Hablar de pensiones en España es tocar un tema delicado. Todos hemos escuchado las historias de nuestros abuelos, esos que a veces se pasan horas contando cómo tenían una pensión decente, mientras hoy muchos se retiran con la incertidumbre de si llegarán a fin de mes. A partir de 2022, el gobierno, entonces bajo la batuta de José Luis Escrivá, hizo una apuesta a la grande: los planes de pensiones de empleo. Pero, ¿están funcionando como se esperaba? Spoiler: no exactamente.

Un inicio prometedor pero poco fructífero

Cuando se anunció este plan, la esperanza era palpable. La idea era incrementar no solo el número de beneficiarios de planes de pensiones de empresa, que en ese momento apenas alcanzaba el 8,5% de la población activa, sino también mejorar el monto de estos planes de empleo. Sin embargo, más de un año después, el panorama es un poco sombrío: solo alrededor del 13% de los trabajadores se han beneficiado de estos planes.

Te diré que en mi propio círculo de amigos y familiares, la mayoría considera que pagar una cuota para un plan de pensiones es como darle su dinero a un amigo que siempre llega tarde a devolverlo. Casi todos prefieren llevarse ese dinero a un viaje, una cena o incluso a esas zapatillas deportivas que nunca utilizan. ¿Y tú también te has sentido así alguna vez? ¿Es esa una opción viable para tu futuro?

Desde el lanzamiento de la iniciativa, el número de beneficiarios de planes de pensiones de empleo ha crecido, sí, pero de manera tan lenta que casi parece que se están tomando un café y hablando de lo bonito que es el dinero a largo plazo mientras el tiempo pasa.

La situación actual: un camino lleno de baches

Los compromisos que asumió el gobierno con Bruselas fueron más que audaces. La meta era clara: aumentar la participación de los empleados cubiertos por planes de pensiones de empresa a 13 millones para 2030, un objetivo bastante ambicioso si consideramos que al principio de esta cruzada solo había 1,9 millones de beneficiarios. Piensa en esto por un momento. Si tú y tus amigos se encuentran para planear un viaje y solo logran que uno de ellos se apunte, probablemente se verían obligados a cambiar de destino. Pero aquí estamos, con un plan que apenas está despegando.

Dicho esto, los expertos prometen que si se logra cumplir con estos ambiciosos objetivos, las pensiones de empleo se convertirán en un pilar fundamental que podrá aliviar la carga sobre los sistemas de pensiones públicas, que, seamos honestos, están más sobrecargados que el bolígrafo de un profesor después de un día de clases.

¿Y cómo se logrará esto? La respuesta puede estar en el fomento de la semiobligatoriedad de estos planes, lo que significa que los trabajadores serían automáticamente inscritos en estos, a menos que decidan lo contrario. Esto ha despertado opiniones encontradas: por un lado, algunos piensan que es un gran paso hacia la estabilidad económica; por otro, hay quienes se sienten intimidados por la falta de opciones.

Un modelo a seguir: ¿existen alternativas?

En el informe del Instituto Santalucía, se examinan ejemplos de otros países que han implementado modelos exitosos de pensiones. Australia es uno de ellos. ¿Sabías que los activos de sus fondos de pensiones representan el 133% de su PIB? Así es, en vez de depender enteramente de las arcas del gobierno, ellos han optado por un enfoque que permite que sus ciudadanos ahorren y gestionen su futuro económico independientemente.

¿Y a qué se debe esto? Básicamente, a que han creado un entorno en el que se incentiva el ahorro a través de planes de pensiones. De manera similar, Estados Unidos tiene el sistema de workplace pensions, que ha llevado a que la mayor parte de los activos del país se concentren en estos fondos. ¿No sería genial llegar a esa cifra en España? Pero, ah, la realidad es un poco más dura.

