Más de un año después de la salida tumultuosa de Luis Rubiales, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) continúa atrapada en una estructura sin un presidente legítimo. El 10 de septiembre de 2023 marcó un antes y un después en la historia del fútbol nacional, pero lo que ha seguido es un verdadero enredo digno de una telenovela. En este artículo, exploraremos cómo hemos llegado hasta aquí, desde las irregulares elecciones de Pedro Rocha hasta el lío actual que deja al fútbol español en una situación al borde del absurdo.

El legado de Luis Rubiales: un comienzo polémico

Recordemos que Luis Rubiales no es un personaje cualquiera. Su gestión se caracterizó por una serie de decisiones cuestionables que culminaron en un escándalo notorio tras la final del Mundial femenino. Esta situación no solo provocó su caída, sino que destacó las deficiencias estructurales en la RFEF. ¿Será que el fútbol español se ha convertido en un circo donde todos, desde el presidente del Gobierno hasta los secretarios de Estado, son cómplices del espectáculo?

La situación se volvió insostenible. Rubiales, quien fue respaldado hasta el último momento por varios organismos, finalmente tuvo que dejar el cargo tras la presión de la opinión pública. La pregunta que muchos nos hicimos, y que aún resuena, es: ¿qué pasa cuando quienes están en el poder son incapaces de reconocer su propia incompetencia?

Los inicios del caos: Pedro Rocha y la falta de elecciones

Tras la salida de Rubiales, Pedro Rocha asumió el cargo de presidente interino. Sin embargo, su llegada no trajo la claridad esperada. En una jugada que muchos catalogarían de “pucherazo”, Rocha no convocó elecciones inmediatas para elegir un nuevo presidente, lo que desató un tsunami de críticas. La falta de transparencia en los procesos de selección es un gran problema en cualquier organización, pero en el caso de la RFEF, se elevó a otro nivel.

La situación, lejos de mejorar, pasó a ser una verdadera comedia de enredos. Aquel día, en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, el ambiente era tenso. Aquellos que se suponía debían velar por el bienestar del fútbol español parecían más preocupados por mantener sus propios asientos en la mesa. ¿Puede haber un mayor ejemplo de egoísmo institucional?

La intervención del Gobierno: ¿una mano amiga o un cuchillo en la espalda?

La inminente crisis llevó al Gobierno a actuar, y no de la mejor manera. Con el apoyo de Vicente del Bosque, leyenda del fútbol español, se creó la Comisión de Supervisión, Normalización y Representación. Sí, has leído bien. Pero seamos sinceros. ¿Recuerdas aquella vez en que tu amigo decidió hacer una “intervención” porque considera que te pasas con las snacks? Normalmente, sólo termina en más caos, y aquí parece haber un patrón similar.

La llegada de esta comisión creó más confusión que solución. Era como tratar de poner una tirita en una pierna rota: podías dar la impresión de que hacías algo, pero el problema seguía ahí, a menudo aún más complicado.

La sombra del rubialismo: personajes y relaciones tóxicas

Si algo se ha vuelto evidente en toda esta saga es que las relaciones en la RFEF son bastante complicadas. Con figuras como Javier Tebas brindando su apoyo a Rocha, era obvio que algunos habían hecho de la confusión su aliado más cercano. Desde que Rubiales dejó su cargo, varios de los “perros” de su administración han sido despedidos, pero los “collares” parecen permanecer. Este símil quizás suene un poco absurdo, pero ¿acaso no es una descripción perfecta de cómo el sistema continúa perpetuándose a pesar de los cambios?

Con Miguel Galán al frente de la escuela de entrenadores CENAFE, se presentó una oportunidad para establecer una nueva perspectiva en la RFEF. Aunque el inhabilitado Rocha esperaba mantenerse en el cargo, la presión y el clamor de una comunidad hambrienta de cambio empezaron a hacer eco. Algunas voces se alzaron más fuerte que otras, y eso suele ser lo que finalmente cuenta en el mundo del deporte.

Las elecciones que nunca llegan: situaciones risibles

Finalmente, uno de los hitos más recientes ha sido la noticia de que el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) decidió anular la convocatoria de elecciones a la presidencia bajo el mandato 2020-2024. Es cierto que verle al TAD hacer justicia en forma de decreto es algo que invita a la risa si uno considera lo ridículo de la situación.

¿Alguna vez te has sentido atrapado en un juego de Monopoly donde todos los jugadores parecen tener un plan que no tiene sentido? Así es exactamente como se siente observar esta serie de eventos en el mundo del fútbol español.

La RFEF, a partir de ahora, debe hacer algo concreto: construir un proceso electoral para elegir a un nuevo presidente y restablecer la normalidad en su funcionamiento. Las palabras clave aquí son “proceso electoral” y “normalidad”, dos cosas que parecen bastante distantes en este caótico juego.

Reflexiones finales sobre el estado del fútbol español

El futuro del fútbol español se encuentra en una encrucijada. Con un año lleno de escándalos, inhabilitaciones y un liderazgo interino que ha multiplicado la confusión, es razonable preguntarse si veremos alguna vez una mejora real. ¿Será posible restablecer la credibilidad y la confianza en unas instituciones que han mostrado ser capaces de todo menos de liderar con transparencia?

Es difícil pensar que en un año desde la salida de Rubiales todavía estemos en el mismo punto, o quizás incluso más atrás. A medida que transcurre el tiempo y se acerca el final del año olímpico, la inacción de la RFEF se convierte en una broma pesada.

Sabemos que el fútbol es más que un deporte; es una pasión que une a miles de personas. Pero el culebrón de la RFEF ha desvirtuado ese espíritu. Si las autoridades no aprenden a reestructurar sus procesos y su liderazgo de manera transparente, podríamos seguir viendo cómo este drama se desenrolla en el futuro cercano.

Las elecciones son necesarias y urgentes, y la RFEF debe asegurarse de que sean lo más limpias posibles. Regresando a la pregunta inicial: ¿realmente aprenderemos de esta experiencia o simplemente nos encontraremos en la misma situación dentro de unos años?

Por el bien del fútbol español y de los millones de aficionados que dependen de él, esperemos que esta sea la última vez que tengamos que hablar de este desmán, y que pronto podamos volver a centrarnos en lo que realmente importa: el fútbol.