Las Fallas de València son mucho más que un desfile de fuego y pólvora; son una celebración de la cultura, de la identidad y, en este 2025, de la resiliencia de una comunidad que se niega a rendirse. Este año, la ‘Crida’, el acto simbólico que abre oficialmente las fiestas, tuvo lugar en un contexto muy particular: después de la devastadora DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que afectó a la ciudad el 29 de octubre de 2023. En este artículo, exploraremos las implicaciones de esta celebración, la polémica ausencia del president Carlos Mazón, y cómo los valencianos se unen frente a la adversidad.
¿Qué es la ‘Crida’?
La ‘Crida’ es el evento que marca el inicio de las Fallas. Normalmente, se lleva a cabo el último fin de semana de febrero en la plaza del Ayuntamiento, donde la fallera mayor y su corte de honor reciben las llaves de la ciudad de manos de las autoridades. Es un momento cargado de simbolismo y emoción, en el que la comunidad se une para dar la bienvenida a las fiestas que inundarán València de arte, alegría y, por supuesto, pólvora.
Un acto que no fue lo mismo sin Carlos Mazón
Este año, la ‘Crida’ estuvo marcada por la ausencia del president de la Generalitat, Carlos Mazón. Mientras que en años anteriores, Mazón había estado presente para arropar a las falleras, este año decidió no asistir. Aunque la alcaldesa de València, María José Catalá, argumentó que «la crida siempre funciona de la misma manera», muchos se sintieron decepcionados. ¿No se suponía que el líder regional debería ser una figura clave en ese evento?
La combinación de la DANA y la ausencia de Mazón creó un ambiente tenso entre los falleros. A pesar de todo, la alcaldesa intentó mantener la calma, afirmando que su ausencia era parte de la “absoluta normalidad”. Sin embargo, en mi opinión, ¿puede haber alguna normalidad cuando las llamas se preparan para devorar las calles de València mientras el líder regional se encuentra en un evento en Madrid? ¡Es como ver a un torero dejando el ruedo para tomar un café!
Solidaridad a prueba de fuego
A pesar de la controversia, el espíritu de solidaridad entre los falleros brilló más que nunca. Berta Peiró, la fallera mayor, fue la voz de la esperanza. En su discurso, no solo habló del amor por las Fallas, sino también de la “solidaridad fallera” tras la DANA. Mientras destacados momentos de tristeza recorrían la ciudad, los falleros abrieron sus casales para ayudar a quienes habían perdido mucho.
Momentos que conmueven
Una de las cosas que más me impactó de la celebración fue escuchar a Berta referirse a la juventud fallera como «alegre y comprometida». Recuerdo mi primer año en las Fallas; era un festín de alboroto y color, un lugar donde la juventud se sentía empoderada. En tiempos difíciles, esta juventud no se queda atrás, brindando apoyo y alegría.
La fallera mayor infantil, Lucía García Rivera, también dejó un mensaje de esperanza, recordando que indefectiblemente, la fiesta más bonita del mundo seguía viva. ¡Y vaya que sí! La capacidad de los valencianos para levantarse de las adversidades podría rivalizar con un famoso fénix de la mitología.
Carlos Mazón y su mensaje en Instagram
Si bien el acto de la ‘Crida’ estuvo marcadamente ausente de la figura del presidente, no todo estuvo perdido para Mazón. Después de la celebración, compartió un video en su cuenta de Instagram en el que enfatizó que las Fallas de 2025 son “de recuperación” y “muy especiales para todos”. Con una poética profunda, mencionó que estas Fallas simbolizan “que echamos atrás lo malo y que queremos renacer con lo bueno”. No es malo tener una presencia digital, pero ¿no es acaso más efectivo estar presente en un evento tan crucial para la comunidad?
Como bien se dice, vivir en la era digital tiene sus ventajas y desventajas. Puedes tuitear un tuit inspirador, pero hay algo en estar presente físicamente que no se puede sustituir. Seguramente, el próximo año, Mazón recordará llevar su agenda más ajustada en torno a las fiestas.
Las Fallas como símbolo de resiliencia
La DANA trajo consigo devastación y pérdidas, pero también ha generado un renovado enfoque en la solidaridad y el bienestar comunitario. Es como si cada falla se convirtiera en un símbolo de resistencia, así como la famosa frase: “levantar la mirada” en los momentos de crisis. Siempre que veo una falla, pienso en el sudor, la risa y la dedicación que se acumula en esos monumentos de cartón y madera.
La alcaldesa Catalá hizo hincapié, durante su breve discurso, en la importancia de recordar a los barrios afectados por la DANA. La comunidad no quiere que la tristeza diluya el espíritu festivo. En mi experiencia, siempre que hay momentos difíciles, las comunidades que se unen son las que crean los recuerdos más bonitos.
El impacto cultural de las Fallas en la comunidad
Las Fallas son más que un espectáculo; son una conferencia anual de la cultura local. ¿Sabías que, según la UNESCO, las Fallas de València están catalogadas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad? Esto no es solo un título vacío. Cada año, miles de turistas de todo el mundo acuden para experimentar la magia de la ciudad.
Las festividades no solo aportan alegría y color, sino también significativos beneficios económicos y culturales. Los artesanos, las flores, la comida y las tradiciones que se entrelazan durante las Fallas contribuyen a que València hilvanen lo antiguo y lo moderno; un crisol donde los recuerdos se entrelazan con el presente.
Pero, seamos realistas, ¿quién puede resistirse a un buen plato de buñuelos mientras se escucha el estallido de las mascletà? La gastronomía, sin duda, desempeña un rol protagónico en la celebración. Siempre recordaré aquel día en el que me atreví a probar la famosa horchata. ¡Oh, el reencuentro con el sabor de la infancia!
Un canto a la esperanza
Las Fallas de 2025 serán recordadas como un momento de unidad, comunidad y solidaridad. independientemente de las controversias, el corazón de los falleros late más fuerte y cohesionado que nunca. Tanto si estuviste presente en la ‘Crida’ como si te uniste a la fiesta desde casa, el mensaje de resiliencia y renovación resonó en cada rincón de València.
En este contexto, las Fallas son un recordatorio poderoso de que la comunidad siempre encuentra la manera de volver a levantarse. A través de bromas, tradiciones y un poco de pólvora, los valencianos saben que juntos pueden enfrentar cualquier tormenta. Así que, la próxima vez que escuches gritos de “¡Fallas!” recuerda que no es solo un grito de celebración, sino un grito de esperanza.