La madrugada de este sábado, el ecosistema de la sanidad pública en España perdió una de sus figuras más relevantes: Marciano Sánchez Bayle, un pediatra y activista aclamado por su incansable lucha a favor de un sistema sanitario accesible y equitativo. A sus 75 años, este valiente defensor de la sanidad pública nos dejó en Madrid, pero su legado sigue vivo, resonando en los corazones y mentes de todos aquellos que han creído en la importancia de una atención médica digna para todos.
Una vida dedicada a la pediatría y la lucha social
Sánchez Bayle nació en Plasencia, Cáceres, y desde muy joven mostró una pasión por el cuidado de los más pequeños. Imagina a un joven Marciano mientras jugaba en los patios de su escuela, soñando con ser el médico que alivia los miedos de los niños y les proporciona la atención médica que merecen. Su carrera se desarrolló principalmente en el Hospital Niño Jesús de Madrid, donde ocupó la Jefatura de Sección de Pediatría desde finales de los años 70 hasta su jubilación en 2018. Durante esos años, Marciano se convirtió en un pilar fundamental de la pediatría en Madrid y un compañero constante en la lucha por la defensa de la sanidad pública.
Y, ¿qué quiero decir con eso? Permíteme contarte una anécdota personal. Recuerdo que, siendo niño, siempre tenía un poco de miedo al médico. Ver a un extraño en bata blanca con un estetoscopio alrededor de su cuello no ayudaba en absoluto. Pero, de golpe, entró un pediatra que, con su sonrisa amable y sus ojos cálidos, disipó mis temores. Nunca supe su nombre, pero tengo la certeza de que personas como Marciano fueron esos médicos que marcaron la diferencia en la vida de muchos pequeños.
La voz de una generación en defensa de la sanidad pública
Sánchez Bayle no fue solo un pediatra. Su vida fue también la narrativa de una lucha constante contra los recortes y las privatizaciones en la sanidad española. A lo largo de los años, se convirtió en un portavoz influyente para aquellos que creían en que la atención médica es un derecho humano fundamental.
En sus palabras, se percibía la frustración por los cambios en el sistema. Como él mismo mencionó, “la sanidad pública no debe ser un negocio”. La contundencia de su discurso resonó con fuerza, convirtiéndose en un referente para generaciones de profesionales, activistas y ciudadanos concienciados. ¿Te suena familiar esa sensación de impotencia ante decisiones que afectan tu bienestar y el de los demás?
Las reacciones tras su fallecimiento
La noticia de su muerte corrió como la pólvora y conmocionó a numerosos colegas y amigos. La ministra de Sanidad, Mónica García, fue una de las primeras en expresar su dolor en redes sociales: «Mil abrazos a su familia y a la Federación. Que la tierra te sea leve, compañero. Seguiremos tu lucha y tu legado». Sin duda, son palabras que evocan la tristeza pero, sobre todo, la admiración por un hombre que dedicó su vida al servicio de los demás.
Por su parte, Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, también rindió homenaje a la figura de Marciano: «Una pérdida enorme. Una persona que siempre supo estar del lado de la sanidad pública». Hablando de perder a alguien importante, ¿quién no ha sentido que el mundo se vuelve un poco más gris cuando alguien que admiramos se va?
Marciano en la historia de la sanidad española
Este gran médico y activista no solo dejó una huella en su profesión, sino que se convirtió en un símbolo en la historia de los movimientos en defensa de la sanidad pública en España durante las últimas cuatro décadas. Su influencia trascendió sus contribuciones académicas y su participación en diversas sociedades científicas. Como vicepresidente de la Asociación Internacional de Políticas de la Salud (IAHP), ayudó a dar voz a muchos en el ámbito sanitario que querían transformar y mejorar el sistema.
Su legado es un verdadero texto de historia. Marciano fue el tipo de persona que creía firmemente que cada recorte del presupuesto de sanidad o cada despliegue de privatización son pasos hacia atrás en una carrera que debería ser de progreso constante. ¿Qué futuro queremos para nuestras generaciones venideras? Esa pregunta estaba en su mente y, quizás, pueda estar también en la nuestra.
Reflexionando sobre un legado de lucha
La fuerza con la que Sánchez Bayle defendía sus ideales nos recuerda que todos podemos ser agentes de cambio. Cada uno de nosotros, con nuestra voz y nuestras acciones, tenemos la capacidad de marcar la diferencia en el mundo que nos rodea. A veces, puede parecer que estamos luchando contra muros de piedra, pero cada pequeño esfuerzo cuenta.
Y hablando de contar: ¿alguna vez has tenido una discusión intensa con un amigo sobre un tema que te apasiona? Esas conversaciones que parecen interminables, donde ambos luchan por hacer valer sus puntos de vista. A veces, lo que se necesita es escuchar y aprender de la perspectiva del otro. En el caso de la sanidad pública, eso es precisamente lo que necesitamos más: diálogo y unidad.
El futuro de la sanidad pública en España
¿Y ahora qué? Con la pérdida de Marciano y su legado, hay un sentimiento de incertidumbre sobre el futuro del sistema de salud en España. La siguiente generación de defensores de la sanidad pública asume ahora un papel crucial. La ministra de Sanidad ha afirmado su compromiso para seguir adelante con la lucha por una sanidad accesible y de calidad, pero, como tantos otros, ahora se enfrenta a la dura realidad de tener que llenar los zapatos de alguien tan enorme como Marciano.
La pregunta se plantea: ¿qué legado de valores queremos construir sobre los cimientos que nos ha dejado? Nuestros expertos, médicos y ciudadanos tienen la responsabilidad de continuar el trabajo que comenzó hace décadas. En este sentido, es vital que la formación, la información y la sensibilización sobre el valor de la sanidad pública sean parte de nuestro día a día.
Conclusión: un homenaje a la resiliencia
En resumen, la trayectoria de Marciano Sánchez Bayle se caracteriza por la pasión, la dedicación y sobre todo, la resiliencia ante un sistema que ha enfrentado innumerables desafíos. Su legado reside en cada pequeño cambio positivo que logremos en la sanidad pública española, en cada palabra que usemos para defenderla y en cada acción que tomemos para asegurar que la atención médica sea un derecho para todos, no un privilegio.
Hoy, mientras hacemos memoria sobre su vida y su legado, no debe haber palabras de despedida, sino de esperanza. La esperanza de que su visión de una sanidad pública accesible y de calidad se mantenga viva, perpetuándose en cada uno de nosotros. ¿Te unirás a la lucha? La respuesta debería ser un rotundo sí, porque todos merecemos una #sanidadpública que brinde dignidad y atención a cada persona que la necesite.
Así que, mientras recordamos a Marciano, no solo lo hacemos con tristeza, sino también con la determinación de continuar su lucha. ¡Hasta siempre, Marciano! 🕊️