¡Ah, el toreo! Es un mundo lleno de matices, pasiones y, sobre todo, tradiciones que arden como el mismo sol en la plaza. Esta semana, la figura icónica de Morante de la Puebla ha sido el epicentro de un evento que despierta las emociones de aficionados y curiosos: las fiestas de San Sebastián en La Puebla del Río. ¡Y vaya que se viene algo grande!

Las fiestas de San Sebastián: nostalgia y compromiso

Cada año, los días 18 y 19 de enero suena en los corazones de La Puebla el eco de los encierros y las novilladas sin picadores. La alcaldesa María Dolores Prósper ha sido testigo de cómo, bajo la mirada del pintor José Tomás Pérez Indiano, se presentó oficialmente esta nueva edición. Indiano, con su creatividad desbordante, ha recreado en su cartel lo que siente a través de una obra que parece cobrar vida.

Recuerdo la primera vez que asistí a unos encierros. La emoción, el bullicio y el, casi ejercicio de fe, al ver a esos toros corriendo por las calles. ¿Acaso hay algo que se asemeje a la mezcla de adrenalina y respeto que se siente en esos momentos? La imaginería taurina, llevada a su cúspide por figuras como Morante, es una experiencia que, como algunas cosas en la vida, no se puede explicar con palabras, solo se debe vivir.

Un cartel que revive la historia

Pérez Indiano se ha inspirado en los antiguos carteles de cine de los años 40 para crear una obra que no solo llama a la vista, sino también al corazón. Él sabe que los encierros viven en la memoria y el espíritu de su gente. “Es un privilegio establecer ese puente entre el pasado y el presente”, comentó al respecto, y no podría estar más acertado.

El cartel no solo destaca a Morante, ese artista virtuoso que con casi 30 años de carrera sigue rompiendo esquemas en el toreo, sino que también refleja el alma colectiva de un pueblo que respira tradición y pasión. ¿Te imaginas ser parte de ese legado? La leyenda de Morante de la Puebla es solo una más que se suma al compendio de historias que forjan la identidad de este lugar.

Rafael Peralta Revuelta: el eco de un legado familiar

Y si hablamos de tradición, no podemos dejar de lado a Rafael Peralta Revuelta, quien pronunciará el pregón en esta fiesta. Con la voz llena de emoción, compartió sus sentimientos sobre sus raíces en La Puebla: “Nuestra familia ha estado ligada a este lugar por generaciones, y no se puede entender nuestra historia sin ella». Ese tipo de conexión es valiosísima, especialmente en tiempos donde el valor de lo local parece desvanecerse.

Recuerdo una conversación con un amigo que vive alejado de su pueblo natal. Me decía que, aunque estaba en la ciudad más vibrante del mundo, en las fiestas de su aldea, su corazón siempre está en casa. Esa es la esencia que Peralta captura en su discurso: un recorrido que combina vivencias personales e historia, recordándonos que el pasado es un cómplice vital en nuestras celebraciones.

Novilladas y la nueva ola de toreros

En cuanto a las novilladas, se ha anunciado un competido programa. El 18 de enero, más de un tomate podría rodar. Reses de diversas ganaderías estarán listas para ser enfrentadas por los novilleros que forman parte de prestigiosas escuelas taurinas. ¿Sabías que la Escuela Taurina de Vila Franca de Xira de Portugal ha estado formando a nuevos talentos que eventualmente puedan convertirse en grandes figuras? ¡Es como un semillero de artistas que se preparan para el escenario!

Al día siguiente, el espectáculo continúa con erales de Murteira Grave y un plantel de jóvenes que seguro dejarán huella. Esa es la belleza del toreo: cada joven que se asoma al ruedo representa una historia por contar, un futuro lleno de posibilidades.

Yo mismo recuerdo un amigo que se aventuró a intentar ser torero. La pasión que sentía era contagiosa, aunque al final descubrió que su amor por el arte estaba más en la escritura. Las historias de esos valientes novilleros que se atreven a salir al ruedo resuenan en el corazón de todos los aficionados.

La proyección de la cita: un escenario para todos

La proyección que ha cobrado el evento de San Sebastián es impresionante. Con la participación de Canal Sur, se espera que la esencia de La Puebla del Río llegue no solo a los corazones de los asistentes, sino también a aquellos que, por alguna razón, no pueden estar presentes. Aquí la tecnología juega un papel vital, un puente entre la tradición y la modernidad.

Como decía un amigo, “hoy en día no hay excusas para perderse lo que sucede en el mundo”. Y es cierto, nuestro acceso es inigualable. Yo, por ejemplo, no tengo la suerte de estar en todas las plazas, pero puedo disfrutar cada instante a través de una pantalla, lo que en cierta forma me conecta con mi raíces.

La mirada hacia el futuro: un arte sin fecha de caducidad

Morante de la Puebla, quien se ha convertido en una leyenda viva del toreo, sigue desafiando lo que se cree posible en esta materia. Su capacidad y su creatividad son casi infinitas. “Los aficionados somos unos privilegiados por poder seguir contemplando su tauromaquia”, dijo Peralta con profunda admiración.

Puede que el toreo no sea del gusto de todos. Hay quienes entablan verdaderos debates sobre su ética y otros que simplemente se dedican a disfrutar del espectáculo. Pero, ¿acaso no es lo mismo que puede ocurrir en música o en otras formas de arte? Al final, cada uno se lleva lo que quiere de la experiencia, solo necesitamos abrir las puertas del corazón.

Conclusiones: un viaje hacia las raíces

En definitiva, las fiestas de San Sebastián no son simplemente un evento más en el calendario taurino. Son un recordatorio de lo que significa pertenecer a una comunidad, un tributo a la rica historia que nos une y el eco de generaciones pasadas que nos hablan a través de sus tradiciones.

Así que, si tienes la oportunidad de asistir a La Puebla del Río este próximo 18 y 19 de enero, no lo dudes. Es un viaje que va mucho más allá del espectáculo; es una inmersión en un estilo de vida que, con cada pase de muleta, nos recuerda que, al final del día, todos somos parte de una historia más grande.

La experiencia en la plaza, los vítores, los reveses, las historias que contaremos después, son parte del mismo tejido que compone la serenidad de nuestras tradiciones. Como dice el refrán, “donde hay toros, hay cariño”. Y este cariño va más allá de una plaza; reside en nuestros espíritus. ¡Bravo por el arte, la cultura y el toreo!