Necesidad de cambios radicales

La Reforma de Pensiones, que comenzó en 2022, fue un primer paso, pero muchos opinan que no es suficiente. Han surgido voces que abogan por una modificación de estas leyes para eliminar lo que no está funcionando y, sobre todo, avanzar hacia una estructura que priorice el ahorro en lugar de centrarse en dar soluciones rápidas. Es aquí donde entra el «compromiso genuino» de todos los involucrados: gobierno, industria, trabajadores. A veces parece que en la sala de juntas del gobierno hay menos acción que en la última temporada de una serie que sigue en el aire a pesar de tener más críticas negativas que buenos comentarios.

La clave, entonces, está en actuar de manera conjunta y dejar de buscar el beneficio inmediato a corto plazo. Aquí es donde los viejos amigos del sistema, es decir, el Estado y la empresa privada, deben unir fuerzas.

El dilema de la participación: ¿cómo entusiasmar a la gente?

Algunos expertos proponen que la clave para mejorar estos planes de pensiones es, sencillamente, entusiasmar a la población. ¿Cómo? Es un dilema complicado. Piénsalo: si le dices a alguien que uno de tus amigos te ha contado un chiste impresionante pero tú no se lo cuentas porque no quieres arruinar la sorpresa, es probable que ese amigo nunca te vuelva a contar un chiste. La gente necesita entender la importancia del ahorro y sentir que hay un verdadero beneficio a largo plazo.

Para mejorar la participación, se ha hablado de realizar campañas de sensibilización que conecten con los trabajadores a un nivel emocional. A veces se está tan ocupado lidiando con la rutina diaria de la vida que nos olvidamos de que, al final del día, lo que realmente cuenta son aquellos pequeños momentos: una ahorrada en el banco, un plan para las vacaciones, un futuro menos incierto.

Un modelo inclusivo como clave del éxito

Un aspecto crucial de este cambio es la inclusión. Si bien hablamos de un crecimiento en la participación de los planes de pensiones, la realidad es que muchos trabajadores aún están fuera de esta ecuación. La propuesta de adscripción automática de trabajadores en planes de pensiones podría ser merecedora de una discusión más profunda.

Por supuesto, ¿alguien puede pensarlo a fondo y no entrar en un estado filosófico sobre cómo el trabajo es algo que estamos haciendo hoy para asegurar un mañana mejor? Este dilema requiere un enfoque mucho más amplio en el que no dejan fuera a los Freelancers o los trabajadores temporales, un grupo creciente en nuestra economía.

El futuro de las pensiones en España: optimismo o pesimismo

Volviendo a la actual situación de las pensiones, está claro que el sendero trazado por el gobierno no está exento de obstáculos. Las cifras son lo suficientemente preocupantes como para ser temas de conversación entre amigos o para un buen podcast sobre economía. Sea si se mira desde un ángulo optimista o pesimista, es fundamental encontrar soluciones que alineen los intereses de todos los involucrados en este enredo.

Las voces que abogan por una reforma radical del sistema están comenzando a ganar más espacio dentro del debate. Y mientras tanto, la población sigue preguntándose: ¿qué pasará con mi pensión? ¿Cuál será mi calidad de vida en el futuro? Es el tipo de preguntas que nadie quiere hacerse mientras toma su café por la mañana, pero a veces no hay otra opción.

Reflexión final: hacia dónde dirigirnos

Así que aquí estamos, reflexionando sobre el futuro de las pensiones en España y el papel que todos podemos jugar en esto. ¿Podríamos ser la generación que finalmente haga que el sistema funcione para nosotros? ¿O pasaremos a ser otro capítulo en el complejo libro de la historia económica española? Quizás, solo quizás, con los cambios correctos, algunos we-fies y buenos consejos de abuelos se pueda acabar con el miedo al futuro.

No tengo la respuesta, pero confío en que, con un poco de voluntad y mucha información, no solo lograr que más del 80% de la población activa esté cubierta por estos planes de pensiones, sino que también se logre hacer de este un tema cotidiano, algo que motive a los españoles a hablar, a ahorrar y, sobre todo, a construir un futuro más seguro y esperanzador.

Al final del día, las decisiones que tomemos hoy nos afectarán a todos en el futuro. Así que, ¿por qué no hacerlo juntos?