Cuando pensamos en el comercio histórico de Madrid, hay nombres que resuenan como ecos en el tiempo. Uno de ellos es Riesgo, una histórica droguería situada en el corazón de la ciudad, en la calle Desengaño, que ha sido el testigo mudo del paso de los años y las historias de miles de clientes. Pero este relato no es solo sobre una tienda; es una oda a las familias, a las raíces y, por supuesto, a la perseverancia. Así que prepara tu café y acomódate, porque vamos a sumergirnos en una narración que tiene todo: drama, historia familiar y un toque de esperanza.

El corazón palpitante de la calle Desengaño

Hoy, la pregunta resonante entre los viandantes en la pequeña calle Desengaño, situada paralela a la bulliciosa Gran Vía, es simple y directa: “¿Cuándo abrís?” Esta interrogante no es solo un simple cuestionamiento; es un clamor casi desesperado por parte de una comunidad que anhela el regreso de un comercio que ha sido parte de su vida. A medida que paseamos por esta calle, las historias de sus tiendas nos envuelven, cada una con su carácter y vida propia. Pero nada se compara a la incertidumbre que dejó el cierre sorpresivo de Riesgo el pasado verano.

Un cierre inesperado

Imagina la sorpresa de los vecinos cuando, al pasar frente a la droguería, se toparon con un cartel que decía “cerrado por inventario”. Para algunos, este anuncio fue un balde de agua fría. Pero no solo se trataba de un simple negocio; era una tradición familiar que había estado en operación desde 1866. La droguería fue, y es, como una abuela que ha visto generaciones pasar y que ahora, por razones que rozan lo insólito, se ve amenazada.

Durante seis años, el negocio fue gestionado por Southcore Chemicals & Raw Materials, una empresa que decidió, curiosamente, hacer de las suyas con el legado familiar. Las deudas comenzaron a acumularse, los proveedores dejaron de recibir sus pagos y, en un giro irónico de acontecimientos, el legado familiar se convirtió en un peso muerto. ¡Vaya cóctel de drama empresarial!

Regreso a las raíces: un acto de valentía familiar

A raíz de esta situación tumultuosa, la familia Riesgo, formada por Hugo, Ramón y sus primos, se unió para recuperar lo que habían perdido. Ante el desastre, decidieron actuar; un movimiento audaz que podría haber sido escrito por cualquier guionista de Hollywood. La historia comenzaba a tomar forma cuando se supo que el local fue adquirido por una antigua clienta que había estado comprando productos allí desde su infancia.

La familia se lanzó a la tarea con un entusiasmo palpable. Hugo, uno de los primos, se encontró con un local que aparentemente había estado en la guerra. “Ha sido un palo muy grande para la familia”, dice entre risas amargas Hugo. Sin embargo, el espíritu de lucha y amor por el legado brillaba en sus palabras. Recuerda cómo su bisabuelo, Manuel Riesgo, llegó a Madrid con una meta simple: curarse de la tuberculosis. El asturiano jamás imaginó que su herbolario se transformaría en un imperio.

Del pasado al presente: un legado que resplandece

Fue así como comenzó la ardua tarea de reinicio. La droguería, que había sido la joya de la calle, debía recuperarse no solo físicamente, sino también emocionalmente. La familia Riesgo decidió revitalizar el alma del negocio, restaurando los icónicos cajones, que son casi 500, elaborados a mano y que han visto pasar a artistas, actores y miles de clientes leales. En uno de esos cajones, puede que encuentres un artefacto del pasado o un recuerdo de uno de esos días soleados en Madrid.

La familia está comprometida con la idea de que no solo quieren reabrir un negocio. ¡No, no! Quieren hacer sentir a sus clientes que han regresado a casa. Es un poco como reencontrarte con un viejo amigo que ha viajado por el mundo y vuelve con historias que contar… y este retorno necesita un poco de fiesta, de celebración.

