En los últimos meses, España ha visto un creciente debate sobre las políticas fiscales, particularmente en torno al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Todo se enmarca en una situación donde las arcas del Estado han sido infladas gracias a un aumento notable en la recaudación tributaria, pero ¿cómo impacta esto en los ciudadanos más vulnerables? Si alguna vez abriste una conversación sobre impuestos, te habrás dado cuenta de que es un tema árido y, en ocasiones, espinoso. Pero, como en todos los aspectos de la vida, vale la pena zambullirse en él.
La presión sobre María Jesús Montero y la recaudación record
Desde que María Jesús Montero, actual vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, asumió su cargo en 2018, la recaudación por IRPF ha alcanzado cifras estratosféricas. En junio de 2018, la recaudación giraba en torno a 83.000 millones de euros y, según las proyecciones más recientes, ese número está destinado a sobrepasar los 130.000 millones para 2024. ¿La razón? Un combo de inflación y aumento del salario mínimo interprofesional (SMI) en un 61% en el mismo período. ¡Es como un malabarismo fiscal que podría asombrar a cualquier cirquero!
No obstante, ¿quién paga el precio de este crecimiento en la recaudación? Montero ha decidido que es hora de que los trabajadores que perciben el SMI empiecen a tributar. ¿No suena esto un poco injusto? Especialmente considerando que son precisamente los más vulnerables quienes más sufren durante momentos de subida de precios, como los que hemos vivido recientemente. Parece que, además de sus problemas de presupuesto, muchas familias tendrán que lidiar con la «nueva normalidad» de ver un poco menos en sus nóminas a causa de una retención del 43%.
La aplicación del «hachazo del 43%»
Hablemos del “hachazo del 43%”, un término que ya se ha colado en la jerga popular. Esto se refiere a que, a partir de este mes, las empresas comenzarán a aplicar una retención en la nómina de a aquellos trabajadores que cobran el SMI. La idea es que, aunque el sueldo mensual suba en 50 euros para 2025, lo que realmente verán en sus cuentas será una reducción, es decir, solo 28,6 euros. Así que, matemáticamente hablando, esto es un verdadero juego de manos. ¡Toma nota!
La realidad es que muchos trabajadores que antes no estaban obligados a presentar declaración de la renta ahora se verán obligados a hacerlo. ¿Eres de los que piensan «¿qué podría salir mal?» Permíteme decirte que tratar con Hacienda siempre requiere una buena dosis de valentía y un par de copas de café.
El dilema de la progresividad en frío
Uno de los conceptos relevantes en este debate es la progresividad en frío, un término que tiene un aire tan técnico que podría pasar desapercibido en una conversación ordinaria. Pero aquí va: este fenómeno ocurre cuando el impuesto no se ajusta a la evolución de salarios e inflación. Imagina que de repente te encuentras en una conversación donde venden el «sueño americano», pero con ingresos que te hacen sentir más cerca del «despertar europeo».
De acuerdo con el Banco de España, cerca de la mitad del aumento de la relación IRPF sobre el PIB entre 2019 y 2023 se puede atribuir a este efecto. Esto significa que, mientras los trabajadores ven un pequeño aumento en sus sueldos, la inflación ha hecho que su poder adquisitivo se estanquen en términos reales. Para algunos contribuyentes, esa «mejora» se siente más como una trampa. ¿Te has preguntado si esta política es moralmente correcta?
La postura de los expertos y el punto de vista gubernamental
Expertos como Francisco de la Torre, inspector de Hacienda, no se andan con rodeos. Ha señalado que estamos frente al mayor aumento fiscal en la historia de España, que sistemáticamente ha afectado a trabajadores en los tramos más bajos del IRPF. Por su parte, José Félix Sanz, profesor de Economía, también ha criticado esta medida, señalando que el «cáncer del IRPF» se debe a la escasa adaptabilidad del sistema a la realidad económica de los ciudadanos.
El Gobierno, sin embargo, tiene sus propias pautas. Ha defendido que la ampliación del colectivo de declarantes a empleados y pensionistas que cobran alrededor del SMI facilitará un mejor conocimiento sobre el nivel de rentas. No obstante, ¿es esto sólo un eufemismo para gestionar una mayor recaudación?
La propuesta de los inspectores de Hacienda
La idea de que las personas que perciben menos de 16.576 euros anuales estén exentas de tributar es una respuesta sensata que ha sido planteada por el sindicato de inspectores de Hacienda (Gestha). Esto podría ser un alivio en medio de una tormenta tributaria. Sin embargo, esto implica que también se debe modificar la reducción por obtención de rentas del trabajo para los que ganan entre el nuevo SMI y los 19.747 euros.
Muchos del colectivo de perceptores del SMI no son conscientes de que hacer su declaración de la renta no implica necesariamente pagar. Hay un abundante abanico de posibles devoluciones e incentivos fiscales que podrían aliviar su carga. Sin embargo, se espera que el sistema sea más comprensible que muchas instrucciones de un mueble de Ikea. ¿Alguien más espera encontrarse con un tornillo de sobra?
Reflexiones finales: ¿hacia dónde vamos?
Analizando todo lo anterior, la situación en torno al IRPF en España presenta un complejo entramado de intereses que ponen sobre la mesa preguntas difíciles: ¿es esta reforma fiscal justo un intento de hacer caja en un contexto económico difícil? En un entorno donde la inflación y el costo de vida están exigiendo cada vez más de los hogares, imponer nuevas cargas fiscales sobre los más vulnerables pareciera, cuanto menos, desafortunado.
A medida que el año avanza, lo que vemos es un compromiso por parte del Gobierno de promover una mayor transparencia, pero, ¿se traduce esto realmente en un impacto positivo para la sociedad? Solo el tiempo y una mirada crítica sobre el sistema tributario español nos darán la respuesta.
Mantente informado, ¿eh? Hay mucho por descubrir y mucho trabajo por hacer. Quizás un día podamos sentarnos a celebrar una política fiscal que beneficie a todos, y no a solo unos pocos. ¡Salud!