En un mundo donde la velocidad es sinónimo de éxito, la reciente declaración del Ministro de Economía, Comercio y Empresas de España, Carlos Cuerpo, ha puesto en evidencia una cuestión que a muchos nos quita el sueño: ¿qué sucede con esa tortuga que es la Unión Europea cuando se trata de tomar decisiones cruciales para la economía? Con 19 meses de retrasos en la implementación de medidas, Cuerpo ha manifestado su preocupación y ha abogado por una reforma del sistema de gobernanza europeo. Pero, realmente, ¿es el sistema burocrático de la UE un freno para el desarrollo económico de España, o hay otros factores en juego?

La tortuga y la liebre: un cuento moderno

Recuerdo la historia de la tortuga y la liebre, aunque en este caso la liebre se ha convertido en un auténtico corredor de fondo y la tortuga ha decidido tomarse unas buenas vacaciones. Mientras competidores globales como EE. UU. y China avanzan a pasos agigantados en términos de economía y tecnología, Europa parece atrapada en la rutina de la burocracia. Pero, ¿qué podemos hacer?

La respuesta no es sencilla. Como ciudadanos europeos, a menudo nos encontramos atrapados en este juego de esperar y ver. Es casi como ir al médico y descubrir que el tiempo de espera es superior al tiempo que llevarás en la consulta. Frustrante, ¿verdad?

Un lamento que se escucha

Cuerpo realizó sus críticas en el contexto del informe titulado “La empresa española ante la autonomía estratégica europea”, elaborado por la firma de servicios profesionales. Este estudio presenta las inquietudes del sector empresarial sobre la necesidad de una mayor agilidad en la toma de decisiones a nivel europeo. La falta de acción puede no solo frenar las innovaciones y reformas importantes, sino que también puede impactar negativamente en la competitividad global de las empresas españolas.

La autonomía estratégica no es solo una cuestión de términos elegantes; es un imperativo del siglo XXI. En un momento en el que el cambio climático, las crisis sanitarias o los conflictos geopolíticos exigen respuestas rápidas y efectivas, la lentitud de la EU puede sentirse como una broma de mal gusto. ¿No sería genial si la burocracia pudiera cambiar su ritmo y unirse a la fiesta?

La burocracia: un mal necesario

Vale la pena hacer una pausa y reflexionar sobre el rol de la burocracia en la construcción de un espacio común como el de la Unión Europea. A menudo, la burocracia es vista como un obstáculo, pero es fundamental para garantizar que las decisiones se tomen de manera democrática y coherente. ¿No preferirías un proceso que, aunque lento, asegure que cada voz es escuchada y que se toman decisiones informadas?

Sin embargo, la cuestión es que, a veces, esa misma burocracia, en vez de servir al pueblo, parece estar en su contra. Las empresas, especialmente las españolas, se encuentran en un verdadero cóctel donde la receta se queda corta por la falta de ingredientes clave: rapidez y adaptabilidad.

La economía española enfrenta desafíos adicionales

La economía española no solo debe enfrentar la lentitud de la UE. Potenciales crisis económicas, tensiones políticas y una economía global inestablemente cambiante añaden más peso a la balanza. ¿Recuerdas cómo se sentía la economía cuando estábamos lidiando con el impacto de la pandemia de COVID-19? Si bien el impulso económico de la UE es crucial, la situación actual obliga al país a crear sus propias estrategias de crecimiento y resiliencia. Según recientes informes de Eurostat, España continúa siendo uno de los países europeos más afectados por el desempleo juvenil y la inflación, lo que dificulta aún más el panorama.

Es aquí donde entran en juego la innovación y la transformación digital. Muchas empresas están buscando modernizarse para ser más competitivas tanto en el contexto interno como en el externo. Pero, ¿cómo pueden hacerlo si se encuentran esperando a que Europa mueva su ficha? Es una situación que provoca frustración y ansiedad en muchos empresarios y emprendedores españoles.

Propuestas para una Europa más ágil

Carlos Cuerpo, en su alegato por reformas, ha tocado un tema crucial: la necesidad de acelerar los procesos. Y no se trata solo de abrir una cuenta de Netflix y ver todos los episodios de tu serie favorita sin publicidad. Necesitamos un enfoque más serio y reactivo que se adapte a las necesidades del mercado global.

1. Revisar los procesos burocráticos

No digo que deberíamos eliminar la burocracia, como si fuera un artefacto antiguo que acumulamos en el trastero. Pero quizás una revisión profunda pueda ayudar a identificar pasos innecesarios. ¿Por qué no permitir la simplificación de ciertos procedimientos administrativos que ralentizan la respuesta?

2. Apostar por la digitalización

En la era de la información, la digitalización es clave. La administración europea debe invertir en plataformas que permitan una interacción más fluida y rápida. No más papeles, sellos y visitas a oficinas que parecen sacadas de una película de los años 80.

3. Fomentar la innovación

En lugar de un enfoque reactivo, la UE debería promover un ecosistema que priorice la innovación y el emprendimiento. Creando un marco regulatorio que permita la experimentación y el crecimiento de nuevas soluciones, apoyando a las startups y empresas emergentes.

4. La agilidad como tercera palabra en la agenda

No me malinterpretes, no estoy sugiriendo que la agilidad deba convertirse en un mantra, pero sería bonito que se convirtiese en una parte central de la estrategia europea. La rapidez en la implementación puede ayudar a las empresas a ser más competitivas en un mundo que no espera.

La visión a futuro

Es innegable que necesitamos un cambio, pero el camino hacia la autonomía estratégica en Europa no es fácil. La lentitud del proceso europeo debe ser enfrentada y discutida con seriedad, pero también con un optimismo renovado. Cada una de estas reformas podría ser un paso hacia un futuro donde España, junto con el resto de los miembros de la UE, sean protagonistas en la escena económica global.

Como ciudadanos europeos, no solo nos toca esperar a que el reloj de la burocracia se aligere, sino también exigir que se tomen acciones concretas. La voz de los ciudadanos y la presión del sector privado pueden ser agentes de cambio efectivos.

Reflexiones finales

Al final del día, es esencial recordar que, aunque la tortuga no gana la carrera contra la liebre, es importante que se mantenga en el camino correcto. La economía española y la UE tienen un largo camino por recorrer, y mientras tanto, quizás debamos hacerlo más ameno, añadiendo un poco de humor y resiliencia a esta combinación. Porque, ¿quién puede decir que una buena risa no ayuda a afrontar situaciones complicadas?

Además, tomando en cuenta las palabras de Cuerpo, el tiempo es oro y, en este caso, el oro es la oportunidad de modernizar y fortalecer nuestra economía. #BonosVerdeEuropeo ¡Estamos a la espera de ver cómo se desarrollan los acontecimientos!

Con una pizca de esperanza y una dosis de acción, tal vez la lentitud de la UE pueda convertirse en una historia de superación. ¿Te imaginas?

Así que la próxima vez que escuches las críticas sobre la burocracia europea, recuerda: la tortuga, aunque lenta, puede también enseñarnos a ser pacientes, a tomar el tiempo correcto y, con un poco de suerte, a encontrar soluciones creativas para avanzar hacia un futuro más próspero.