En los últimos años, hemos sido testigos de cómo la opinión pública puede cambiar de un día para otro. En enero de 2022, un análisis titulado Hacerlo bien cayendo mal planteaba que, a pesar de una valoración relativamente buena sobre la gestión del Gobierno de España, su imagen no era la mejor. Si bien el artículo se centraba en ciertas áreas de la administración, también revelaba un sentimiento agridulce entre los ciudadanos. Ahora, tres años después, ¿qué ha cambiado? ¿Es la percepción más negativa un efecto del tiempo o responde a circunstancias particulares?

Contexto: el cambio en la percepción gubernamental

Cuando piensas en un gobierno, probablemente te venga a la mente un grupo de personas con trajes oscuros, reunidos alrededor de una mesa larga. Aunque a veces puede parecer que están en un episodio de una serie de comedia, la verdad es que sus decisiones afectan nuestras vidas todos los días. La administración pública se asemeja a una olla a presión; si no se maneja correctamente, puede explotar. Así es como hemos llegado a este punto en 2023.

La encuesta de 2022 reflejó una valoración positiva de la gestión del gobierno, pero hubo una sensación incómoda que no se podía ignorar. Desde entonces, el clima político en España ha cambiado considerablemente. La percepción ha ido cayendo en picado, comenzando por la creencia de que la coalición de gobierno es menos dialogante, competente y cohesionada. ¿Es un fenómeno aislado, o estamos ante un proceso que ha ido evolucionando poco a poco?

Análisis de la situación actual: un esbozo sombrío

La mayoría de los españoles, según las últimas encuestas, siente que su gobierno es menos receptivo y cumplidor que en años anteriores. Esto plantea una pregunta crucial: ¿realmente ha cambiado la gestión del gobierno, o somos nosotros, los ciudadanos, los que hemos cambiado nuestra forma de medirlo?

Permíteme compartir una anécdota personal. Recuerdo una vez que decidí mendigar un tazón de sopa en una fiesta, pensando que los invitados creían en la solidaridad humanitaria. Al final, no sólo no me dieron nada, sino que me hicieron sentir que estaba en el lugar equivocado. Esa experiencia me hizo reflexionar sobre las expectativas que a veces es fácil poner en los demás. ¿Estamos haciendo lo mismo con el gobierno?

La falta de diálogo: un factor decisivo

Una de las críticas más recurrentes hacia el gobierno actual es su escasa disposición al diálogo. Ahora, no quiero que te imagines políticos encerrados en una habitación, ignorando los gritos de la multitud. Es más sutil que eso. La falta de sensibilidad hacia las necesidades de la población puede llevar a la desconfianza y la frustración. En un mundo donde la comunicación es clave, es alarmante que parezca ser un aspecto deficitario en la administración pública.

A menudo, durante debates o comparecencias, podrás escuchar frases como «hemos escuchado las preocupaciones de la ciudadanía» o «estamos comprometidos con el bienestar de los ciudadanos», pero las acciones no siempre respaldan estas palabras. ¿Cuántas veces prometemos cosas en nuestras vidas y luego olvidamos cumplir? Tal vez, sólo tal vez, esos políticos que creen que pueden hacer promesas vacías son un reflejo de los engaños que a veces también hacemos en nuestra vida cotidiana.

Casos concretos: decisiones impopulares

En este contexto, es interesante recordar algunos eventos que han generado reacciones polarizadas. Por ejemplo, la reciente reforma laboral o el manejo de la crisis energética. Mientras algunos sectores aplauden estas decisiones, otros sienten que les han dejado de lado. La sensación de ser parte de un sistema que escucha no se puede subestimar; sin embargo, cuando ese sistema parece sordo, la paciencia se agota rápidamente.

Imagina que tu mejor amigo siempre te ignora cuando le hablas de tus problemas; eventualmente, te preguntarías por qué sigues en esa relación. ¿Es posible que un número significativo de españoles estén sintiendo lo mismo en su relación con el gobierno?

Competencia y cohesión: el núcleo de la gestión

Las percepciones sobre la competencia y cohesión del gobierno han tomado un giro oscuro. A pesar de que la coalición de partidos estaba destinada a unir fuerzas y construir un proyecto sólido, las divisiones internas han comenzado a salir a la superficie, diluyendo la experiencia colectiva. ¿Qué sucede cuando una bandada de patos comienza a volar en círculos en vez de hacia adelante?

