La industria del teatro musical en España se encuentra en una encrucijada. En medio de melodías vibrantes y actuaciones emocionantes, los ecos de una lucha laboral pueden oírse cada vez más fuerte. ¿Y quién es el encargado de poner en el centro del escenario este tema? ¡Nadie menos que Nacho Cano! Sí, el icónico productor musical, conocido por su trabajo con Mecano, está en el ojo del huracán debido a unas recientes decisiones judiciales que han puesto bajo la lupa sus prácticas laborales. Vamos a desglosar este fascinante —y a veces caótico— escenario.

El despido improcedente que encendió la chispa

En 2023, un tribunal condenó a la empresa de Nacho Cano a pagar casi 12,000 euros a Aitor Antruejo, un músico del musical Malinche, tras un despido considerado improcedente. Imagínate esto: trabajas duro durante meses, sumergido en ensayos y actuaciones, y al final te dicen que tu rendimiento no es el adecuado. ¿Te imaginas la cara de Antruejo al recibir la notificación? Una mezcla de incredulidad y frustración, supongo. Si algo ha demostrado este caso, es que no hay nada como un juicio para que los secretos salgan a la luz.

La sentencia, que fue sostenida por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), dictó que había sido un despido improcedente, ya que la empresa intentó aplicar un convenio que beneficiaba económicamente a la productora, un hecho que ya había tenido repercusiones en casos anteriores. Por ejemplo, en julio de 2023, otro bailarín de Malinche fue igualmente despedido y también recibió una indemnización justa. El poder judicial parece estar haciendo su trabajo, aun cuando algunas prácticas laborales de la industria musical pueden parecer sacadas de un musical tragicómico.

¿Por qué es importante este precedente?

El caso de Antruejo va más allá de un simple despido. Marca un hito significativo en la lucha por los derechos laborales de los músicos en España. La Coordinadora de Músicos de Teatro Musical (CMTM) lleva meses abogando por un convenio específico para los músicos que les permita tener condiciones laborales adecuadas y justas. ¿No es increíble pensar que un grupo de artistas en un sector tan visible como el teatro musical no tenía garantizados sus derechos laborales?

Como le ocurrió a Antruejo, muchos músicos han denunciado que han estado enfrentándose a dificultades constantes porque las productoras muchas veces aplican convenios laborales más favorables para ellas, en lugar de los convenios de actores y actrices que protegen mejor a los trabajadores. Esto es como si, en vez de garantizar la misma tarifa para todos los trabajadores de un concierto, el promotor decidiera pagar a los técnicos de sonido lo que se le antojara. Lamentablemente, aún hay quienes se aprovechan de esta falta de normativa.

Una anécdota personal

Cuando era joven, había un festival de música en el que soñaba con tocar. Recuerdo estar en mi habitación practicando durante horas, imaginando cómo sería el aplauso del público. Pero también recordaba las historias de músicos que, al igual que Antruejo, tenían que lidiar con pagos atrasados y condiciones penosas. Después de todo ese esfuerzo, ¡resultaba que podría no llegara a cobrar! Afortunadamente, no llegó a ser mi caso, pero este tema ha sido una sombra para muchos que buscan abrirse camino en la música. ¿No es un poco desalentador?

La estrategia legal de las empresas en el mundo musical

Es fascinante cómo se definen las dinámicas de poder en el entorno laboral de los musicales. En su defensa, la empresa de Nacho Cano intentó argumentar que Antruejo era un “músico” y no un “actor”, tratando de eludir la aplicación del convenio correspondiente. Aquí es donde entramos en un territorio pantanoso: es como si un restaurante intentara cobrarte más por un plato simplemente porque estaba hecho con una manera diferente de preparar tofu.

Sin embargo, el tribunal no se dejó engañar. Lo que está en juego es demasiado importante. La decisión del tribunal no solo representa una victoria para Antruejo, sino que también establece un precedente legal crucial para futuros casos. Podría ser que en breve veamos una verdadera revolución en los derechos laborales de los músicos en España, algo que muchos han esperado durante años.

