La reciente decisión de la diócesis de Cuenca de cancelar la charla programada por el movimiento ultracatólico ‘Courage International’ ha sido un punto de inflexión en la conversación sobre los derechos de las personas LGTBI en España. Este hecho no solo ha generado una reacción inmediata en el ámbito social y político, sino que también ha puesto de relieve una lucha que sigue vigente en un mundo donde, sorprendentemente, algunos todavía ven la homosexualidad como un «problema» que necesita terapia. ¿Por qué seguimos enfrentándonos a este tipo de retrocesos en pleno siglo XXI?

Un poco de contexto: ¿qué es ‘Courage International’?

Fundado en 1978 en los Estados Unidos, Courage International es un movimiento que se presenta como un apoyo para personas LGTBI que buscan vivir en celibato y según las enseñanzas de la Iglesia Católica. Sin embargo, su enfoque ha sido severamente criticado a nivel mundial. ¿La razón? Promociona lo que muchos consideran «terapias de conversión» – prácticas que han sido desautorizadas tanto por la comunidad médica como por diferentes organizaciones de derechos humanos. Puedes imaginarte la escena: mientras algunos disfrutan de su libertad, otros intentan «convertir» a la gente a una definición muy estrecha de lo que debería ser.

Este tipo de iniciativas han sido rechazadas en varias partes del mundo, y muchos líderes religiosos se suman al clamor por la eliminación de tales «terapias». A pesar de esto, ‘Courage International’ ha encontrado un nicho en algunas diócesis en España, especialmente en lugares donde los sentimientos conservadores aún predominan.

La controversia en Cuenca: un evento que nunca debió ser

La diócesis de Cuenca anunció, en un principio, su apoyo para la charla programada por ‘Courage International’. Sin embargo, tras la organización de una protesta por parte de la asociación transfeminista NosOtras y un creciente descontento social, el evento fue cancelado. La portavoz de NosOtras, Estefanía Prior, expresó su satisfacción por la decisión del obispado, aunque advirtió que el trabajo para proteger los derechos de las personas LGTBI está lejos de terminar.

¿No es increíble cómo una simple protesta puede llevar a una institución tan grande a dar marcha atrás? Esto nos recuerda que la movilización y el activismo son herramientas poderosas. Una de mis primeras experiencias en una protesta similar fue cuando un grupo de amigos y yo decidimos manifestarnos a favor de los derechos LGTBI en nuestra propia ciudad. Nunca olvidaré la sensación de unidad y conexión con otras personas que también entendían la importancia de la lucha. ¡Y qué decir del cartel que hice! Era bastante colorido, con letras titilantes y un dibujo de un unicornio. Pero la cuestión es que, aunque mi arte podía no ser muy talentoso, la causa siempre ha sido lo que realmente importa.

La mirada crítica de la sociedad

Algunos líderes religiosos, como el obispo de la diosesisi Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, descalifican las preocupaciones sobre las ‘terapias de conversión’, tildándolas de un «constructo ideológico del marxismo». Pero, ¿de verdad estamos hablando de ideología aquí, o simplemente de la dignidad y el respeto que debería otorgarse a todas las personas, independientemente de su orientación sexual? Es fácil ver que, en lugar de abordar el verdadero problema, se está desviando la conversación hacia un terreno ideológico.

El impacto que tiene esta narrativa en la sociedad es preocupante. Las declaraciones de los líderes religiosos pueden legitimar actitudes que hacen que las personas LGTBI sientan que no son aceptadas. Este sentimiento de no pertenencia puede ser devastador. He escuchado en muchos entornos la frase «los jóvenes de hoy serán los adultos de mañana», y aunque puede sonar como un cliché, es un recordatorio poderoso de que cada acción tiene consecuencias.

Hacia el futuro: el compromiso se hace más fuerte

La cancelación de la charla programada en Cuenca no es solo un triunfo momentáneo; es una llamada de atención. Estefanía Prior hizo un punto importante: los derechos fundamentales se luchan o se pierden. Esto es algo que todos debemos tener muy presente. No se trata solo de un debate sobre valoraciones morales, sino de vidas que necesitan ser respetadas.

El Gobierno regional también ha tomado nota. Tras lo sucedido en Cuenca y en Guadalajara, están dispuestos a seguir trabajando para garantizar que «los derechos de las personas LGTBI sean respetados». ¿Acaso no es algo que deberíamos celebrar? Siempre he creído que el activismo puede tener resultados concretos, y una vez más, estamos viendo cómo la lucha por la igualdad da sus frutos.

Lo que podemos aprender de Cuenca

Los eventos en Cuenca son un claro recordatorio de que el camino hacia la aceptación plena y la igualdad es una senda cargada de obstáculos. Vivimos en un mundo donde el miedo y la ignorancia todavía prevalecen. Pero cada paso hacia adelante es un triunfo que merece ser celebrado.

Las voces de protesta son esenciales y, en este caso, han demostrado ser efectivas. La manifestación mantenida, a pesar de la cancelación del evento, subraya la resiliencia y determinación de la comunidad LGTBI. No podemos olvidar que estos gritos de protesta a menudo surgen de la frustración y el deseo de ser tratados con dignidad.

Reflexiones finales: el poder de la comunidad

La comunidad juega un papel esencial en la protección de los derechos individuales. En Cuenca, se ha demostrado que la unión puede tener un impacto significativo. Las protestas realizadas por NosOtras y otros colectivos son un testimonio del poder de la voz colectiva. Cada historia tiene su lugar, y al compartir nuestras experiencias, encontramos consuelo y apoyo.

Así que, cuando pienses en la siguiente protesta, considera unirte: puede ser una experiencia transformadora. Muchas veces, la actividad política parece un juego de grandes y pequeños, pero la realidad es que cada voz cuenta. ¿Cuántas veces hemos puesto en duda el poder de nuestras opiniones?

Con el creciente apoyo tanto a nivel local como internacional, ¿será posible que un día miraremos atrás y este capítulo en la historia sea solo una referencia para aprender de nuestros errores? La tarea no es menor, pero con la comunidad al frente, las posibilidades son infinitas. ¡Sigamos luchando!

No podemos olvidar que los derechos humanos son un viaje, no un destino. En cada ciudad y en cada barrio, debemos seguir defendiendo la dignidad de todas las personas, sin importar su orientación.

Así que, si alguna vez te sientes frustrado por las injusticias que observas, recuerda que tu voz puede marcar la diferencia. Después de todo, el poder de la comunidad es uno de los recursos más fuertes que tenemos.

¡Y aquí estamos, listos para seguir luchando!