El mundo de la danza está en constante evolución, lo que lo convierte en un reflejo de los cambios sociales y culturales. Y cuando se trata de transformación, pocas cosas son tan impactantes como la reciente llegada de Muriel Romero al frente de la Compañía Nacional de Danza (CND). Su nombramiento -anunciado en julio de este año- ha hecho eco en todos los rincones del panorama cultural español. ¿El motivo? ¡Por primera vez en la historia de la CND, la performance y las artes vivas tendrán un lugar privilegiado en su repertorio!
Un nuevo horizonte para la CND
Durante una rueda de prensa celebrada en la sede de la CND, Romero desglosó un modelo que promete modificar la forma en que percibimos la danza en España. Seamos sinceros: la danza clásica tiene su belleza, pero agregar un toque de innovación y modernidad puede ser como añadir una pizca de sal a un plato insulso.
Como alguien que ha tenido el placer (y la, a veces, dolorosa experiencia) de asistir a múltiples funciones de danza, debo decir que la idea de ver a La Ribot o a Cuqui Jerez enriquecer el repertorio de la CND es un soplo de aire fresco. ¿A cuántos de nosotros no nos encantaría ver a estas aclamadas artistas en acción, trayendo su visión única y su creatividad a una plataforma tan prestigiosa?
La mirada hacia las creadoras
Uno de los aspectos más destacados de la propuesta de Romero es su dedicación a incluir a más mujeres creadoras. En su discurso, fue clara y directa: «Todas son coreógrafas consagradas de la historia de la danza española y no se entiende cómo no han pisado esta compañía todavía». Esta frase, más que un simple comentario, se siente como un grito por la equidad de género en un ámbito que, tradicionalmente, ha sido dominado por hombres.
¿Te imaginas cómo sería el mundo del arte si las mujeres pudieran brillar con la misma intensidad que sus compañeros? Es un cambio que no solo beneficia a las artistas, sino que enriquece la experiencia cultural de todos. Por ejemplo, reunir a Mónica Runde, María Muñoz y Marina Mascarell bajo el mismo techo es un sueño tunante para cualquier amante de la danza.
Abrazando la tecnología y la diversidad
Si bien es cierto que la CND tiene raíces profundas en la danza clásica, Romero tiene planes ambiciosos de traer la tecnología al escenario. «Me sorprende ir al Auditorio Nacional y no ver a bailarines entre el público», decía Romero, apuntando a una desconexión que ella está decidida a romper. Así que, si pensabas que la danza y la tecnología no podían coexistir, prepárate para un gran cambio.
Imagina talleres donde se intercalen filósofos, ingenieros y bailarines, creando un espacio donde cada disciplina aprende de la otra. Sería como una especie de «reality show» donde el arte y el ingenio se encuentran. Quién sabe, podríamos terminar viendo un espectáculo en el que los bailarines no solo mueven el cuerpo, sino también el mundo digital.
Descentralización: llevando la danza a lo rural
Uno de los conceptos que Romero ha dejado claro es su intención de descentralizar la CND de las grandes ciudades hacia entornos más rurales. Esto me hace pensar en aquellos días en los que la danza llegaba a los pueblos más pequeños, donde la desconexión con la cultura solía estar a la orden del día. ¿Quién no recuerda la alegría de ver un espectáculo de danza en la plaza del pueblo? Hay una magia única en llevar el arte a quienes menos tienen acceso a él.
Audiciones: un nuevo elenco para la CND
Pero, ¿qué viene después? Muriel Romero ha anunciado audiciones para elegir a 26 nuevos bailarines que formarán parte de la CND. Aparentemente, estos bailarines no solo tendrán que ser técnica y artísticamente dotados, sino que también deberán tener “una identidad muy clara” y ser capaces de aportar desde su propia interpretación. Hablando desde la experiencia, esto me recuerda a cuando intenté unirme a un grupo de danza en la universidad; era como si necesitaran un currículum vitae no solo de logros, sino de personalidad.
Si eres un bailarín que aspira a unirse a la CND, podrías pensar que es una oportunidad única. Sin embargo, también puede ser un poco aterrador. Imagina estar en un espacio con otros bailarines igualmente talentosos, cada uno intentando destacar. Es un juego de ajedrez en el que el tablero está lleno de solistas.
Continuidad con un toque personal
Romero también ha dejado claro que se respetará el trabajo de su predecesor, Joaquín De Luz. Esto muestra una continuidad y respeto hacia lo que se ha construido, pero al mismo tiempo, trae consigo una esperanza de evolución. ¿Quién no aprecia un buen equilibrio entre la tradición y la modernidad?
Mientras tanto, los actuales bailarines de la compañía tendrán que presentarse a las audiciones. ¡Menuda presión! Imagínate trabajar durante años en una compañía, y de repente, te dicen que podrías no tener tu puesto garantizado. Las audiciones tienen un sentido de urgencia, como si estuviéramos en una telenovela donde cada giro argumental puede cambiar el destino de los personajes.
Un punto de encuentro entre disciplinas
«Esta casa será un punto de encuentro para la convergencia de las artes», afirmó Romero. ¿Pero qué significa esto, realmente? Es fácil soltar afirmaciones sonoras, pero la clave está en cómo se implementarán estas ideas. La danza, la música, el teatro… todos son más poderosos cuando trabajan juntos. Imagina un espectáculo en el que cada arte complementa al otro, creando una experiencia inmersiva que resuene en cada asistente.
Uno de los ejemplos que mencionó Romero es una colaboración inminente con la música contemporánea. Pero en este viaje no solo se quedará en las obras clásicas de Balanchine o John Cranko, sino también en las propuestas de coreógrafas actuales. ¿Quién dice que lo clásico no puede coexistir con lo contemporáneo? Es como mezclar un buen vino con chocolate. No es convencional, pero ¡qué delicia cuando se sincronizan!
Reflexiones finales: un camino lleno de pasión
Romero ha dejado claro que está comprometida con este proyecto. “Me encanta pensar que la danza puede ser un lugar donde todos tengamos voz”, expresó con sinceridad. Puedo sentir su pasión resonando desde aquí. ¿No es emocionante pensar que estamos presenciando el inicio de una nueva era para la danza en España?
Ningún cambio importante ocurre sin controversia; en este caso, su predecesor, Joaquín De Luz, ha tenido su opinión sobre esta nueva dirección, algo que Romero ha preferido ignorar. Pero eso es un tema para otro día. Lo que realmente importa es cómo las ideas de Romero no solo enriquecerán el repertorio de la CND, sino que también crearán la oportunidad de que nuevas voces y visiones se integren en el tejido cultural del país.
Así que, querida comunidad artística, poned atención a lo que sucederá en los próximos años en la Compañía Nacional de Danza. Puede que estemos a punto de experimentar una transformación monumental. Y, quién sabe, tal vez en un futuro cercano, nos encontremos todos reunidos en un pequeño pueblo, disfrutando de un espectáculo de danza que celebra la diversidad, la innovación, y lo más importante: el poder de la comunidad. ¿Te imaginas? ¡Yo también!