En un mundo donde el tráfico es parte del día a día y la movilidad urbana se convierte en un campo de batalla, Madrid ha sido el epicentro de una serie de cambios drásticos en su infraestructura y políticas de transporte. Si bien muchos de nosotros tendemos a creer que el comienzo del año es crucial, en Madrid, el final del 2024 nos ha dejado con una montaña rusa de eventos que nos lleva a cuestionar: ¿hacia dónde se dirige realmente la ciudad? Vamos a explorar juntos esta caótica pero fascinante travesía por el laberinto de la movilidad madrileña.

El inicio de un año cargado de expectativas

Cuando llegó enero, la ciudad se preparaba para un 2024 que prometía ser tranquilo y ordenado. Sin embargo, los vaticinios optimistas rápidamente se desvanecieron. Todo comenzó con un endurecimiento de las normas de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Esta medida, que prohibía la circulación de vehículos sin etiqueta, tenía como objetivo mejorar la calidad del aire en la capital. ¡Qué noble intención! Pero, como en cualquier buena historia de Madrid, la realidad terminó siendo más complicada.

Imagínense el alboroto cuando el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TJSM) decidió anular la ZBE, tras las quejas de Vox sobre su «impacto económico sobre los colectivos vulnerables». ¿Se imaginan cuántas cabezas se rascaron en el Ayuntamiento? Carabante, el concejal de Movilidad, se sintió como si le hubieran robado el último pedazo de tarta en su fiesta de cumpleaños. «¡No era eso lo que teníamos planeado!», debió pensar.

Cambios inesperados: del ZBE a los patinetes de alquiler

La anulación de la ZBE fue solo el principio de una serie de decisiones controvertidas que sacudieron la movilidad en Madrid. Una de las medidas que más llamó la atención fue la expulsión de los patinetes de alquiler. ¿Recuerdas esos días soleados en los que podías alquilar un patinete y sentirte como un verdadero ciclista urbano? Pues bien, ese encanto se desvaneció. La decisión del Ayuntamiento de eliminar los patinetes de alquiler fue vista como una respuesta a las quejas de los vecinos, quienes ya no soportaban verlos aparcados de manera incorrecta.

Como usuario ocasional de estos vehículos, puedo dar fe de que, aunque algunos de esos patinetes parecían ser más estorbos que soluciones, también ofrecían una forma rápida y entretenida de desplazarse por la ciudad. Pero al final del día, si los patinetes no se comportan, ¡es necesario tomar medidas drásticas!

La retirada de estos vehículos fue anunciada con una multa de 1.500 euros por cada uno que permaneciera en las calles tras el periodo de aviso. ¿Quién pensaría que una temporada de diversión sobre ruedas terminaría con tantos problemas? Muchos habitantes sintieron que un pedazo de su libertad había desaparecido junto a los patinetes.

Adiós a las bicicletas sin base fija: la victoria de Bicimad

Mientras tanto, las bicicletas de alquiler también pasaron por su propia metamorfosis. El final de las bicicletas sin base fija fue un golpe bajo para aquellos que usaban estos vehículos para escapar del tráfico. Pero, en un giro inesperado, la ciudad anunció que Bicimad, el sistema de bicicletas públicas de Madrid, era la solución diseñada para llenar ese vacío.

Este sistema ha crecido a pasos agigantados y ha llegado a múltiples distritos. En abril, Bicimad contaba con 611 estaciones y este número se amplió a 835 estaciones en octubre, agregando 7.735 bicicletas nuevas. Quien pensó que el fin de las bicicletas sin base fija significaba el fin de un estilo de vida saludable se llevó una sorpresa.

Para mí, el crecimiento de Bicimad representa una oportunidad para agitar el sistema de movilidad de Madrid. Pero, ¿acaso no es paradójico que tengamos bastantes bicicletas pero tan pocos lugares donde recibir medidas efectivas para mejorar el ciclismo en la ciudad? ¿Estamos realmente atendiendo las necesidades de los ciclistas o simplemente apagamos incendios?

Un mar de caos: el tráfico y las obras

A medida que la ciudad sigue avanzando, el tráfico de Madrid se ha convertido en un desafío monumental. Las obras de ampliación de las líneas 10 y 11 del metro han reconfigurado las rutas de transporte, y las personas que intentan atravesar ciertas áreas deben ser equipadas con una brújula y un mapa antiguo. ¡Qué contradicción! La línea 11 ha causado cortes en el Paseo de las Delicias y otras zonas, mientras que la línea 10 también ha creado estragos en lugares como Santiago Bernabéu. Sabemos que las obras son necesarias, pero ¿por qué siempre parecen llegar en el momento menos oportuno?

Sin embargo, el verdadero espectáculo está por venir. Está en marcha un proyecto titánico de soterramiento de la A-5 que comenzará en enero del 2025. Esto probablemente provocará congestiones que seguramente recordaremos en décadas futuras. Pero, ¡qué emocionante es participar en una obra que hará la vida en la capital más fácil! (O eso esperamos). Pero, claro, eso trae consigo el dilema típico: más desvíos y menos directivas claras sobre dónde ir.

¿El Cercanías como salvador de la situación?

En medio de todo este caos, el Ayuntamiento de Madrid dejó entrever que el reforzamiento de la línea de Cercanías sería la solución mágica para todos nuestros problemas de movilidad. Una vez más, un enredo se desarrolló entre el Ayuntamiento y el Ministerio de Transportes, lo que dejó a muchos con la sensación de que no había quien se hiciera responsable. Después de mucho diálogo y, en ocasiones, recriminaciones, finalmente hubo un acuerdo, aunque aún quedan temas pendientes como la gratuidad en el uso de la línea R-5.

Al menos una buena noticia: el plan de movilidad alternativo está en marcha, lo que indica que el futuro aún podría ser brillante a pesar de los desafíos. Pero, ¿acaso no estaríamos mejor si todas las partes involucradas trabajaran de la mano desde el principio en lugar de jugar al tira y afloja?

Conclusión: la movilidad de Madrid en un perenne estado de transformación

Para los que creemos que la movilidad es prácticamente el corazón palpitante de cualquier ciudad, cada cambio en Madrid ha sido como presenciar una obra de teatro en constante evolución. La montaña rusa de la movilidad en 2024 es testimonio de que el viaje no siempre será armonioso, pero sí emocionante. Cada uno de estos cambios, desde la espera por el soterramiento de la A-5 hasta la expansión de Bicimad, representa no solo una reacción ante las necesidades actuales, sino también un esfuerzo por adaptarse a los desafíos del futuro.

Así que, mientras nos preparamos para el desenlace de este capítulo en la movilidad madrileña, sólo puedo preguntar: ¿cómo será el 2025 para nosotros, los inquilinos de esta enérgica ciudad? Caminemos juntos por este camino incierto, manteniendo la mente abierta y el sentido del humor, ¡porque a veces, ¡la mejor forma de lidiar con el tráfico es encontrar alegría en el caos!


Así que ahí lo tienen: un vistazo a un año tumultuoso para la movilidad de Madrid. Esperamos que nuestro viaje a través de estas páginas les haya proporcionado un poco más de claridad en medio de la confusión y, tal vez, un par de risas a lo largo del camino. ¡Hasta la próxima!