En el mundo convulso de la política actual, pocas cosas pueden resultar tan sorprendentes como la elección de Madrid como sede para la cumbre de patriotas. ¿Qué tienen planeado exactamente? Pero antes de entrar en esos detalles, permíteme compartir una pequeña anécdota sobre mi último viaje a la capital. Recorría las estrechas calles de Malasaña, disfrutando de un café en una terraza, cuando un grupo de jóvenes comenzó a discutir acaloradamente sobre el patriotismo moderno. Aunque el café se me estaba enfriando, me intrigó su apasionada conversación. La situación me hizo reflexionar: ¿qué significa realmente ser patriota en el España del siglo XXI?

Un patriotismo de pacotilla

La ministra y portavoz del Gobierno de España, Pilar Alegría, ha dado una declaración que resuena en muchos de nosotros. Según sus palabras, la cumbre que se celebrará en Madrid representa un «patriotismo de pacotilla». Su crítica no se detiene ahí; señala que, en lugar de preocuparles el bienestar de la sociedad, su interés práctico reside en el dinero y en cómo obtenerlo a expensas de valores fundamentales como la justicia social y la igualdad.

¿Acaso no sentimos aquí una verdad universal? Muchos de nosotros hemos sido testigos de cómo la política ha girado hacia un cerebral mercantilismo en lugar de una honesta consideración de las necesidades del pueblo. Es curioso, porque, a menudo, en conversaciones con amigos más jóvenes, me doy cuenta de que ellos se hacen las mismas preguntas que me planteaba a mi edad: «¿De verdad creen que ser patriota significa atacar los servicios públicos?»

Madrid: un escenario cargado de simbolismo

La selección de Madrid como sede para esta cumbre es, indiscutiblemente, un golpe estratégico. Madrid no solo es la capital, sino también un símbolo de la diversidad cultural y política de España, un lugar donde ideas diferentes se cruzan, a veces con un toque de ironía, como los mismos españoles. Las voces en contra de este evento, como la de Alegría, están intentando poner de relieve que lo que parece patriotismo a simple vista puede, en realidad, ser una agenda que perjudica a nuestra sociedad.

En un acto celebrado en Zaragoza, la ministra expresó que «en Madrid se exhala odio», dejando claro que el movimiento que convoca esta cumbre es, en su opinión, una manifestación de opiniones extremas que ignoran los avances en derechos y la descarbonización. Es una lucha palpable entre diferentes visiones de país. Podemos imaginar a la cumbre como un espectáculo lleno de banderas, discursos y quizás hasta alguna que otra actuación musical. ¡Quién sabe! Kenneth Branagh podría estar dirigiendo una obra en la que todos representamos un papel, pero al final del día, ¿quién sale realmente ganando?

El mensaje de la unidad frente a la división

Una de las cosas más notables del reciente acto de Pilar Alegría fue la ovación que recibió, lo que habla de un intento de unidad dentro del PSOE. Esto no solo es un signo de fortaleza, sino que también muestra que, a pesar de la diversidad de opiniones dentro del partido (y entre la población en general), hay un deseo colectivo de avanzar hacia un futuro más inclusivo.

Por supuesto, este futuro no es solamente un sueño utópico. Como bien enfatizó la ministra, podemos crecer económicamente y, al mismo tiempo, trabajar por la justicia social. ¿Quién dijo que no se podían combinar las dos cosas? Aquí es donde esa empoderadora frase «puesto en pie por la mayoría» brilla como un faro de esperanza.

La crítica a la oposición

Pilar no se detuvo solo en la crítica a los patriotas; también extendió su mirada hacia el PP y su líder, Alberto Núñez Feijóo. La afirmación de Alegría de que hay una diferencia entre ambos, donde el PP no se atreve a atacar en público el «escudo social», me hizo pensar en cuántas veces hemos visto a políticos jugar en las líneas grises. La pregunta que surge es: ¿realmente estamos dispuestos a permitir que la política más centrada en el mercantilismo continúe afectando nuestros derechos y la movilidad social?

Además, está claro que, a medida que nos acercamos a las elecciones de 2027, este discurso parece destinado a movilizar a las masas. ¿Quién no querría escuchar un llamado a la acción? ¡Estoy seguro de que muchos en el PSOE se están sintiendo como en la primera fila de un concierto de rock!

La revolución de los humildes: una nueva esperanza

Carlos Martínez, secretario general del PSOE de Castilla y León y alcalde de Soria, no tuvo reparos en abogar por una «revolución de los humildes». Así como me he encontrado con personas extraordinarias en sencillos cafés, él hace un llamado a los valores fundamentales: libertad, igualdad y la lucha contra el cambio climático. Es un mensaje profundo, especialmente en un contexto donde el desasosiego social parece estar en aumento.

¿Acaso no es nuestro deber como ciudadanos apoyar y participar en esta revolución? Personalmente, creo que cada pequeño esfuerzo cuenta. Desde reciclar más hasta participar en nuestros comunidades, hay tantas maneras de ser parte del cambio que queremos ver en nuestra sociedad.

La lucha por la igualdad de oportunidades

Martínez también ha destacado la realidad del alto coste de los servicios públicos, especialmente en áreas rurales. Me transporto a lo que escuché en una reunión local en un pequeño pueblo hace unos meses: «Vivir aquí debería ser una ventaja, no un castigo». Cuando Martínez menciona la necesidad de considerar la despoblación y los desafíos geográficos, se refiere a una lucha que muchos enfrentamos. La igualdad de oportunidades debe ser un derecho, no un privilegio. La pregunta es: ¿cómo podemos asegurar que todos tengan las mismas oportunidades sin importar su ubicación geográfica?

Un llamado a la acción

Así que, mientras observamos el desarrollo de la cumbre de patriotas en Madrid, recordemos que vale la pena cuestionar lo que se nos presenta como patriotismo y lo que en realidad implica. Desde la inclusión de grupos vulnerables en el discurso hasta el apoyo a políticas que prioricen los derechos humanos y la justicia social, hay mucho en juego.

Creo que todos podemos encontrar nuestra voz en este proceso. Puede ser en una conversación informal con nuestros vecinos o participando activamente en política local. La política de proximidad de la que hablaba Alegría puede derivarse de relaciones más personales y comprometidas. Entonces, ¿estás listo para unirte a la «revolución de los humildes» y asegurarte de que tu voz se escuche?

Al final del día, todos queremos vivir en un ambiente lleno de oportunidades y justicia. Confiemos en que nuestras palabras y acciones, por pequeñas que sean, pueden contribuir a un futuro más sostenible y equitativo. ¡Vamos a hacer ruido! Who’s with me?