El universo de la salud pública en España está viviendo una época convulsa. En el centro del huracán, encontramos a Muface (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado). Yo, como cualquier ciudadano promedio que asocia «Muface» con médicos, recetas y quizás alguna que otra queja sobre la eterna espera en el hospital, he decidido profundizar en lo que esta situación realmente significa. ¿Estamos ante la antesala de un desastre sanitario o hay una solución en el horizonte? Vamos a desmenuzarlo.

Contexto: ¿Qué es Muface y por qué está en peligro?

Para aquellos que no están familiarizados, Muface es un sistema que asegura a los funcionarios del Estado, proporcionándoles acceso a atención sanitaria de calidad. Alcanza a unas 1,5 millones de personas. Pero, como en toda buena trama, no todo es color de rosa.

Recientemente, el Ministerio de Sanidad, liderado por la ministra Mónica García, ha propuesto una reestructuración que podría significar el desmantelamiento de Muface. La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, en voz de la consejera Fátima Matute, ha lanzado un grito de alarma. El desmantelamiento podría llevar a que alrededor de 240.000 nuevos usuarios se integren de golpe en el sistema sanitario nacional, que ya está presionado por listas de espera y escasez de recursos.

¿Increíble, verdad? ¿Se imaginan un juego de dominó, donde una pieza cae y, de repente, todo el conjunto se derrumba? Pues eso es exactamente lo que estaremos viendo si esto sigue adelante.

¿Por qué hay tanto interés en desmantelar Muface?

La excusa que el ministerio ha ofrecido es la de lograr una «atención sanitaria universal y equitativa». Pero, ¿realmente el desmantelamiento de Muface logrará esto? La Consejera Matute señala que parece más un intento de «reventar» un sistema sanitario que funciona que un esfuerzo genuino para mejorar la atención.

Imaginen que están en una fiesta y, de repente, alguien comienza a tirar el pastel al suelo. ¿Por qué? Porque, según ellos, a nadie le gusta el pastel. ¿Es esto lo que se está haciendo con Muface?

Consecuencias directas: ¿Qué siguiente movimiento?

Si el plan sigue en pie, la Comunidad de Madrid enfrenta un reto monumental. Con las menores listas de espera del país (promediando 47 días para cirugía, 74 días menos que la media nacional) y 60 días para pruebas diagnósticas, la incorporación repentina de casi un cuarto de millón de usuarios podría disparar esos números por las nubes.

Esto no es solo un problema para los nuevos usuarios que se sumarían. La calidad de atención que todos disfrutamos también podría verse comprometida al saturar un sistema ya de por sí stressado. ¿Es este el legado que querríamos dejar a las próximas generaciones? La respuesta parece bastante evidente.

Críticas al gobierno: ¿Un mal manejo de la situación?

El malestar en torno a la falta de comunicación y coordinación entre los distintos ministerios es palpable. «Se tiran la pelota unos a otros y no nos dan información veraz», dice Matute. No puedo evitar pensar que esto se parece un poco a esos juegos de equipo donde un jugador no pasa la pelota… Nadie gana.

No es solo Muface lo que está en juego. 39.000 empleos están en riesgo, junto a sus familias. ¿No representa eso un fracaso monumental de la política? 39.000 personas, que están desempeñando su trabajo con dedicación, podrían quedarse sin empleo. ¿No piensan que es una cifra alarmante?

Propuestas de mejora: ¿Es el camino fácil?

Siempre hay un margen de mejora en los presupuestos regionales. Existen partidas específicas, como la destinada a reducir las listas de espera (más de 35 millones de euros), pero como todo el mundo sabe, los recursos son finitos. A menos que en alguna reunión secreta se estén revelando técnicas de impresión de dinero, no hay suficiente financiación para cubrir toda la demanda adicional.

Las comunidades autónomas están tratando de trabajar juntas en esto. Es como una partida de ajedrez, donde cada movimiento es crucial. Pero, ¿bajo qué condiciones se toman estas decisiones? ¿Son las mejores soluciones para todos?

La voz de la población: ¿Qué opinan los ciudadanos?

Es innegable que la atención sanitaria es un tema que toca la fibra sensible de prácticamente cualquiera. Durante la pandemia, todos hemos aprendido una valiosa lección sobre la importancia de un sistema sanitario robusto. La gente está preocupada, no sorprendida, porque, a pesar de lo que digan, la falta de comunicación es un problema latente.

Cuando hablo con amigos y familiares sobre esto, a menudo escucho: «¿De verdad están considerando esto? Es de locos.» Y tiene sentido. ¿Quién en su sano juicio desmantelaría algo que realmente está funcionando, salvo que exista una razón que nos sea oculta?

Reflexiones finales: ¿Cuál es el camino de salida?

Al final del día, la respuesta no es sencilla. La continuidad de Muface en su forma actual facilitaría la vida a millones de ciudadanos, pero también es cierto que necesitamos encontrar la manera de mejorar el sistema general. La pregunta es: ¿Podemos hacerlo sin causar un efecto dominó negativo en la asistencia sanitaria?

Así que, aquí estamos, en un momento crucial para nuestro sistema sanitario. Hay que leer entre líneas, evitar decisiones improvisadas y, sobre todo, escuchar a aquellos que trabajan en las trincheras. Hay mucho en juego, y todos nos debemos a ello.

El futuro de Muface, así como el de la atención sanitaria en España, depende de decisiones bien fundamentadas y de un enfoque colaborativo. Sería un verdadero triunfo si podemos mantener la calidad del servicio sanitario en un tiempo en que la salud es más importante que nunca.

La pelota está, una vez más, en el tejado de nuestros gobernantes. ¿Responderán con responsabilidad? Espero que sí, porque no solo está en juego nuestro sistema sanitario, sino la calidad de vida de millones de ciudadanos. ¡Hagamos que cuente!