La Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, uno de los eventos más esperados para los amantes de la literatura en el mundo hispanohablante, ha vuelto a brillar con todo su esplendor después de los oscuros días de la pandemia. Me emociona compartir la historia de cómo este evento se ha recuperado, ya que es un tema que me toca el corazón como lector empedernido. Cuando pienso en la FIL, me viene a la mente el aroma de los libros nuevos, el bullicio de la gente y esa sensación indescriptible de estar rodeado de miles de historias esperando ser descubiertas. Pero, ¿qué ha pasado realmente este año?

Un récord aplastante de visitantes

A través de cada rincón de la FIL, se respiraba emoción. 907.300 personas visitaron la feria en este reciente evento, lo que representa un crecimiento notable respecto a los 857.315 visitantes del año anterior. Para ponerlo en perspectiva, ¡casi 50.000 personas más se dieron cita este año! El rector de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí, destacó que “la FIL este año rompió todos los récords”. Cuando escuché esto por primera vez, automáticamente pensé en un concierto de rock donde el público canta al unísono: ¿qué puede ser más satisfactorio que ver a tantas personas unidas por el amor a los libros?

La afluencia de visitantes no fue el único récord que se batió. En este evento también se dio la bienvenida a 2.763 sellos editoriales, un incremento notable desde los 2.469 de 2023. Es significativo notar cómo la industria editorial ha respondido con tal entusiasmo. Y aquí viene una pregunta: ¿qué dirían los puristas de la literatura si les decimos que en un solo lugar se puede encontrar un retrato de lo que ocurre en el mundo literario contemporáneo? Quizás dirían que la FIL tiene el poder de cambiar vidas.

¿Alguna vez has sentido que la literatura tiene la capacidad de transportarte a otros mundos? En la FIL, cada pasillo repleto de libros es, a mi manera de ver, una puerta a una nueva dimensión. Ese reino de páginas y letras cobró vida más que nunca este año, y lo curioso es que cada uno de nosotros se convierte en protagonista de su propia historia al navegar por estos pasillos.

La presencia estelar de España

No se puede hablar de este evento sin mencionar a España, el país invitado que trajo una delegación sin precedentes. Más de 300 personas, entre escritores, artistas, y figuras del gobierno, hicieron su aparición en esta fiesta literaria. Desde la vicepresidenta Yolanda Díaz hasta el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, todos vinieron con el objetivo de celebrar y fomentar el amor por la literatura.

¡Imagina ser parte de un evento donde se concluyen acuerdos editoriales y se comparten anécdotas interesantes! En algún rincón de la feria, estoy seguro de que alguien contaba la historia de cómo un autor famoso se perdió buscando una editorial, solo para terminar firmando un contrato en un café cercano. Esas son las pequeñas historias que convierten un evento grande en algo memorable, ¿verdad?

Marisol Schulz, la directora de la FIL, mencionó que tanto las casas editoriales como las librerías reportaron un “mayor número de ventas”. Eso es otra victoria inesperada. Tal vez algunos vieron en la FIL una oportunidad para conseguir ese libro que llevan meses buscando. Si has estado en la feria, sabes que a veces es más fácil perderse entre las páginas de un libro que encontrar el camino de regreso a la salida.

Un impacto positivo en la industria editorial

Una de las cosas más asombrosas que he notado es el impacto positivo que esta feria tiene en la industria editorial. Planeta, uno de los gigantes del sector, reportó un aumente del 50% en sus ventas comparado con la anterior edición. Estoy seguro de que las editoriales no solo están celebrando en el evento, sino que, al volver a casa, deben estar contando las copas de vino que se van a dar para celebrar el éxito del evento.

A veces pienso en la dedicación que implica organizar un evento de tal magnitud. Es un poco como tratar de cocinar una comida gourmet para 907.300 personas. Desde la planificación hasta la ejecución, cada detalle es crucial. ¿Se imaginan la logística de traer a escritores de diferentes partes del mundo? O las largas noches sin dormir enfrentando listas de invitados, comidas, y, claro, esos temidos imprevistos que siempre aparecen en las ferias.

El lema inspirador de este año: camino de ida y vuelta

Una de las partes más entrañables de este evento fue su lema: “Camino de ida y vuelta.” Este título sugiere que la experiencia en la FIL no es solo para aquellos que asisten, sino que el aprendizaje y el intercambio son bidireccionales. ¿Cuántas veces hemos aprendido más de lo que pretendíamos simplemente al tener una conversación inesperada con un desconocido en un evento literario? A veces, las mejores conexiones literarias surgen de charlas impromptu en pasillos abarrotados.

Esencialmente, la feria de este año se sintió como un viaje de autodescubrimiento. Imagina que cada libro es un camino que se abre ante ti, invitándote a seguirlo. Y dudo que alguien haya salido de la FIL sin un par de libros nuevos bajo el brazo y una mente llena de ideas.

La experiencia del asistente

En un evento como este, cada asistente tiene su propia experiencia única. Todos tenemos nuestras preferencias de autor, nuestros temas predilectos y, por supuesto, esas pequeñas rarezas que nos hacen únicos como lectores. Recuerdo una vez que asistí a una charla sobre literatura distópica y descubrí que había más personas en el mundo que compartirían mis sentimientos sobre “1984” de George Orwell. Nos reíamos, un poco nerviosos, y después de intercambiar opiniones, salí con un puñado de recomendaciones de lectura.

¿Te has preguntado alguna vez cómo sería asistir a una presentación en vivo de un autor que admiras? Es esa mezcla de admiración y nerviosismo lo que convierte esos momentos en recuerdos inolvidables. Tengo un amigo que se encontró en una fila al autor de un libro que había influido significativamente en su vida y, después de un par de bromas sobre los finales tristes, terminó intercambiando correos con él. ¡Eso es lo que la FIL puede hacer!

Reflexiones: es más que un evento literario

La FIL de Guadalajara no es solo un evento; es un símbolo de resiliencia en un mundo que ha pasado por tantos cambios y desafíos. Ver una comunidad unirse para celebrar la literatura es un recordatorio de que los libros siempre tendrán un lugar especial en nuestros corazones. Y a pesar de las dificultades que muchos hemos enfrentado, la literatura nos brinda ese refugio que todos necesitamos.

Cuando pienso en la FIL, realmente anhelo lo que vendrá en la siguiente edición, cuando Barcelona se convierta en la ciudad invitada. ¿Qué sorpresas literarias nos esperan? ¿Qué autores seguramente se convertirán en nuestras nuevas obsesiones? La literatura es un vasto océano y cada feria es una oportunidad para navegar en sus aguas.

En conclusión: un triunfo que se celebra

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara sigue siendo un hito crucial en el calendario cultural, y su último evento resuena no solo en México, sino en toda la comunidad hispanohablante. Con un récord de visitantes y un apoyo robusto de la industria editorial, la FIL ha demostrado ser mucho más que un simple evento literario: es un faro de esperanza y creatividad.

Así que, si aún no has tenido la oportunidad de asistir, ¡no te lo pienses más! La próxima edición promete ser otro viaje inolvidable hacia el maravilloso mundo de la literatura. Hasta entonces, recuerda siempre que cada libro es una puerta y cada feria es una oportunidad. ¡Nos vemos en los pasillos de la FIL!