La política en Galicia parece un campo de batalla, un verdadero teatro donde cada actor tiene su guion y su papel a interpretar. Recientemente, hemos sido testigos de un episodio que merece nuestro análisis: la controvertida comisión de investigación que ha puesto a los partidos en la mira. En un rincón, el Partido Popular (PP), a quien parece que le encanta jugar a la defensiva; y en el otro, los nacionalistas del BNG y los socialistas del PSdeG, que con algunas diferencias, protestan contra lo que consideran un veto que podría malinterpretarse como señal de culpabilidad. Pero antes de sumergirnos en los detalles, dejame contarte una anécdota sobre mi primera experiencia en una reunión política que, a pesar de los años, continúa resonando en mi memoria.

Recuerdos de una primera reunión política

Era un día lluvioso y frío en Madrid. Acudía como un joven reportero a una reunión de partidos sobre un tema que, honestamente, no entendía ni la mitad: el reparto de presupuestos. Con el cafe en mano y un pequeño cuaderno ondeando en un intento de tomar notas, escuché cómo se arrojaban acusaciones y se gesticulaba como si el destino del país dependiera de las decisiones que estaban tomando. En un momento de frenesí, uno de los miembros se levantó y proclamó que su idea conseguiría “acabar con la corrupción de una vez por todas”.

Me detuve a pensar en lo absurdo de sus palabras. Al igual que en Galicia hoy, las promesas de erradicar la corrupción se lanzan al aire, mientras la política se ve envuelta en un lío interminable de enfrentamientos y disputas. Pero volvamos a la actualidad, y a la comisión que ha puesto de manifiesto que las rencillas políticas están más vivas que nunca.

La comisión de investigación: un circo mediático

La comisión de investigación, convocada por los nacionalistas del BNG, tiene sus raíces en las dudas y sospechas sobre irregularidades en la gestión de contratos relacionados con la Xunta. La hora de la verdad ha llegado, y justo cuando pensabas que las tensiones estaban cocinadas a fuego lento, entran en escena los actores principales: el PP y su líder, Alberto Núñez Feijóo. Sin embargo, lo que ha llamado la atención es su notoria ausencia en la lista de comparecientes.

¡Vaya sorpresa! El BNG no ha tardado en calificar esto de “inaudito”. Pero, como si de un guion de serie de televisión se tratara, el PP defiende a capa y espada su decisión de no incluir a Feijóo en la lista. Según su portavoz, Alberto Pazos, consideran que su líder ya ha comparecido y que no hay motivos para seguir trayendo al mismo perro a pasear. Pero, en el fondo, todos sabemos que la política nunca es sólo cuestión de razonamiento; a menudo se trata de imagen y percepción, de saber quién se atreve a presentarse en escena.

La danza de acusaciones: “Usted es un corrupto”

La atmósfera se vuelve tensa cuando el BNG y el PSdeG acusan al PP de “boicotear” la comisión. Si bien el PSdeG adoptó una posición un tanto más moderada, su mensaje no ha pasado desapercibido. Al fin y al cabo, la investigación no es simplemente un trámite burocrático; es una oportunidad para dejar al descubierto lo que muchos han llamado “15 años de chanchullos del PP”. Pero, ¡ajá! ¿Alguien ha pensado en qué pasará cuando las acusaciones comiencen a salir por su propio pie?

En medio de todo este caos, uno se pregunta: ¿realmente la política puede limpiarse de las viejas actitudes? ¿O es un ciclo interminable donde los que llegan al poder son los mismos que critican a sus predecesores?

El PP alza la voz: defensa a ultranza

El PP ha tomado la ofensiva y han decidido hacer ruido. Pazos hace su aparición estelar: “No aceptamos nombres, solo razones”. Pero, ¿hay que justificar siempre la ausencia de ciertos personajes? Esta actitud podría interpretarse como un intento de mantener un frente unido a toda costa.

Es una pregunta interesante; ¿realmente hay una correlación entre lo que se asocia y lo que se revela en la vida pública? La situación actual en Galicia es un claro ejemplo de cómo la interpretación es clave en el mundo político. Mientras la oposición estima que con la ausencia de nombres relevantes en la lista se oculta información crucial, el PP sostiene que todo tiene una lógica y un orden que han creído necesario.

La respuesta del BNG: “un veto inaceptable”

Por su parte, el BNG ha venido a ser el boxeador que, con cada golpe, busca conectar con el público. Acusan al PP de que la omisión de Feijóo y otros personajes clave refleja una derivas antidemocrática. Al mismo tiempo, han prometido que si piensan que van a ceder tan fácilmente, están muy equivocados: “Estaremos hasta el final”. ¡Cómo si se tratara de una película de acción donde el héroe nunca se rinde!

Sin embargo, lo que me parece intrigante es que las bases de los partidos parecen ser más comprensivas y empáticas que sus líderes. En conversaciones informales, muchos votantes admiten que lo único que quieren es un poco de transparencia, un soplo de honestidad en un entorno que frecuentemente parece más un show de variedades que un espacio de seriedad política. Así que, ¿qué tanto se puede confiar en que se hable claro en esta complicada danza del poder?

El clima político en Galicia: ¿se vislumbra una salida?

Es inevitable que este tipo de eventos genere una serie de interrogantes sobre la situación política en Galicia. Si echamos un vistazo a la historia, hemos visto momentos de tensión seguidos de periodos de calma. Sin embargo, el clima actual, con todas las voces alzadas y tirando de reproches, nos hace pensar que estamos ante una tormenta que no se va a calmar pronto.

Al final del día, el discurso queda reducido a unos pocos puntos más que siempre nos hacen preguntar: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar por el poder? Se trata de un juego donde los intereses particulares se disfrazan de preocupaciones sociales, donde cada palabra es elegida con cuidado para no caer en las redes de lo que pueda salir mal.

Reflexiones finales: el poder de la Vérité

Pase lo que pase en esta tensa batalla política, una lección que debemos llevarnos es que la verdad siempre se encuentra en el medio de las disputas. La realidad es que la política está llena de matices, y es fundamental que nosotros, como ciudadanos responsables, cuestionemos, investiguemos y nos mantengamos informados.

¿Realmente queremos políticos que se atrevan a enfrentarse a sus errores y a la verdad, aunque eso signifique reconocer la corrupción dentro de sus filas? O, por el contrario, ¿anhelamos políticos que mantengan una fachada perfecta mientras detrás de ellos crecen las malas hierbas? Estas preguntas son las que deberían ser parte de nuestro discurso político.

Así que, tomemos la batuta. Preocupémonos no solo por lo que dicen los políticos, sino por lo que realmente sucede detrás de las cámaras y las luces. Porque al final del día, nosotros somos los que tenemos el poder en nuestras manos: el poder de elegir, el poder de cuestionar, y quizás lo más importante, el poder de hacer ruido en nuestra propia voz.


Y ahí lo tienes, mi amigo. Un vistazo, a través de un tono sarcástico y reflexivo, a la compleja realidad política que vivimos. ¿Te ha ayudado a entender qué papel juegan las comparencias políticas? Espero que sí. Hasta la próxima.