¿Alguna vez te has preguntado cómo las matemáticas pueden influir en la belleza de un edificio? Me acuerdo de la primera vez que me topé con el término «proporción áurea». Era un día cualquiera en el colegio, el sol brillaba y, sinceramente, preferiría estar en el recreo. Pero ahí estaba yo, escuchando a un profesor que trataba de convencerme de que un número, el famoso 1.618033988749894… (¿quién se lo inventó, un matemático aburrido?), era la clave para entender la estética en la naturaleza, el arte, y sí, tú lo adivinaste, ¡la arquitectura! Y aquí, muchos años después, me sorprendo al descubrir que la historia de la proporción en la arquitectura puede ser aún más emocionante que esa aburrida clase.

De espías y tesoros: la misión del arquitecto Rafael de La-Hoz

La vida está llena de giros inesperados. Uno podría pensar que trabajar con números y proporciones es un asunto más bien tedioso, pero a principios de los años 50, un joven arquitecto llamado Rafael de La-Hoz Arderius se encontró en una misión que ni siquiera la mejor película de espías de Hollywood podría haber imaginado. Su tarea: descubrir dónde, en la España prerrenacentista, se había aplicado la proporción áurea. ¿El escenario? La mágica ciudad de Córdoba.

Pero antes de continuar, quizás deberíamos dar un paso atrás. Para aquellos que nunca han oído hablar de la proporción áurea (lo cual es más común de lo que parece, ¡lo prometo!), vamos a hacer una rápida inmersión. Imagina que tienes una cuerda de un metro. La proporción áurea te dice que tienes que cortarla de tal manera que la relación entre la longitud total y el segmento mayor sea la misma que entre este y el segmento menor. En otras palabras, zaaz, has convertido tu cuerda en arte. Al final del día, si puedes hacer que una cuerda luzca artística, seguro que puedes hacer maravillas con un edificio.

El trasfondo matemático: Euclides y su legado

La búsqueda de La-Hoz necesitaba una brújula, y aquí es donde entra Euclides, un tipo que vivió hace más de 2,300 años y cuya obra “Los Elementos” todavía está más presente que las selfies de tus amigos en Instagram. Aunque Euclides no utilizó el término «proporción áurea», sus fundamentos sentaron las bases para que otros se maravillaran con las relaciones matemáticas en la naturaleza, el arte, y por supuesto, la arquitectura.

Por increíble que parezca, la influencia de Euclides se extendió a toda Europa mucho después de su muerte. Aquí estamos hablando de una pérdida de conocimiento como la que podría fragmentar un rompecabezas que esperabas resolver. Pero no temas, porque Córdoba fue el escenario perfecto para que De La-Hoz iniciara su búsqueda. Esta ciudad, llena de historia y cultura, se convirtió en el laboratorio donde se pondrían a prueba sus teorías.

Córdoba: un lugar mágico para la proporción

Córdoba, ah, qué lugar tan mágico. Cualquiera diría que con su rica historia y su impresionante Mezquita, era el mejor lugar para estudiar la proporción áurea. A medida que De La-Hoz investigaba, recogía datos y observaba edificios, se encontró ante otra revelación: en lugar de la proporción esperada, ¡apareció otra! La proporción cordobesa, un descubrimiento que, a primera vista, podría parecer un simple error.

Imaginemos un arquitecto, en su estudio, observando y midiendo, casi como un detective en una escena del crimen, mientras escucha la melodía de “El Entrante” de Almudena Grandes de fondo. La-Hoz se dio cuenta de que en lugar de la proporción áurea, que era de 1.618, había algo más, una proporción más humana de cerca de 1.3, que se repetía en los edificios cordobeses.

La emoción del descubrimiento y una pizca de decepción

A medida que La-Hoz avanzaba en sus investigaciones, los resultados que obtuvo no fueron los esperados. ¡Vaya giro en la trama! La búsqueda de la proporción áurea en Córdoba había llevado a la identificación de esta nueva proporción. Si yo hubiera sido Rafael, probablemente me habría sentido como un niño que encuentra su juguete roto después de días de emociones. Pero aquí es donde la historia se vuelve aún más interesante.

