Cada vez que se pronuncia la palabra “paternidad”, el primer pensamiento que aparece en muchas mentes es un bebé adorable, esas pequeñas manos que se aferran con fuerza y esos ojos que parecen iluminar el destino de quien los mira. Sin embargo, en medio de esta visión idílica, hay un aspecto que no se suele discutir: el alto coste económico de criar a esos pequeños seres adorables. Y es que, según un informe reciente de Save the Children, tener hijos en España aumenta un 70% la probabilidad de vivir por debajo del umbral de la pobreza. Sorprendente, ¿verdad?
La cruda realidad financiera
Imaginemos que eres una joven pareja en Madrid, con sueños de tener una familia. Te encanta la idea de compartir tu vida con pequeños que, al igual que tú, son adictos a los abrazos. Pero, al mirar la factura del supermercado al final del mes y calcular lo que cuesta el alquiler, empiezas a sentir un nudo en el estómago. De acuerdo con el informe, el coste medio de criar a un hijo en España es de aproximadamente 758 euros mensuales.
Y sí, sé lo que estás pensando: “¿Pero no es eso un salario mínimo bajo en otros países?” Sin embargo, en el contexto español actual, donde el gasto medio de los hogares está en más de 22,600 euros anuales, destinar más de la mitad de tus ingresos a la crianza no es una broma. Es un estrangulador económico.
La inflación específica: un golpe duro
Ahora bien, si piensas que los 758 euros son solo un número, piénsalo de nuevo. Este valor ha subido un 13% desde 2022, lo que sugiere que la crianza tiene una “inflación específica” más alta que el IPC general, que fue del 9.5%. Este aumento se debe, en parte, al encarecimiento de la vida post-pandemia. ¡Y pensar que solo querías un par de pañales y un poco de leche!
Anécdota personal: Recuerdo hace unos años, cuando decidí ser “el héroe” en la tienda de juguetes. Todo lo que necesitaba era un pequeño regalo para mi sobrinita y, en un abrir y cerrar de ojos, me encontré con una factura que duplicaba lo que había presupuestado. ¿Es en serio que un simple osito de peluche puede costar tanto? Al parecer, el amor tiene un precio.
¿Qué hay de las familias más vulnerables?
El informe de Save the Children señala que una de cada dos familias con hijos destina al menos un 57% de su renta disponible a la crianza. Pero eso se vuelve aún más complicado para las familias de menos renta. 895,649 hogares con niños no pueden cubrir estos costes ni utilizando la totalidad de sus recursos. La realidad es que la pobreza no es solo un término; es una cadena que se asienta brutalmente sobre la vida diaria de estas familias.
Diversas regiones, diversas realidades
Si te encuentras en Cataluña, puedes esperarte a abonar hasta 938 euros al mes para cubrir los gastos de un niño. Por otro lado, en Andalucía, los gastos son un poco más llevaderos, situándose en 722 euros. Estas diferencias económicas hacen que las familias en diversas comunidades autónomas experimenten un tipo de pobreza mucho más profundo, basado en dónde deciden establecerse.
El desglose de gastos: ¿dónde va el dinero?
Pero, ¿en qué se gastan estos 758 euros al mes? Save the Children ofrece un desglose interesante:
– Alimentación: 19.4%
– Conciliación (guarderías, actividades extraescolares): 15.4%
– Educación: 12.8%
– Vivienda: 12.2%
Aquí es donde las cosas se ponen muy interesantes. Porque, a veces, uno puede pensar que criar a un niño debería ser una experiencia enriquecedora, pero lo que no se cuenta son las batalla de conseguir un lugar con uno o dos cuartos extra. La realidad es que, en la lucha por el espacio vital, a menudo se deja de lado la salud y el bienestar.
Un ciclo de pobreza perpetuo
De acuerdo con Save the Children, ser padre en España incrementa un 70% las posibilidades de caer en la pobreza. Esta afirmación es escalofriante, ya que más de un 34.5% de los niños españoles vive en riesgo de pobreza o exclusión social. Y aquí debemos detenernos a reflexionar: ¿es realmente necesario que la crianza de los hijos implique un sacrificio financiero tan considerable? La respuesta parece ser un unánime “no”.
En ocasiones, la dificultad económica se traduce en decisiones críticas, como renunciar a alimentos saludables, omitir visitas al dentista o no optar por clases de refuerzo escolar. Hacer malabares con el presupuesto se convierte en una habilidad esencial para los padres.
Reflexiones sobre la natalidad
Y claro, todo esto afecta directamente a la decisión de tener hijos. ¿Cómo se puede planear un futuro familiar cuando el presente se siente tan precario? Un estudio del CIS reveló que el 77.3% de las personas creen que la falta de medios económicos es una razón significativa que frena la natalidad. Por lo tanto, las preguntas son inevitables: ¿Qué pasará en las futuras generaciones? ¿Estará nuestros hijos condenados a una lucha constante por cubrir necesidades básicas?
La importancia de las políticas públicas
Es evidente que, como sociedad, necesitamos observar con más atención estas cuestiones. Save the Children aboga por que se implementen políticas que apoyen a las familias en su deseo de criar. Desde ayudar a cubrir los costes de la educación hasta asegurar un acceso más equitativo a servicios básicos como salud, es fundamental establecer un entorno que no se perciba como un campo de batalla financiero.
Humor sutil: Imagínense un futuro en el que, en lugar de celebrar el nacimiento de una nueva vida con pañales y biberones, tengamos que celebrar la capacidad de los padres para conseguir un descuentazo en el supermercado. “¡Felicidades, Juan y María, acaban de salvar 25 euros en productos de la casa!”
Un futuro incierto, pero con esperanza
¿Positivos? La llegada de la nueva administración y las propuestas de cambio generan esperanzas. Si bien el camino es largo y lleno de obstáculos, es crucial recordar que la crianza y el bienestar de nuestros hijos van de la mano con las condiciones sociales y económicas que establecemos como país.
La mayoría de los padres quieren hacer lo correcto. Quieren brindar un hogar seguro, amoroso y lleno de felicidad. Pero la realidad es que es un equilibrio precario. La clase media ya no está segura; el miedo a caer en la pobreza se extiende hasta los rincones más íntimos de la paternidad. Es un efecto dominó que puede arrasar en silencio, pero que debe ser escuchado y atendido.
En conclusión
Tener hijos no tiene que ser una receta para la pobreza. Es esencial seguir el camino hacia políticas que faciliten la crianza, ayuden a los hogares a hacer frente a los costes y permitan que las familias crezcan y prosperen. Un futuro donde la risa de los niños no se ahogue en las preocupaciones de la economía es un futuro que todos deberíamos buscar. La crianza no debería ser una carga, sino un viaje lleno de color, amor y alegría. ¿Estás de acuerdo?