El año 2025 se asoma en el horizonte como un periodo lleno de incertidumbres. Sin embargo, no sabemos si será un año para recordar por actos heroicos de la política española o si simplemente se convertirá en un capítulo más de la novela de lo impredecible. Inevitablemente, todos recordamos cómo comenzó esta saga en 2020, cuando la pandemia de COVID-19 golpeó de lleno, y el mundo tuvo que adaptarse a una nueva realidad. Al año siguiente, el asalto al Capitolio en Estados Unidos puso de manifiesto que los fenómenos pueden surgir de la manera más inesperada y, a menudo, son demasiado grandes para preverlos.
Pero, ¡esperen! No todo es caos. Como en una película de acción, los fenómenos naturales y climáticos esperan su turno en el guion, y aunque no podamos predecir con exactitud cómo se desarrollarán, hay ciertas cosas que podemos anticipar. Por ejemplo, es muy probable que enfrentemos récords de temperatura global en 2025. Eso sí, no se necesita ser un experto para saber que ciertos desastres, como inundaciones o sequías extremas, no son solo una posibilidad, sino que son bastante esperables. ¿Y qué hacemos al respecto? Parece que muchos aún no tienen claro cómo abordar estos problemas críticos, incluso con líderes como Carlos Mazón al mando en la Comunidad Valenciana.
Un vistazo al clima político en España: ¿progreso o retroceso?
Hablemos de la política española, que se ha convertido en un campo de batalla más que en un espacio de colaboración. En este momento, parece que las derechas están buscando su momento de oro, y las encuestas sugieren que podrían estar al borde de una victoria en las próximas elecciones generales. Pero no nos dejemos llevar por el pánico, aunque la idea de que una coalición de la derecha y la extrema derecha pueda ganar no suena muy prometedor. Después de todo, la historia reciente nos dice que el clima político puede cambiar abruptamente. Recuerden las elecciones de verano de 2023, donde todos pensaban que las derechas estaban listas para la acción, pero el partido progresista, aunque debilitado, logró revalidar su mandato.
Entonces, ¿qué está pasando en este tormentoso mar de la política? Para entender la falta de unidad actual entre las fuerzas de la izquierda, primero necesitamos revisar un poco el contexto. Una vez más, parece que el mundo está dispuesto a permitir que los partidos se enfrenten entre sí, como si fueran equipos de fútbol en un partido decisivo. Podemos ha ocupado el margen izquierdo del juego, atacando a SUMAR por ser «demasiado moderados». Mientras tanto, SUMAR parece haberse convertido en un celoso salvaguarda de la política institucional, buscando su propia identidad en medio del ruido político.
Y aquí es donde toca hacer una pausa y reflexionar. ¿No deberíamos todos estar unidos en la lucha por mejorar la vida de las personas, en lugar de pelearnos por el color de la camiseta? Sabemos que problemas como subir el salario mínimo o mejorar la sanidad pública son temas que todos los partidos están de acuerdo en promover. Sin embargo, parece que los intereses personales y las luchas de egos y liderazgos están entorpeciendo la colaboración necesaria.
Liderazgo en la política: un arma de doble filo
Cuando observamos la política actual, una cosa queda clara: los liderazgos son fundamentales. La forma en que los líderes se presentan y se comunican puede tener un impacto enorme en su capacidad para articular políticas que tengan un impacto real en la vida de la gente. Veamos, cuando el gobierno anterior cumplió su primer año de gestión, los ministros de Unidas Podemos estaban en el foco mediático, pero la situación es diferente ahora. Los ministros de SUMAR parecen haber desaparecido del foco; sus nombres son menos conocidos y menos relevantes para la población.
En este punto, llegamos a esa terrible verdad: si no te conocen, no existes. ¿Alguna vez han tenido esa sensación de estar en una fiesta, y otros parecen tener conversaciones vibrantes mientras tú estás acurrucado en la esquina con un vaso de agua? Eso es un poco lo que está pasando con los ministros actuales de SUMAR. Pueden estar haciendo un gran trabajo detrás de las cortinas, ¡pero si nadie lo nota, es como si estuvieran en un universo paralelo!