Pero, ¿por qué las empresas parecen preferir complicar las cosas en lugar de simplemente hacer lo correcto? Esa es la pregunta del millón. Tal vez tienen miedo de que si empiezan a dar indemnizaciones justas, tendrán que hacerlo siempre. O tal vez les aterra que más músicos empiecen a hablar y exijan lo que probablemente merecen. Entre los que sí lo hacen está la Coordinadora de Músicos de Teatro Musical, que ha levantado la voz por sus colegas durante este tiempo de incertidumbre.

Enfrentando barreras legales y culturales

Los problemas que enfrentan los músicos en España son multifacéticos. No solo hay un problema de convenio, sino también de percepción cultural. La sociedad ha tendido durante mucho tiempo a ver la música como algo que uno “debe hacer por amor al arte” y no como una profesión legítima que merece respeto y compensación adecuada. Esta mentalidad puede ser muy perjudicial.

Hablando de amor al arte, me acuerdo de una vez que decidí tocar en un bar local. El dueño me prometió un buen pago, pero cuando llegó la hora de cobrar, su excusa fue: “pero tú lo haces por pasión, ¿verdad?”. A lo que respondí: “Sí, y debo pagar el alquiler principalmente con pasión”. Si tan solo más personas entenderán lo realmente complicado que es vivir de algo que amamos.

La llamada de atención sobre los falsos becarios

Las malas noticias no se detienen ahí. La situación de Cano en los juzgados no solo se limita a despidos irregulares. En paralelo, enfrenta acusaciones por haber traído a varios falsos becarios de México, a quienes aparentemente habría animado a eludir controles aduaneros en España. Estamos hablando de un verdadero laberinto legal que podría desencadenar una ola de problemáticas éticas en la industria.

Cano está programado para declarar como imputado en enero de 2024. Ahora, imagínate ser un becario en esta situación. ¿No sería aterrador pensar que, mientras intentas dar tus primeros pasos en la industria del entretenimiento, te encuentras en medio de una investigación que podría empañar tu carrera? La presión debe ser abrumadora.

Por supuesto, Cano rechaza las acusaciones, alegando que todo es parte de un ataque en su contra debido a su apoyo a figuras políticas como Isabel Díaz Ayuso. Este juego de acusaciones y defensa solo añade más dramatismo a una historia que ya era como un thriller de Hollywood.

Reflexionando sobre el futuro del teatro musical en España

La historia de Nacho Cano y el caso de Aitor Antruejo son solo las puntas de un iceberg más grande que pone de manifiesto la falta de protección y derechos de los trabajadores en la industria del teatro musical.

El cambio no ocurrirá de la noche a la mañana, pero gracias a sentencias como la de Antruejo, se abren nuevas puertas para que otros artistas exijan lo que merecen. Si hay algo que hemos aprendido de este caso es que, al final del día, la música debería ser un lugar de creación y disfrute, no de explotación y sufrimiento.

La comunidad musical se une

Cada vez más músicos y actores se están uniendo para luchar por sus derechos y luchar contra la norma de las condiciones laborales injustas en el sector. Ver cómo la comunidad musical se une para trabajar por un cambio es realmente alentador. Y, aunque parece que el camino sea largo, cada pequeño paso cuenta.

Así que, amigo lector, si alguna vez te encuentras en una situación complicada, ya sea en el escenario o en la vida, recuerda que la lucha por lo que es justo no es solo un acto de valentía, sino una necesidad. ¿Quién sabe? Tal vez en unos años estemos hablando de una revolución de derechos laborales que enviará ecos a través de la historia del teatro musical.

Conclusión: La música como un refugio y un campo de lucha

El caso de Nacho Cano y los músicos de Malinche no solo pone en evidencia las injusticias que prevalecen en el teatro musical. Se trata de un llamado a la acción para todos nosotros: artistas, productores y el público en general. La música no es solo un entretenimiento; es una forma de vida que merece respeto y protección. Para todos los que amamos el arte, la lucha por los derechos laborales está lejos de terminar, y es crucial mantenernos informados y apuntar a la acción.

Recordemos que, al igual que en un buen musical, hay momentos de drama, comedia y, sobre todo, esperanza. Al final, la música nos conecta, nos deja una lección y, si nos unimos en la lucha, puede traer consigo un cambio real. ¿Te atreves a unirte a la conversación?