Recientemente, los trabajadores de RTVE han lanzado un grito de alarma que resuena en cada rincón del edificio. Es un llamado a la reflexión que no solo involucra a los empleados, sino también a todos nosotros, como ciudadanos. Ahora, más que nunca, el futuro de la radiotelevisión pública española está en juego, y es hora de que tomemos esta preocupación en serio. Hoy vamos a desglosar esta problemática que podría bien definir el rumbo de la información en nuestro país.

Una gestión en la cuerda floja

Imagina que estás en un barco, y no uno cualquiera, sino un imponente barco de guerra que solía ser el orgullo de la flota. Ahora, sin embargo, está a la deriva, con la tripulación en una lucha constante por el control de los mandos. Esto es exactamente lo que los trabajadores de RTVE están sintiendo en estos momentos: una provisionalidad que ha degradado tanto la gestión como la administración de la corporación. No sé tú, pero a mí me parece que necesitamos más que un capitán en prácticas para llevar este barco a buen puerto.

El Comité Intercentros ha sido claro al calificar la situación como “lamentable”. ¿Te imaginas un barco donde cada miembro de la tripulación intenta llenar su propio currículum vitæ en vez de navegar hacia la próxima isla tropical? Exactamente. La ambición desmedida de ciertos directivos ha creado un ambiente de inseguridad y desconfianza. En lugar de ver por el bien común, parece que están más interesados en ganar un juego de ajedrez que en asegurar el futuro de la radiotelevisión pública.

Directivos sin norte: ¿dónde está el servicio público?

Uno de los aspectos más preocupantes de esta crisis es el papel de los directivos. El clamor de los trabajadores se eleva cuando afirman que ninguno de ellos “mira por el servicio público”. Suena alarmante, ¿verdad? Estamos hablando de una corporación que debería ser el ejemplo de transparencia y responsabilidad social. En cambio, parece más bien un club exclusivo donde solo se preocupan por colocar a sus “peones” en posiciones estratégicas.

A veces me pregunto si estos directivos han olvidado por qué están allí en primer lugar. Si el servicio público no es la prioridad, entonces, ¿qué estamos haciendo aquí? Recordemos que RTVE existe para informar al ciudadano, para ser un reflejo de la sociedad y no un escaparate de intereses personales o políticos. ¿Por qué es tan difícil encontrar un equilibrio en el que todos ganen?

Vergonzosa impasibilidad de los políticos

La indolencia de los políticos es otro punto que clama al cielo. El Comité Intercentros señala la “impasibilidad” de los gobernantes como algo “vergonzoso”. Y sí, esto es algo que a muchos nos toca la fibra sensible. Es como si estuviéramos en una película de terror y los personajes en lugar de huir del monstruo, deciden sentarse y esperar a que el problema se resuelva solo. Vamos, eso no va a funcionar.

Si no hay reacción ante la crisis de RTVE, el futuro de nuestra radiotelevisión pública podría estar en entredicho. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que nuestras voces sean ignoradas? Para muchos, RTVE no es solo un medio de comunicación; es el equivalente a un hogar, un lugar donde se comparte la cultura, la información y las historias que nos unen como sociedad.

La necesidad de un liderazgo auténtico

Lo que realmente necesitamos son líderes que no solo piensen en sus propios intereses, sino que estén dispuestos a servir al bien colectivo. Un liderazgo auténtico, que se enfoque en la misión principal: brindar información veraz y de calidad a la ciudadanía. Recuerdo un momento en el que un buen líder en mi vida me enseñó que el verdadero éxito radica en ayudar a otros a brillar, y no en eclipsarlos. Esta es la clase de liderazgo que RTVE necesita.

Aprender de experiencias pasadas

Aprender de las crisis es parte del crecimiento, tanto para individuos como para instituciones. En el pasado hemos visto cómo grandes organizaciones se reformaron después de una serie de fracasos. ¿Acaso RTVE no puede hacer lo mismo? Claro que sí, pero para ello es crucial que tanto los trabajadores como los ciudadanos exijan una respuesta coherente y efectiva.

Los trabajadores están pidiendo a gritos un cambio. Y este cambio no debería ser solo interno; debe resonar en las esferas políticas, donde los legisladores deben tener un rol activo en el fortalecimiento de la RTVE y en garantizar que su servicio público se mantenga intacto.

Más que una cuestión laboral: la responsabilidad cívica

Como ciudadanos, es nuestra responsabilidad exigir que se trate a RTVE como un organismo vital y no como un punto de negociación política. De otro modo, corremos el riesgo de convertirnos en meros espectadores pasivos, viendo cómo el barco se hunde. Quizás todos, incluso tú que estás leyendo esto, podríamos hacer más para apoyar a nuestros medios públicos en sus momentos de crisis.

¿Cuántas veces te has detenido a pensar en el papel que juegan los medios de comunicación en tu vida diaria? Si algo he aprendido es que la información es un pilar fundamental en nuestra sociedad. Nos empodera, nos educa y, sobre todo, nos une. Si el servicio público se convierte en un campo de batalla por poder, todos perdemos.

Fomentar un cambio positivo: ¿qué pasos se pueden dar?

Entonces, ¿cómo podemos fomentar un cambio positivo en RTVE? Aquí algunas ideas que podrían surgir de esta nube de incertidumbre:

  1. Participación ciudadana: Como ciudadanos, debemos hacer oír nuestras voces. Si sentimos que la RTVE refleja nuestras necesidades, debemos respaldarla y exigir que se mantenga así.

  2. Transparencia: La comunicación abierta entre los directivos y los trabajadores es esencial. Debe haber un canal donde la comunidad pueda expresar sus inquietudes y sugerencias.

  3. Capacitación: Quizás invertir en la formación de los directivos en liderazgo y ética del servicio público puede ser el primer paso hacia un cambio significativo.

  4. Restablecer la confianza: La recuperación de la confianza en RTVE dependerá en gran medida de cómo se aborden las inquietudes de los trabajadores. Es un círculo virtuoso; un ambiente laboral saludable produce una mejor calidad informativa.

Conclusiones: un futuro que no podemos ignorar

El ecosistema de la radiotelevisión pública en España necesita un cambio radical. Los timoneles de RTVE deben dejar de actuar como titiriteros en un teatro y comenzar a ser verdaderos líderes que guían hacia un futuro más brillante. La situación actual exige una respuesta inmediata, no solo de los políticos, sino también de cada uno de nosotros como consumidores de información.

Al final del día, la salud de RTVE es indiscutiblemente un asunto que nos concierne a todos. Necesitamos unir fuerzas, dejar de lado las diferencias y trabajar hacia un objetivo común: un servicio público que no solo nos informe, sino que también nos inspire y nos haga sentir parte de algo más grande.

Así que, ¿estás listo pararemos? Si bien este barco puede estar a la deriva, todavía hay tiempo para tomar el timón y dirigirnos hacia aguas más tranquilas. Después de todo, como dice el dicho, «un buen marinero no sabe sólo navegar en mares calmados». Tal vez, solo tal vez, esta sea nuestra oportunidad para hacerlo bien. ¡Vamos a tomar acción!