La falta de visibilidad de algunos de estos líderes puede ser un gran obstáculo. ¿Acaso no tendríamos que empoderar a nuevos rostros que puedan crecer con el tiempo? Hay un eterno juego de pulso entre la necesidad de líderes reconocibles y la urgencia de dar espacio a nuevas voces. Sin embargo, este cambio puede ser más fácil decirlo que hacerlo.
La fragmentación de la izquierda: un puzzle complicado
La fragmentación actual del bloque de izquierda es una de las razones más significativas que nos llevan a cuestionar si las derechas pueden gobernar cómodamente en el futuro cercano. Hay una mezcla de razones ideológicas y estratégicas que han llevado a esta situación. La falta de confianza entre líderes y partidos ha dificultado la búsqueda de una solución efectiva.
Recapitulando, cuando un grupo se desintegra y empieza a tener diferencias de entendimiento, crear una unidad puede parecer más difícil que resolver un cubo de Rubik con los ojos vendados. Pero la pregunta es: ¿realmente no pueden encontrar un punto de encuentro? ¿Es tan difícil dejar de lado los resentimientos y las diferencias ideológicas para negociar un paquete de mínima colaboración? Claro, estamos hablando de personas, y cada una de ellas tiene sus propios miedos, discursos y tácticas.
La necesidad de actuar: ¿unidad o desastre?
A estas alturas, debemos preguntarnos: ¿cuáles son las consecuencias de no encontrar una solución? La angustia de que la fragmentación de la izquierda facilite un ascenso de la extrema derecha en las próximas elecciones es bastante real. Así que, aquí estamos, buscando la manera de llevar a cabo un acercamiento, de extender una mano más allá de las viejas heridas. No se trata solo de pasar página, sino de escribir un nuevo capítulo.
Es un cliché, pero el primer paso es siempre el más difícil. La unidad, más allá de ser un deber ético, puede ser vital para frenar un desastre que parece inminente. La inercia política actual puede llevar a una gobernanza desastrosa, y eso debería preocuparnos a todos. Hay algo vital en dejar la política del odio y abrazar un discurso más conciliador. Un armisticio, como dirían los estrategas políticos.
Mirando hacia el futuro: un llamado a la acción
Así que, para el año 2025, mi deseo es simple: que los líderes de la izquierda se sienten a la mesa, respiren profundamente y comiencen el proceso de desescalar el conflicto. A veces, un poco de humildad se necesita urgentemente en la política. La narrativa se construye y destruye con palabras y acciones, así que, al final del día, lo que realmente se necesita es una escala de tiempo en la que la política empiece a centrarse en la mejora genuina de la vida de la gente.
A medida que el 2025 se acerca, todos los actores políticos deben considerar un punto esencial: cómo pueden establecer un diálogo abierto y constructivo. A veces, las viejas heridas necesitan cicatrizar, y eso requiere un esfuerzo consciente y auténtico. Puede que no se trate solo de poner un parche sobre el conflicto, sino de encontrar una forma sostenible de avanzar.
Y así, aunque el escenario político futuro pueda parecer sombrío y cargado de conflictos, todavía hay esperanza para aquellos que están dispuestos a trabajar juntos por una causa común. Después de todo, en un mundo en constante cambio, a menudo es más fácil encontrar desacuerdos que puntos en común. ¿No es hora de que los líderes de la izquierda encuentren una forma de unirse en lugar de dividirse? La política siempre ha sido un campo de alianzas, y es hora de que ese concepto vuelva a ser el corazón de esta narrativa. ¿Tomarán la iniciativa?
Empecemos a pensar en el futuro, no como un conjunto de sombrías predicciones, sino como una oportunidad dorada para construir un espacio político más inclusivo y colaborativo. En un mundo donde la polarización gana terreno, la unidad parece ser el único camino viable. ¡Hagámoslo juntos!