El 12 de octubre, conocido en España como el Día de la Hispanidad, siempre ha sido un día cargado de simbolismo y controversia. Este año, la tensión ha alcanzado un nuevo pico en el corazón de Euskal Herria, con la decisión de la Guardia Civil de conmemorar tanto la fiesta nacional de España como su propio día con un desfile militar en el centro de Vitoria. Esta acción ha generado un rechazo rotundo por parte de EH Bildu, que ha calificado el evento como “inaceptable”. Pero, ¿qué hay detrás de estas palabras? Vamos a desglosar esta situación y explorar las múltiples capas que la envuelven.
El desfile militar: ¿una celebración o una provocación?
Cuando uno escucha la palabra «desfile», puede imaginarse una marcha alegre, llena de colores y un aire festivo. Sin embargo, para muchos en el País Vasco, el desfile militar de la Guardia Civil se siente más como un puñetazo en el estómago. ¿Cómo se puede celebrar algo que, para una parte de la población, simboliza la violencia y la represión?
EH Bildu ha expresado su preocupación ante lo que consideran un “salto cualitativo” en el contexto de las relaciones entre el cuerpo de seguridad y la ciudadanía. La formación ha hecho la denuncia de que este acto es un intento de “normalizar y blanquear” a un organismo que, según ellos, tiene un largo historial de abusos y torturas en la región. La frase “la convivencia democrática no es compatible con intentos de blanqueamiento de la violencia de Estado” realmente resuena y plantea la inevitable pregunta: ¿Hasta qué punto los símbolos y celebraciones deben ser reconsiderados en el contexto de la historia reciente?
Analytics y emotividad: el papel de la historia y las víctimas
Para comprender mejor la reacción de EH Bildu, es crucial conectar con la historia que rodea a la Guardia Civil en el País Vasco. En sus comunicados, han hecho referencia directa a los miles de víctimas que han sufrido torturas bajo su vigilancia. En este punto, mi mente viaja a una conversación que tuve hace no mucho con una amiga vasca, cuya familia ha padecido las secuelas de esa historia de violencia. “Ellos no entienden por lo que hemos pasado,” decía, mientras me miraba con desafío pero también con dolor. Decidir hacer un desfile en medio de esta narrativa parece no sólo un acto de celebración, sino más bien una honda falta de respeto hacia quienes han sufrido.
¿Qué nos dice esto sobre la relación entre símbolos y comunidad? El país se encuentra en un momento de reflexión, donde el dolor del pasado choca con los actos que pretenden reivindicar una identidad nacional en un contexto moderno. La pregunta que queda flotando es: ¿puede realmente haber un espacio para el diálogo cuando las heridas son tan profundas y frescas?
La crítica a los partidos políticos: el papel del PNV y PSE-EE
Según EH Bildu, tanto el PNV como el PSE-EE tienen, en sus palabras, “complicidad” con el “blanqueamiento” de la Guardia Civil. La crítica se centra en que el Gobierno municipal ha decidido abrir la puerta a este desfile, lo que, a su juicio, implica un respaldo a las acciones y a la historia del cuerpo, algo que la gente del país probablemente no celebra. El PSE, que ha sido histórico rival político de EH Bildu, está en el centro del huracán, lo que plantea una pregunta interesante: ¿dónde se sitúa realmente cada partido en un contexto de conflictos históricos?
En mi experiencia, es común en política que los actores busquen ajustar su narrativa según las circunstancias, pero los vascos son por naturaleza escépticos. ¿Hasta qué punto estos partidos, que ostentan el poder en civilización democrática, tienen la capacidad de entender y respetar la narrativa social que desborda por debajo? La conectividad entre sus decisiones y el descontento social se siente palpable.
Opiniones a favor y en contra del desfile
Claramente, hay dos caras en esta moneda. Algunos en España ven el desfile militar como un reconocimiento a la labor y sacrificio de aquellos que sirven en las fuerzas del orden. Desde una perspectiva de unidad nacional, esto puede parecer una celebración legítima. Pero, ¿es esta perspectiva válida cuando hay un número considerable de personas que la ven como un insulto?
Podemos aplicar este dilema a situaciones cotidianas: imagina que organizas una fiesta de cumpleaños sorpresa para un amigo que está en duelo. Aunque tus intenciones sean muy buenas, su dolor podría eclipsar cualquier alegría. Así, la importancia del contexto social se vuelve esencial al considerar celebraciones y conmemoraciones.
El futuro de las celebraciones nacionales en contextos plurales
Volviendo a la realidad de Euskal Herria, la intervención militar en celebraciones nacionales nos deja reflexionando sobre el futuro de estas festividades. ¿Estamos destinados a seguir con las mismas divisiones que han plagado nuestra historia? La respuesta parece indicar que cada vez más, las celebraciones deben ser revisadas y reconsideradas bajo una luz empática que tome en cuenta a todos los involucrados.
Podemos y debemos tener un diálogo más abierto acerca de la simbolización de nuestras celebraciones. ¿Por qué no incluir a los distintos sectores de la sociedad vasca en la creación de nuevas tradiciones que sean representativas y respetuosas hacia todos, desde las víctimas hasta aquellos que consideran estas conmemoraciones importantes?
Conclusión: el camino hacia adelante
Así que aquí estamos, en medio de un cruce complejo de emociones, recuerdos y reivindicaciones. La polémica desatada por el desfile de la Guardia Civil en Vitoria es un recordatorio de los desafíos que enfrentan las comunidades al intentar convivir pacíficamente en un contexto de historias cargadas de dolor. La demanda de EH Bildu no es simplemente un rechazo a la celebración militar, sino un anhelo de sensibilidad y justicia hacia quienes han sido víctimas de la violencia del Estado.
El 12 de octubre, para muchos vascos, representa no una celebración, sino una herida abierta. Mientras el país sigue buscando su camino hacia adelante, la pregunta persiste: ¿Cuál será el futuro de nuestras celebraciones en un mundo cada vez más plural y diverso, y qué podemos aprender de la rica historia que define a Euskal Herria?
Cada uno de nosotros tiene el poder de participar en la creación de un futuro donde todos puedan celebrar —o, al menos, reflexionar— sin que la memoria de las víctimas sea ignorada y sin que el dolor del pasado se convierta en el ruido de fondo en una celebración. Esa es la verdadera esencia de la democracia y el respeto mutuo. Al final del día, siempre podemos encontrar un punto donde las tradiciones del pasado se encuentren con las necesidades del presente. ¡Y quién sabe! Quizás un día el 12 de octubre pueda convertirse en un símbolo de unidad, y no de división.