La inteligencia artificial (IA) ha sido el tema de conversación en todas las carnicerías de la ciencia y la innovación. En el ámbito de la investigación, algunos piensan que nos encontramos en el punto de inflexión. Otros, sin embargo, sienten que estamos ante una posible crisis, y no por la falta de fondos, sino por la falta de responsabilidad. Si eres investigador en este campo, seguro que has sentido la frustración por estos sucesos recientes. De hecho, ¿alguna vez has dedicido tiempo y esfuerzo en un proyecto solo para ver cómo se desvanecía al instante? Esta es la historia que vamos a explorar hoy.

El desastre de la convocatoria de financiación

El 30 de diciembre de 2024, un día que debería haber sido motivo de celebración y expectativas para cientos de investigadores en IA, se convirtió en una fecha de luto. La resolución final del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades anunció que no se ejecutarían los 31 millones de euros destinados a la financiación de proyectos interdisciplinares en IA. ¿Puede ser más desalentador? Imagina haber pasado todo un agosto trabajando en una propuesta magnífica, solo para que un documento decidido desde un despacho tire todo por la borda. Tal vez pienses en dedos cruzados para un viaje de verano, pero ¿quién pensaría que el deslizamiento de un bolígrafo podría cancelar tu futuro investigador?

La publicación de la convocatoria, que prometía revolucionar la investigación en España, se había hecho en julio, bajo el gobierno de un ahora extinto ministerio. Los investigadores presentaron propuestas pensadas para ser evaluadas y resueltas en diciembre. Pero casi un año después, ¿dónde está la ejecución? El catedrático Alfonso Tarancón, de la Universidad de Zaragoza, lo dejó claro en una de sus declaraciones tras este desastroso anuncio: “Estamos estupefactos. Estuvimos todo un agosto trabajando porque la oportunidad lo merecía, y ahora cancelan la convocatoria”. ¡Vaya punchline!

Los investigadores no tienen derechos

Una parte amarga de este revés es que, al no haberse llegado a la fase de propuesta de resolución, no hay derechos adquiridos para los solicitantes. Esto se traduce en una total impotencia, similar a intentar ingresar a una fiesta sin ser invitado. ¿Alguna vez has estado en una situación así? Aquí está Tarancón nuevamente, compartiendo la frustración universal de muchos en la comunidad investigadora: “Nos enfrentamos a un muro contra el que apenas podemos luchar. La incomprensión que sufrimos, la dejadez y la falta de interés son totales”.

Frustración y rimas, un combo rítmico que resuena en la mente de muchos investigadores. Y es que, como en las malas comedias, a veces uno se queda rumiando los malos chistes una y otra vez, preguntándose si hay algo más detrás del telón. ¿Realmente hay un motivo oculto detrás de la cancelación? Este escenario de misterio podría dar lugar a tramas dignas de una novela de Agatha Christie.

La investigación en suspenso

German Rigau, otro de los principales afectados, no se contenta con la excusa del Ministerio de priorizar recursos hacia otros sectores tras la Dana (una DANA es una Depresión Aislada en Niveles Altos que puede provocar lluvias torrenciales). “Si damos por válido lo que dicen de la Dana, ¿qué ha hecho el Ministerio desde abril hasta casi noviembre?”, se pregunta. La verdad, amigos, uno comienza a pensar que quizás debamos acostumbrarnos a un Maratón de la Ineptitud.

Rigau se siente vacío ante la idea de que su proyecto de IA se fue por el desagüe de la burocracia, una tragedia que le puede pasar a cualquiera en el mundo profesional. Con un equipo interdisciplinario, había coordinado esfuerzos entre ocho centros académicos en toda España. Lo que él también señala es que este tipo de oportunidades no volverán: “Nunca antes habíamos podido optar a 2 millones de euros a repartir entre tantos investigadores”. Un golpe bajo, en serio.

El impacto en la carrera investigadora

Se puede decir que la naturaleza de la investigación en España a veces parece una montaña rusa emocional. A los investigadores postdoctorales que están intentando consolidar su carrera se les golpea con este revés. Un proceso desgastante y lleno de nervios: ¡a uno le arrebatan las oportunidades después de haber trabajado sus trasnochadas propuestas de hasta 80 páginas! ¿Te suena familiar esa sensación de tener que justificar cada céntimo invertido? La realidad es que, mientras algunos investigadores ya tienen plazas consolidadas, otros tantos están buscando su lugar en un campo que a menudo deja a los menos afortunados fuera.

“Es un mazazo increíble. Hablamos de que cientos de postdoctorales se han quedado sin que los contraten por la incompetencia del Ministerio”, comenta Rigau. Si alguno de ustedes ha estado en una búsqueda laboral reciente, entenderán de primero lo crudo que puede ser eso, sobre todo en un sector que ya tiene su propia cuota de incertidumbre.

¿El futuro de la investigación en España?

La incertidumbre no solo está presente en el corazón de los investigadores; se ha diseminado como un mal contagioso. Con la alternativa de un recurso de impugnación, la pregunta que todos se hacen es: “¿Vale la pena? ¿Realmente hay algo en el horizonte que se pueda salvar?” La respuesta parece tan nebulosa como el clima en el que estamos. Algunos investigadores sienten que el regreso a la convocatoria en 2025 no será más que un farol, si es que finalmente llega, lo que plantea un enigma sobre la escena científica en España.

Cuando el propio secretario de Estado, Juan Cruz Cigudosa, menciona en su carta que “en el menor tiempo posible, se va a elaborar una nueva convocatoria”, ¿hay algún sentido de urgencia o solo es una forma de calmar las aguas? ¿Cuántos más tendrán que sufrir mientras se estabiliza el barco?

Recapitulando el descalabro de la investigación

Analizando la situación, uno no puede evitar pensar que no se trata solo de la incompetencia de un ministerio, sino de una falta de voluntad política sostenida hacia el apoyo a la ciencia. La cancelación de estas propuestas ambiciosas puede sentir como un desplante por parte de aquellos que deberían estar a la vanguardia del avance científico. Los investigadores se preguntan si alguna vez existió un verdadero compromiso con la ciencia.

Si tenemos en cuenta la cantidad de talentos que se están quedando atrás por decisiones arbitrarias, el verdadero coste de estas fallas administrativas está más allá de los 31 millones de euros. Puede que nunca lleguemos a conocer cómo podría haber impactado positivamente el avance en la IA en otras áreas, o cómo muchas vidas se podrían haber transformado por el descubrimiento de nuevas tecnologías.

Reflexiones finales sobre el futuro de la IA en España

Las historias de decepción en la investigación en IA en España nos llevan a cuestionarnos el estado actual de la ciencia en el país. Mirando hacia el futuro, nos encontramos atrapados entre la anhelante esperanza y la pragmática resignación. La ciencia podría ser la respuesta a muchos de los problemas que enfrentamos como sociedad, pero solo si se le brinda el apoyo necesario.

La pregunta que queda es: ¿está España dispuesta a abrazar el potencial de innovación que la IA puede ofrecer, o simplemente seguiremos viendo cómo el talento se desvanece, uno detrás de otro?

Sin lugar a dudas, el camino hacia la innovación no es fácil, pero la búsqueda de soluciones efectivas y resultados tangibles es la única ruta que vale la pena seguir. La ciencia y la inteligencia artificial merecen un futuro brillante y productivo. Al final del día, ¿quién quiere quedarse atrapado en un lío burocrático cuando el mundo está lleno de oportunidades esperando ser aprovechadas?