Cuando recuerdo mi primer intento de unirme a un grupo de voluntarios, enseguida me vienen a la mente las luchas internas. Todos querían ser líderes, sin querer escuchar las ideas de los demás. ¿Te suena familiar? La competencia entre partidos debe ser sana, pero cuando se convierte en una lucha por el poder, el resultado es la desconfianza y la competencia entre ellos, en vez de un esfuerzo conjunto por el bien común.

La importancia de la receptividad: un llamado a la acción

Pregúntate: ¿qué es lo que más valoramos de nuestros líderes? La respuesta parece obvia: queremos representantes que escuchen y actúen en nuestra defensa. Cuando los ciudadanos sienten que no son escuchados, se produce una brecha que resulta difícil de cerrar. La receptividad se convierte en un pilar fundamental en la gestión gubernamental.

Una vez, mientras disfrutaba de unas tapas con amigos, uno mencionó que a veces sentir que su voz no importaba le hacía desear que el gobierno fuera más como un buen bar, donde todos podían opinar sobre cómo debería cambiar el menú. Claro, en un bar los cambios pueden ser más inmediatos, pero ¡vaya! La idea es válida.

Si los gobernantes no incorporan la voz del pueblo en sus decisiones, corren el riesgo de convertirse en figuras vacías e ineptas. La gente comienza a protestar y a convertirse en oposición, incluso si apoyó al gobierno en un inicio. Después de todo, un líder que escucha es un líder que se mueve con el tiempo; ¿quién quiere un líder que actúe como un disco rayado?

La cohesión: un valor en juego

Hablando de cohesión, es importante señalar que la falta de unidad puede resultar perjudicial. Imagina un equipo de fútbol donde cada jugador intenta marcar su propio gol, ignorando el trabajo en equipo. A largo plazo, eso no lleva a una victoria. Los partidos en el gobierno deberían esforzarse por trabajar en conjunto, estableciendo una visión común.

Recientemente, he seguido un programa de televisión sobre un grupo de científicos que intentan resolver problemas desde múltiples perspectivas. Al principio, el enfoque competitivo les causó estragos, pero a medida que aprendieron a colaborar, notaron un avance significativo. Eso es lo que se necesita en el gobierno, un esfuerzo real para unir diferentes voces y visiones.

Reflexiones finales: ¿es posible un cambio positivo?

A medida que reflexiono sobre la percepción del gobierno de España en 2023, es evidente que hay un camino por recorrer. La falta de dialogo, competencia y cohesión han impactado la percepción pública. Sin embargo, nunca es tarde para aprender.

Los líderes políticos deben mirar a su alrededor y reconectar con la sociedad civil. La participación y la receptividad no sólo benefician a la ciudadanía; también puede ser una forma de revitalizar su propia imagen. Y a ti, querido lector, ¿qué piensas? ¿Es suficiente la voluntad de cambio por parte del gobierno o necesitamos algo más radical? El poder está, en definitiva, en nuestras manos, y sólo entonces podemos ver cómo la percepción del gobierno cambia conforme a la realidad.

Como siempre, la historia está en marcha, y quizás en el futuro no sólo reflexionemos sobre este momento, sino también sobre cómo el cambio y la adaptación pueden convertirse en aliados en esta compleja danza llamada política. Después de todo, si ajuntamos la inteligencia colectiva, el camino hacia un destino compartido puede ser más satisfactorio y quizás, sólo quizás, menos enrevesado.

Recuerda que, como dice el viejo refrán, «la unión hace la fuerza», y si somos capaces de reconocer nuestras diferencias, tal vez, sólo tal vez, logremos construir un futuro brillante para España, en el que cada voz cuente y cada acción tenga un propósito.

¡Así que anímate y comparte tus pensamientos! Y, por favor, no dudes en comentar sobre este artículo. Estoy seguro de que todos tenemos algo que aportar a esta conversación, porque al final del día, la democracia se nutre del intercambio y el respeto mutuo. ¡Hasta la próxima!