El panorama económico en Galicia, como en muchas partes del mundo, está lleno de altibajos, desafíos y oportunidades. La Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) ha hecho sonar la campana, y el mensaje es claro: necesitamos un marco regulatorio y presupuestario que favorezca la competitividad y el crecimiento sostenible. ¿Pero cómo se logra esto? ¿Qué implica realmente para las empresas y para la ciudadanía gallega? Vamos a explorar estas preguntas, pero no sin antes añadir un toque de humor y empatía como un buen condimento.
Un marco regulatorio sólido: la base de la competitividad
Imagina que estás en una partida de ajedrez, con cada movimiento que haces afectando el resultado final del juego. Así se siente la economía: cada regulación, cada presupuesto, es un movimiento que puede hacer que una empresa florezca o se sienta como un peón que no tiene claro hacia dónde ir. Desde la CEG, se enfatiza la necesidad de un “marco regulatorio institucional” que proporcione certidumbre a las empresas. Es casi como pedirle a un chef que siga una receta sin tener todos los ingredientes a la mano; es complicado y, honestamente, frustrante.
La importancia de la planificación presupuestaria
Con los presupuestos de 2025 a la vista, desde la CEG se han planteado preguntas críticas sobre cómo serán estos fondos. ¿Facilitarán el desarrollo de infraestructuras? ¿Apostarán por salud, educación y vivienda? Son elementos fundamentales para el crecimiento. Después de todo, si un país no invierte en su pueblo, ¿cómo se espera que el pueblo devuelva esa inversión en forma de mano de obra competente y productiva?
Aun así, el presidente de la CEG nos recuerda lo esencial: “Los presupuestos deben responder y apoyar la transformación de nuestro sistema productivo.” A veces me pregunto si esta transformación se parece más a un cambio de look drástico en un reality show de moda que a algo que afectará nuestras vidas cotidianas. Y, curiosamente, en ambos casos, ¿quién nos asegura que el resultado final será digno de aplausos?
El dilema fiscal: ¿quién paga la cuenta?
Uno de los puntos más controvertidos ha sido la presión fiscal que soportan tanto empresas como ciudadanos gallegos. Vieites, el presidente de la CEG, lo describe como una carga que hay que aliviar. ¿Quién no se ha sentido alguna vez como un burro cargando con más de lo que puede llevar? En Galicia, la bonificación del 50% en el impuesto de Patrimonio se queda corta en comparación con otras comunidades, como Madrid, donde la bonificación alcanza el 100%. ¿Qué tal si pudiéramos aprender un poco de la competencia y empezar a experimentar con algunas de esas estrategias fiscales?
Los impuestos sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados también son enemigos que muchos gallegos quieren desterrar. Por si no lo sabías, estos impuestos pueden disminuir el valor de las empresas, ¡y eso definitivamente no ayuda a la economía local! En este sentido, hay una clara necesidad de fomentar un entorno que incentive el relevo generacional en negocios familiares, algo tan típico en Galicia.
La transparencia como motor de confianza
Hablando de confianza, no hay nada que desanime más a un empresario que la falta de claridad sobre los fondos europeos. Vieites lo menciona: sigue siendo necesaria más transparencia en la ejecución y gestión de estos recursos. Si la información sobre el uso de los fondos es tan confusa como la trama de una novela de misterio, ¿cómo se espera que las empresas puedan planificar y ejecutar sus proyectos?
En mi experiencia personal, imagínate estar en medio de un proyecto brillante, tener ideas innovadoras, pero sin saber si los recursos estarán disponibles o si los fondos se verán atrapados en un laberinto burocrático. La frustración se transforma rápidamente en desigualdad, y eso no es algo que le deseemos a nuestra hermosa Galicia.
Fondos europeos: una brújula en aguas inciertas
Con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia en el horizonte, se hace evidente que Galicia necesita optimizar su uso. Vieites ha levantado la voz para exigir que se permita a la comunidad asumir más planificación y gestión. No es el primer paso que se da para conseguir más autonomía, pero es uno crucial. ¿Por qué no darles a los gallegos las riendas y dejarles dictar el rumbo de su propio barco?
Las acciones propuestas incluyen acelerar la ejecución de obras y infraestructuras clave. Teniendo en cuenta el aumento de precios, ¿no sería genial que también se consideraran medidas para reducir el absentismo laboral? Estoy convencido de que si los empleados se sienten valorados y cómodos en su espacio de trabajo, la productividad se disparará. ¡Es un ganar-ganar!
Crear un ecosistema favorable para las empresas
Es fascinante pensar cómo los pequeños cambios pueden desencadenar grandes resultados. La CEG ha recomendado ajustes en las contrataciones públicas, un enfoque más flexible que facilite la financiación de proyectos, y un exhaustivo seguimiento de cómo se ejecutan los fondos. En palabras simples, se trata de crear un ecosistema donde la inversión se traduzca en un crecimiento sostenible.
No, no se trata de inventar la rueda nuevamente; simplemente se busca mejorar lo que ya existe. Como a menudo le digo a mis amigos, no necesitas llevar el último modelo de cuadro de bicicleta para disfrutar de un buen paseo; a veces, una buena revisión de la que tienes te llevará mucho más lejos.
Un cierre optimista para un futuro incierto
Al final del día, el camino hacia una economía más competitiva y sostenible en Galicia está lleno de desafíos, pero también de oportunidades brillantes. Necesitamos que los presupuestos sean algo más que números en una hoja de cálculo; necesitamos que reflejen nuestros sueños y aspiraciones como comunidad.
Así que, querido lector, ¿qué piensas sobre todo esto? ¿Te animas a participar en el diálogo sobre el futuro de Galicia? Ya sea que seas un empresario, un empleado, o un simple ciudadano que mira esto desde la barrera, tu voz cuenta, y cada opinión es una pieza más en el rompecabezas que estamos intentando resolver.
¿Estamos listos para hacer que nuestro sistema productivo funcione? La respuesta está en nuestras manos, ¿no crees? Así que, vamos, ¡manos a la obra!