La-hóz pensó que estaba a punto de exponer algo grande, incluso decidió bautizarlo como «proporción cordobesa». Y pensando de manera pragmática, ¿no es divertido dar este tipo de nombres a descubrimientos científicos? Te imaginas a los futuros estudiantes de arquitectura hablando sobre las «discusiones sobre la proporción cordobesa» en el aula de clases: un toque de historia con un guiño contemporáneo, todo en uno.

La proporción cordobesa: un nuevo concepto en la arquitectura

Y aquí, mis amigos, entramos en el emocionante mundo de la proporción cordobesa. Al no haber encontrado la ansiada proporción áurea, la­-Hoz había dado vida a este nuevo concepto que representaba una relación más cercana a las dimensiones humanas. Para De La-Hoz, su descubrimiento no era solo matemáticas; era un reflejo de la belleza en la arquitectura que todos podríamos entender, y aún más, apreciar.

Como Clara Grima, la matemática y divulgadora científica, dijo en una breve pero profunda intervención: “Esta es igual de mágica, pero mucho más cercana. Todos nosotros somos proporción cordobesa, estamos más cerca del 1,3 que del 1,6”. ¡Bingo! Ahí lo tienen, claro y conciso. La matemática se vuelve española, local, humana.

Detractores y defensores: la controversia en el mundo de la arquitectura

Pero no todo fue color de rosas. La proporción cordobesa generó controversias en el mundo académico. Algunos arquitectos y matemáticos la desestimaron, argumentando que había errores en las mediciones de De La-Hoz. ¡Pero, cómo no! ¿A quién le gusta que lo lleven la contraria? Aún así, algunos colegas de La-Hoz no podían dejar de admirar lo audaz de su trabajo y cómo había reconfigurado la narrativa sobre el diseño arquitectónico.

Rafael de La-Hoz Castanys, el hijo de nuestro protagonista, mencionó cómo la teoría fue incomprendida inicialmente, pero con el tiempo, la gente empezó a verla de nuevo, apreciando lo que su padre había hecho. Es un fenómeno curioso: como algunas películas que, de primeras, se consideran un fracaso, pero con los años se cultivan como clásicos de culto.

La exploración de lo universal

Como si fuera el protagonista de una novela de aventuras, La-Hoz siguió explorando la proporción por más lugares del mundo; la encontró desde el Panteón de Agripa en Roma hasta las pirámides de Giza. En su viaje, se dio cuenta de que sus descubrimientos no eran exclusivos de Córdoba, sino que tenían resonancia a nivel universal. ¿Acaso no es ese un concepto emocionante, conectar diferentes culturas y épocas a través de un simple número? Como cuando descubrí que varios de mis amigos –que nunca se habían conocido– tienen una extraña obsesión por el mismo tipo raro de café. La vida, amigos, es así.

Reflexiones finales sobre la proporción cordobesa

Finalmente, mientras que Rafael de La-Hoz se adentraba más en el mundo de la proporción, se topó con su propia vulnerabilidad. Como resultado de problemas de salud, su vida se transformó de una búsqueda incesante por la perfección a un profundo entendimiento de su propia mortalidad, enriqueciendo aún más su trabajo.

Al mirar de vuelta a su legado con el centenario de su nacimiento, Córdoba ha decidido honrarlo no solo con exposiciones, sino también con un podcast que explora su vida y la proporción cordobesa. Si alguna vez has sentido que tu vida ha perdido el rumbo, recuerda la historia de Rafael: una búsqueda de belleza y significado que no siempre fue sencilla, pero que dejó un legado duradero.

Así que, la próxima vez que te encuentres en una ciudad, observa la arquitectura a tu alrededor. Quizás sea el momento de encontrar tu propia proporción, ya sea en las casas de tu vecindario o en la estructura de tu vida. ¿Quién sabe? Tal vez todo lo que necesitas está justo frente a tus ojos.