La nueva era de Riesgo: Innovación sobre tradición

El tiempo avanza y los tiempos cambian, y el comercio también debe evolucionar. La familia Riesgo no simplemente quiere reabrir una tienda; quieren que sea un espacio vivo. Por eso, planean incluir talleres para hacer jabones y cosméticos entre otras cosas. Así que, si alguna vez soñaste con hacer tu propio perfume, ya tienes un lugar donde hacerlo.

Además, el reto de abrir de nuevo en un barrio que ha cambiado tanto no es fácil. Se están tomando notas de lo que los clientes desean. Una libreta ha sido colocada en la puerta del establecimiento para que los vecinos anoten sus peticiones. Desde insecticidas para chinches hasta aceites esenciales, recibieron un flujo constante de mensajes de apoyo y esperanza. Y es que, ¿quién no ha deseado una resina con aroma a mandarina para alegrar su hogar?

Impacto en la comunidad: Más que un negocio

Una de las cosas más destacadas es cómo el regreso de Riesgo ha impactado en el barrio. La comunidad no solo ha abrazado el regreso de la tienda; también ha reaccionado al regreso de la historia y la tradición que representa. La familia, que alguna vez se sintió atrapada por una sombra de incertidumbre, ahora recibe mensajes de apoyo de los vecinos y antiguos clientes que añoran los días de gloria.

El pintor Antonio López es uno de esos clientes que han estado en la historia. Recuerda que solía visitar la tienda y seleccionar pigmentos para su obra. Y no solo él, el legendario José Luis López Vázquez también era un asiduo de la droguería. ¡Es como si estuviéramos hablando de una verdadera galería de arte en forma de tienda! ¿Y qué tal eso de que Alaska, la famosa cantante, compraba productos allí? Es como si la tienda tuviera su propio VIP de artistas.

La gran fiesta de reapertura

Así que, ¿cuál es el plan para la gran reapertura? La fecha se sitúa para finales de octubre, y, por supuesto, se planea hacer una pequeña fiesta de inauguración. Habrá risas, anécdotas y una oportunidad para que la comunidad se reúna y celebre la recuperación de un legado. ¿Está uno de estos eventos en tu lista de cosas que no te puedes perder? Sin duda, ya estoy haciendo espacio en mi agenda.

A pesar de que el camino no ha sido fácil, la historia de Riesgo es un recordatorio poderoso de que, en medio de la adversidad, la familia y el amor por el legado pueden prevalecer. Hay un aura de optimismo en el aire que es contagiosa, y no podemos evitar sentir que este nuevo capítulo de Riesgo será, sin lugar a dudas, uno lleno de éxito y amor.

Reflexiones finales

La historia de la droguería Riesgo no es sólo un relato de comercio; es una representación del esfuerzo humano ante la adversidad. Es un recordatorio de que nuestras tradiciones son valiosas, que los vínculos familiares son poderosos y que, al final, el amor por lo que hacemos puede guiarnos a través de los momentos más oscuros.

Así que si alguna vez te encuentras paseando por la calle Desengaño, no olvides hacer una parada en Riesgo. No solo estarás visitando una tienda; estarás siendo parte de una historia viva, una historia que sigue en marcha gracias a la valentía de una familia que se niega a dejar que su legado se pierda en el tiempo. ¡Y quién sabe! Tal vez un día puedas unirte a uno de esos talleres de jabones y salir de allí con tu propia creación, con la esencia de Madrid impregnada en ella. ¿Te imaginas eso?


Así que, queridos lectores, hasta la próxima vez, recuerden: cada comercio tiene una historia. A veces, solo necesitamos el valor para contarlas. ¿Cuántas más historias como esta aguardan a ser descubiertas en las calles de nuestras ciudades? La curiosidad nos llevará a descubrir cada rincón oculto, porque en cada calle hay un pedazo de historia que aún está por contar. ¿Te atreves?