La paridad de género en las instituciones ha dejado de ser un eco lejano para convertirse en una demanda cotidiana. La reciente controversia en torno a la regla de la paridad en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en España es un claro ejemplo de cómo el tema de la inclusión y la igualdad sigue siendo un camino lleno de baches y discusiones. Pero, ¿realmente estamos preparados para entender lo que esto implica? Acompáñame en este recorrido, donde desglosaremos el informe del Gabinete Técnico del CGPJ, el debate con la Comisión de Igualdad, y reflexionaremos sobre la importancia de la paridad de género en la justicia.

La regla de la paridad: ¿una buena idea o un mero discurso?

A veces me pregunto si realmente nos tomamos en serio la inclusión. A diario escuchamos sobre el rol de las mujeres en la sociedad, y sin embargo, miramos hacia otro lado cuando se trata de aplicar cambios significativos. El informe al que ha tenido acceso EL MUNDO sugiere que el principio de presencia equilibrada entre hombres y mujeres no debe ser un criterio «imperativo y automático» en todos los procedimientos de nombramiento. ¿Acaso esto no suena a un eufemismo? La idea de que el mérito y la capacidad deberían tener mayor relevancia que el sexo del candidato es uno de esos argumentos que se repiten una y otra vez. Pero la realidad es que, a menudo, el mérito es objeto de debate y interpretación.

El informe del Gabinete Técnico

La presidenta del CGPJ, Isabel Perelló, ha solicitado un informe que establece que la regla de la paridad del 60-40 debe aplicarse a los nombramientos de la carrera judicial, pero no de forma automática. Este argumento, aunque puede sonar lógico, genera ciertas inquietudes. Es decir, ¿qué pasa si, después de aplicar este principio, nos encontramos con un escenario donde las mujeres no ocupan puestos de liderazgo en la justicia? ¿Estaremos realmente promoviendo la igualdad o simplemente reforzando la inercia de un sistema que ya tiene sus propias dinámicas?

En mi experiencia personal, muchas veces he considerado que el verdadero mérito se mide en acciones, no en estadísticas. Pero aquí se trata de romper con un ciclo sostenible de desigualdad. El dictamen del Gabinete Técnico describe la paridad como un «mandato vinculante» para la política de nombramientos del CGPJ, lo cual es un paso positivo. Claro, siempre que estos pasos estén acompañados de medidas efectivas que garanticen que las mujeres tengan las mismas oportunidades para demostrar su competencia.

El conflicto con la Comisión de Igualdad

Como si esto no fuera suficiente, nos encontramos con el frente opuesto: el informe de dos vocales de la Comisión de Igualdad, Carlos Hugo Preciado y Lucía Avilés, que resaltan que la regla no es solo una recomendación, sino un imperativo legal. Aquí es donde surgen las preguntas más interesantes: ¿debería la presencia de mujeres en las presidencias de las salas del Supremo ser una prioridad? Y, si es así, ¿por qué se limita a «al menos dos» de las cuatro posibles?

Dicho de otro modo, muchas veces en debates como este, nos encontramos con un gran dilema: el miedo a que la paridad afecte el rendimiento y la calidad del trabajo. Como si el hecho de que una mujer ocupe un cargo de liderazgo automáticamente implicara que se sacrifica el mérito. Pero, spoiler alert: eso no es verdad. La diversidad de pensamiento y experiencias en un grupo puede, y de hecho suele, enriquecer la toma de decisiones.

La importancia de la paridad en la cúpula judicial

Voy a ser honesto: la cúpula judicial es un entorno que ha estado dominado por hombres desde hace demasiado tiempo. Si bien la inclusión de voces diversas en la tierra de las leyes puede parecer un simple acto simbólico, sus implicaciones son mucho más profundas. La ausencia de representación equitativa genera un vacío en la forma en que se comprenden y se aplican las leyes.

¿Qué implicaciones tiene la falta de representación de las mujeres?

  1. Visión limitada: Las experiencias de vida son diversas, y las decisiones sobre la justicia deberían reflejar esta diversidad. Si un grupo homogéneo toma decisiones, corremos el riesgo de crear normas que no contemplen necesidades y problemáticas específicas de las mujeres.

  2. Desconfianza en la justicia: La falta de representación alimenta la desconfianza de la ciudadanía en las instituciones. Si la población ve que sus representantes no son fieles reflejos de la sociedad, ¿cómo podemos esperar que confíen en el sistema judicial?

  3. Menor empoderamiento: La paridad no es solo un tema de números. Es un mecanismo que permite que más mujeres se sientan empoderadas y dispuestas a abordarlo todo, desde la violencia de género hasta la reforma de las leyes laborales. Al no haber mujeres en posiciones de poder, se limita la capacidad de abordar cuestiones críticas que afectan a la mitad de la población.

Y ahí está el desafío. Al final, el verdadero reto radica en encontrar el equilibrio entre mérito y equidad. El informe del CGPJ, por un lado, intenta justificar que el mérito debe ser prioritario; sin embargo, debemos cuestionar qué significa realmente «mérito» en un entorno que históricamente ha favorecido a un solo género.

Mirando hacia el futuro: pasos a seguir

A medida que se espera la decisión final sobre los nombramientos de magistrados en la cúpula judicial, es imperativo que el CGPJ considere estos informes con seriedad. Aquí hay algunos pasos que podrían ser útiles en esta travesía hacia un sistema judicial más equitativo:

  1. Capacitación en diversidad: Incorporar programas de formación que sensibilicen a todos los miembros del CGPJ sobre la importancia de la representación equitativa y su impacto en la toma de decisiones.

  2. Revisión de criterios de selección: Replantear cómo se evalúa el mérito en los nombramientos, asegurando que se incorporen diferentes perspectivas y experiencias.

  3. Fomentar la participación activa de las mujeres: Crear programas específicos que ayuden a fomentar el liderazgo femenino en la carrera judicial. ¿Por qué no un programa de mentoría que conecte a mujeres jóvenes con líderes en el sector judicial?

  4. Transparencia en los procesos: Implementar procedimientos claros y transparentes para los nombramientos, dejando claro cómo se aplica la regla de la paridad y cómo se mide el mérito.

  5. Sensibilizar a la población: Realizar campañas de concientización sobre la importancia de una justicia equitativa y cómo cada uno de nosotros puede contribuir a ella.

Conclusión

En última instancia, la cuestión de la paridad de género en la cúpula judicial no es simplemente una cuestión de números, sino de principios. Es un reflejo saludable de lo que debe ser nuestro sistema judicial: diverso, inclusivo y representativo de la sociedad a la que sirve. Así que, cuando leo sobre la controversia actual, siento una mezcla de esperanza y escepticismo. Porque, aunque el camino hacia la igualdad puede ser largo y tortuoso, cada paso cuenta. Y como si fuera una película, espero que esta historia tenga un final feliz para todos aquellos que anhelan una justicia más equitativa en España.

Al final del día, ¿no merecemos todos un sistema judicial que realmente refleje la diversidad de nuestra sociedad? La igualdad no es solo un objetivo. Es una necesidad. Así que, vamos a empezar juntos esta conversación y hacer que nuestras voces sean escuchadas.