexibles porque hoy en día, la energía renovable no siempre es constante. En semanas de viento suave, por ejemplo, puede que necesitemos un poco más de energía solar o líneas de almacenamiento para asegurarnos de que nuestros hogares no acaben siendo neveras.
Además, se requerirá que las centrales que participen en las subastas tengan emisiones de CO2 por debajo de 550 gramos por kilovatio-hora. Esto excluye a las centrales de fuel, que de por sí son como ese amigo que siempre lleva la misma camiseta del año pasado a las fiestas. La idea es impulsar tecnologías que no solo sean rentables, sino también limpias.
¿Quiénes se benefician de este nuevo sistema?
A primera vista, parece que el sistema está diseñado para ayudar a los gigantes energéticos, pero la realidad es que también hay un lugar para los pequeños. Empresas emergentes que están desarrollando tecnologías de almacenamiento o soluciones de eficiencia energética verán una oportunidad aquí. Y, ¡quién sabe!, quizás dentro de poco tengamos un Tesla de la energía. Pero, ¿estamos listos para una revolución así?
Sin embargo, hay que ser claros; la participación de las empresas no significará que todas van a salir ganando. Las que hayan estado recibiendo incentivos del viejo sistema, con pagos por capacidad, deberán elegir entre seguir en ese camino o adaptarse al nuevo. Es como si estuviéramos en un juego de “quítate tú para ponerme yo”.
Necesidad y proporcionalidad: el gran dilema
Ahora bien, uno de los puntos fundamentales que subrayan desde el Ministerio es que este mecanismo no será aprobado de manera caprichosa. Se justifica a través de un análisis exhaustivo de cobertura que determinará si es realmente necesario adoptar este mecanismo. ¿Quieres comprar una nueva consola de videojuegos? Primero, tendrás que demostrar que tu Xbox actual realmente está dando problemas.
Este análisis se realiza con un estándar de fiabilidad que se basa en lo que los técnicos han llamado el cociente entre el costo de incrementar la firmeza y lo que la demanda está dispuesta a pagar. Si esa relación da la razón, se pone en marcha el sistema. ¡Así que no te sorprendas si ves a ingenieros sudando sobre sus gráficas!
¿Qué hay del futuro energético de España?
Si bien el mercado de capacidad es un paso ambicioso, no se puede ignorar el hecho de que formará parte de un mosaico más grande de políticas energéticas en España. Con el objetivo de ser independiente en sus fuentes de energía, la nación está a la vanguardia del discurso europeo sobre la transición energética. Según las proyecciones, se espera que haya un aumento significativo en la producción de energía renovable en los próximos años, que complemente el nuevo sistema de mercado de capacidad.
Aunque este sistema promete ser un salvavidas, mucha gente se pregunta: ¿será suficiente? La respuesta no es sencilla. Algunos ven en este movimiento una señal de progreso, mientras que otros se cuestionan la efectividad real de la implementación del sistema.
Reflexiones finales
El nuevo mercado de capacidad en España es como uno de esos rompecabezas completos que parecen fáciles de armar hasta que te das cuenta de que te falta una pieza. Puede traer consigo la promesa de un suministro eléctrico más fiable, pero también plantea preguntas cruciales sobre la rentabilidad para los consumidores y la viabilidad de las inversiones en energía renovable.
A medida que nos acercamos al inicio de la implementación de este sistema, se vuelve cada vez más evidente que la transición energética está aquí para quedarse. La pregunta es, ¿estamos todos listos para este cambio? ¿Estás dispuesto a bajar un poco el aire acondicionado en verano si eso significa un futuro más verde? ¿O preferirías seguir dependiendo de esas viejas y ruidosas máquinas de gas que nos han acompañado por tanto tiempo?
Lo único seguro es que, a día de hoy, la sabiduría popular sigue vigente: “no hay mal que por bien no venga”. Así que, a prepararnos para un surtido eléctrico lleno de posibilidades y con la esperanza de que estas subastas al final sean realmente una inversión en nuestro futuro energético. Después de todo, el futuro está justo a la vuelta de la esquina, y no podemos permitir que se nos escape.