En un mundo donde las noticias a menudo son sombrías y desalentadoras, la prensa se detiene para rendir homenaje a figuras ejemplares que han dedicado su vida a causas nobles. Tal es el caso de Marciano Sánchez Bayle, un pilar en la defensa de la sanidad pública en España, quien falleció recientemente. Su partida ha dejado un vacío no solo en su familia y amigos, sino también en un panorama sanitario que se enfrenta a retos cada vez más complejos. En este artículo, vamos a explorar su vida, su legado y la situación actual de la sanidad pública en nuestro país, un tema que seguramente resuena con muchos de nosotros.

Una vida dedicada a la pediatría

Marciano nació en Plasencia, Cáceres, en 1949, y desde joven mostró una vocación clara por el servicio a los demás. La pediatría no era solo una carrera para él, era una forma de vida. Como pediatra, dedicó más de cuatro décadas de su vida profesional al cuidado y bienestar de los más pequeños. Todos sabemos que ser pediatra puede ser un trabajo extenuante. ¿Alguna vez has tenido que lidiar con un niño que se niega a abrir la boca para una revisión? Es un desafío que requiere tanto habilidades médicas como una buena dosis de paciencia y creatividad.

Sánchez Bayle sirvió como jefe de sección de Pediatría en el Hospital Niño Jesús de Madrid desde 1977 hasta 2018, lo que demuestra no solo su competencia técnica, sino también su compromiso inquebrantable con la sanidad pública. Sin duda, la expresión “toda una vida” es un eufemismo en este contexto. Cada día en el hospital estaba lleno de anécdotas que habrán hecho reír a sus colegas y, a veces, hasta a los propios niños. Recuerdo una vez cuando llevé a mi sobrina al pediatra y ella, en un intento desesperado por evitar la vacuna, me dijo: «Tío, si me vacunas me convertiré en un robot». Bueno, en el caso de Marciano, sus pacientes debían haber visto en él un héroe de carne y hueso, no un robot.

La defensa de la sanidad pública

El legado más significativo de Marciano Sánchez Bayle va mucho más allá de su trabajo en el consultorio. Fue uno de los miembros fundadores y también presidente de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), donde se dedicó a denunciar problemas críticos: la privatización del sistema sanitario y el deterioro de la atención primaria.

En tiempos donde el debate en torno a la sanidad pública en España no ha sido más acalorado, su voz fue un faro para aquellos que ansiaban una atención médica accesible y de calidad. ¿Te imaginas tener que elegir entre pagar una consulta o comer? Esa es la realidad inquietante para muchas personas hoy en día. Sus esfuerzos y su compromiso reside en el deseo de que ningún ciudadano tenga que enfrentarse a tal dilema.

En un mensaje conmovedor tras su fallecimiento, la ministra de Sanidad, Mónica García, y el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, destacaron la importancia de su trabajo. “A seguir trabajando por la sanidad pública como él hizo toda su vida”, escribió Padilla en su perfil de X. Aquí es cuando la frase “sigue su legado” cobra más sentido que nunca. Se siente un toque de urgencia en sus palabras, porque el deber no termina con la muerte de un pionero, sino que se renueva con más fuerza.

Un hilo conductor en tiempos de crisis

La realidad de la sanidad pública en España no es fácil. A medida que la FADSP continúa su labor, la desigualdad entre los servicios sanitarios de diferentes comunidades se hace más visible. Durante la pandemia del COVID-19, quedó claro que no todas las regiones estaban preparadas para enfrentar una crisis de tal magnitud. Hablando de ello, me viene a la mente una conversación que tuve con un amigo que vive en una comunidad autónoma donde las listas de espera son eternas. Él me decía bromeando: «Si me caigo y me rompo una pierna, mejor que me encuentren el día de mañana».

A través de la dedicación de profesionales como Marciano, hemos visto esfuerzos significativos para cerrar estas brechas. Sin embargo, todavía hay mucho trabajo por hacer. La limitada disponibilidad de recursos, la sobrecarga de trabajo en los hospitales y la falta de inversión pública son solo algunos de los obstáculos que enfrentamos. Si te has sentido impotente en algún momento, no estás solo.

La política y la sanidad: un dúo complicado

Desgraciadamente, los temas políticos suelen entrelazarse con la sanidad pública, y no siempre de manera positiva. En una época en la que la atención médica es más accesible a través de la tecnología, también lo es la privatización del servicio, lo que se traduce en un sistema de dos vías: una para quienes pueden pagar y otra para quienes dependen de la sanidad pública.

Un ejemplo reciente que ha alimentado el debate es la privatización de ciertos servicios de salud que ha avanzando lentamente en distintas comunidades. En este contexto, el trabajo de Marciano es aún más relevante. Su fervor por la defensa de una sanidad pública accesible para todos resuena en cada rincón de la conversación sobre la salud en nuestra sociedad. Su lucha nos recuerda que el acceso a una atención médica adecuada no es un lujo, sino un derecho humano fundamental.

La importancia de recordar y actuar

En memoria de Marciano Sánchez Bayle, debemos reflexionar sobre nuestro papel en la mejora de la sanidad pública. Las acciones pueden parecer pequeñas, como compartir información sobre los derechos sanitarios en nuestras comunidades, pero juntas pueden ser poderosas. Recientemente asistí a una charla sobre el acceso a la sanidad y descubrí que muchos de mis amigos no estaban al tanto de los cambios en la legislación relacionada con la atención médica. Salí de allí con una única pregunta en la cabeza: ¿qué podemos hacer para ayudar a los demás?

La respuesta es clara: educarnos y actuar. Así como Sánchez Bayle lo hizo durante su vida, debemos alzar nuestras voces y abogar por un sistema de salud que funcione para todos. ¿No crees que es posible? Con la elocuencia de su vida y su labor en el trasfondo, cada uno de nosotros puede hacer una diferencia.

La tristeza detrás de su adiós

En momentos como este, la tristeza es inevitable. La noticia de su fallecimiento ha resonado en todo el país y ha generado corrientes de condolencias en las redes sociales. El Tanatorio de la M-30 en Madrid fue el escenario de su despedida, y así cientos de personas se reunieron para rendir homenaje a un hombre que ha influido en las vidas de muchos. La vida es un ciclo extraño; un día estás cuidando a un pequeño que apenas empieza a explorar el mundo y al siguiente, te despides de un grande que ha marcado la diferencia.

Un compromiso con la sanidad pública

A medida que nos despedimos de Marciano, debemos comprometernos con su legado y continuar la lucha por una sanidad pública que sea fuerte y accesible. ¿Qué cambios necesitamos ver para asegurar que la sanidad pública en España no se convierta en una utopía? La respuesta podría ser más sencilla de lo que pensamos: unidos, como él lo hizo, podemos tomar medidas significativas.

La sanidad pública es nuestra responsabilidad. Es una parte vital de nuestras vidas, y es un reflejo de cómo cuidamos a nuestra sociedad. Si hay algo que podemos extraer de la vida de Marciano Sánchez Bayle, es que cada uno de nosotros tiene un papel en esta lucha. Así que la próxima vez que te sientas frustrado por el estado de la sanidad pública, piensa en cómo puedes hacer una pequeña diferencia en tu comunidad. Porque, como dice el viejo dicho, “la unión hace la fuerza”.

Y así, con una mezcla de nostalgia y esperanza, seguimos adelante. Descansa en paz, Marciano. Tu legado seguirá vivo en nuestras acciones y en nuestro compromiso con la sanidad pública.