La economía española ha sido un tema candente desde que el COVID-19 hizo su aparición estelar, como si fuera la última moda en TikTok, pero con mucho más impacto. Un efecto secundario no deseado de esta crisis ha sido la inversión. Si bien el panorama económico comienza a despejarse, la inversión privada parece ir a pie mientras que la inversión pública corre como un atleta de maratón. Vamos a desglosar lo que está sucediendo en este ámbito.

El estado de la inversión en España: ¿Crisis o crecimiento?

La inversión en España se siente como ese amigo que siempre llega tarde a la fiesta. A pesar del impulso de los fondos europeos, que cada vez parecen más la salvación de muchas empresas, el 45% de ellas ha afirmado que habría dejado ciertos proyectos en el baúl de los recuerdos si no fuera por este apoyo. Imagínate la cara de un emprendedor cuando descubre que sus sueños de expansión dependen de una subvención. «Oh, genial, ¿puedo pedir otro deseo al genio de los fondos europeos?»

En una encuesta reciente del Banco de España entre más de 6,500 empresas, salieron a luz algunas verdades inquietantes. Solo un 24% de las empresas habría ejecutado sus proyectos sin esos fondos VIP. Bonsai porque es…. ¡limitado! Y también una forma de expresar la incertidumbre que afecta a las decisiones de inversión en España.

Fondos europeos y su influencia en la inversión

Los fondos europeos han llegado como una bocanada de aire fresco para muchas empresas, especialmente en el ámbito digital. Aproximadamente el 40% de las empresas solicitantes han optado por destinar estos recursos a proyectos digitales, y no es de extrañar, dado el empuje que la pandemia dio a la digitalización. Desde un negocio local tirando de ecommerce hasta la empresa que desarrolla esa app para llevarte el café del bar de la esquina a casa, todos están buscando aprovechar este tren.

Los proyectos verdes y de I+D+i también están ganando terreno, lo que es un soplo de aire fresco para la sostenibilidad. ¡Mira cómo todos se ponen verdes! Aunque más que un cambio estético, representa la necesidad de adaptarse a un futuro más responsable y consciente.

Subvenciones: ¿Un atajo o una ruta segura?

La pregunta del millón: ¿son realmente las subvenciones una solución sostenible a largo plazo o son un simple “aparente” empujón? La realidad es que este financiamiento comunitario puede ofrecer un empujón momentáneo, pero a medida que estas ayudas se van agotando, las empresas podrían encontrarse en un aprieto.

La encuesta muestra que un tercio de las empresas aún seguiría adelante sin ayuda, pero, ¿realmente sería lo mismo? Uno no puede evitar pensar que estas subvenciones son la galleta de la suerte que se necesita para hacer una gran comida. Pueden hacer la diferencia entre un nada emocionante «un día más en el trabajo» y «¡mira el mundo, tenemos un proyecto!».

La inversión privada: ¿Un mito?

La inversión privada en España es como ese amigo que promete ir a la boda, pero nunca aparece. Ha bajado del 12.6% del PIB en 2019 al 10.7% proyectado para 2024. ¿Por qué esa caída tan dramática? Las empresas parecen estar más enfocados en la mejora de la productividad en lugar de asumir riesgos financieros.

Un análisis de la última década muestra que, a pesar de que España se posiciona como la economía que más crecerá en 2025, la inversión privada aún camina por una cuerda floja. Cuando indagas más, notas que la incertidumbre política es el peor enemigo de la inversión. Este es un sentimiento que afecta desproporcionadamente a las pequeñas y medianas empresas. ¡Es como si estas empresas tuvieran miedo de meter la mano en el agua helada de una piscina en invierno!

Proyecciones de inversión: Un optimismo cauteloso

Sin embargo, hay un rayo de esperanza. A pesar de la incertidumbre, las empresas están planeando aumentar su inversión en los próximos meses. Puede que sea un optimismo cauteloso, pero algo es algo. Algunos sectores como la industria y la energía tienen un futuro prometedor, mientras que la construcción mira el horizonte con un poco más de escepticismo. Al final del día, es mucho como estar de pie en un barco: puedes ver la tierra firme, pero la ola sigue empujando.

Las empresas más productivas y las que han solicitado ayuda comunitaria son las que proyectan un mayor crecimiento en sus inversiones.

Obstáculos en el camino hacia inversiones más esperadas

Aunque el futuro parece prometedor, aún hay montones de obstáculos que superar. Hasta un 40% de las empresas encuestadas identificó la incertidumbre económica como el mayor freno para nuevas inversiones. Esa sensación de que las cosas pueden cambiar de un día para otro es suficiente para que las empresas se aguarden.

Otras preocupaciones, como la subcontratación, la regulación, y la rentabilidad de los proyectos también están presentes en este paisaje incierto. Esa incertidumbre se siente como tener una alarma en tu casa que no deja de sonar, incluso cuando no hay un ladrón presente. Nunca sabes si deberías salir a investigar o quedarte a dormir.

La inversión pública se impone: Un rayo de luz

Por el contrario, la inversión pública está mostrando un crecimiento constante, brillando más que un sol radiante en un día nublado. En el último año, representó aproximadamente el 2.8% del PIB, un aumento frente al 2.2% de antes de la pandemia. Como el Banco de España señala, este dinamismo se debe en parte a la situación de crisis sanitaria y a los fondos de la UE para iniciativas como el Next Generation EU. Y no, no se trata del próximo videojuego de aventuras, aunque definitivamente es algo épico para la economía.

Esta inversión pública está funcionando como un ancla en medio de la tormenta económica y está ayudando a las empresas a mantenerse a flote, incluso mientras enfrentan su propia lucha por crecer.

Reflexiones finales: Un camino incierto pero lleno de posibilidades

La inversión en España se encuentra en un equilibrio delicado. Las empresas están apostando por un futuro mejor, pero persiste la sombra de la incertidumbre, como una nube oscura. La combinación de fondos europeos y ciertas tendencias de inversión puede dar lugar a un crecimiento significativo a largo plazo, pero la dependencia de estos recursos plantea la incertidumbre sobre la sostenibilidad.

Así que aquí estamos, aguardando las decisiones que se tomen en los próximos años, mientras las empresas continúan navegando por un mar de desafíos y oportunidades. Al fin y al cabo, ¿quién no quiere ser parte de la aventura que es construir el futuro de la economía? Aunque, como diría mi abuela: «Lento pero seguro, hijo, porque a veces es mejor navegar despacio que naufragar».

Y tú, querido lector, ¿qué opinas sobre la inversión en España? ¿Crees que el futuro es más brillante de lo que parece? Me encantaría verte interactuar en los comentarios y compartir tus pensamientos.