El río Ebro, ese gigante que serpentea a través de algunas de las ciudades más emblemáticas de España, ha vuelto a ser protagonista de la actualidad. Esta vez, la crecida de sus aguas ha sido motivo de atención, pero, ¿realmente debemos preocuparnos o es todo parte del espectáculo de la naturaleza? Si has estado siguiendo las noticias, probablemente hayas escuchado que la punta de la crecida ha alcanzado los 7,27 metros en Novillas, un registro que, aunque notable, está lejos de los 8,5 metros que se reportaron en la histórica riada de diciembre de 2021.

Dejemos que nuestros pensamientos fluyan con el agua del Ebro. Imagina que estás en la ribera, con una caña de pescar en la mano, y ves a esos valientes pescadores luchando contra la corriente. Puedes sentir la adrenalina de la aventura, la emoción, pero al mismo tiempo, hay una voz en tu cabeza que te dice: «Oye, ten cuidado». Es exactamente la misma sensación que se está viviendo ahora mismo en Zaragoza.

¿Qué está sucediendo realmente?

La situación actual es de crecidas, pero los niveles que se han alcanzado son considerados dentro del margen de lo ordinario. En Castejón, el río ha llegado a 1.610 metros cúbicos por segundo, mientras que se espera que pase por Zaragoza capital a última hora de mañana con unos 1.300 a 1.400 m³/s. Sí, suena impresionante, pero como para muchos de nosotros, a veces lo peor no es la tormenta, sino el anuncio que la precede.

Recuerdo cuando estaba en el colegio y un profesor nos contaba historias de inundaciones devastadoras, de cómo un río puede cambiar de carácter de la noche a la mañana. Me quedé pensando en cuántos de nosotros hemos experimentado esa ansiedad que genera una fuerte precipitación; levantamos las cejas, hacemos acopio de provisiones y, por si acaso, nos aseguramos de que nuestros paraguas estén a la mano.

Hoy, el Gobierno de Aragón ha instado a la población a extremar la precaución. Recomiendan no acercarse al cauce del río y evitar aparcar en zonas potencialmente inundables. Un consejo sabio, sin duda, aunque me pregunto si es necesario convertir a nuestras calles en escenarios de películas de desastres.

La respuesta de las autoridades

Por otro lado, el Ayuntamiento de Zaragoza ha activado los servicios municipales para mitigar cualquier posible daño. Sin embargo, la noticia alentadora es que no se ha detectado ninguna situación grave hasta el momento. ¡Puedo imaginar la escena! Los bomberos y la Policía Local patrullando el río, como caballeros medievales protegiendo su reino de dragones, mientras la gente observa con un interés casi cinematográfico.

A menudo nos sorprende cómo estos eventos provocan reacciones diferentes entre los ciudadanos. Algunas personas están preparadas para hacer frente a cualquier eventualidad, mientras que otras se asustan con facilidad. ¡Este es el momento en que debemos recordar que la vida sigue, incluso con un río desafiante!

La opinión de los alcaldes

Los alcaldes de la ribera del Ebro han describido esta crecida como un mero «paseo» en comparación con los estragos que hemos visto en años anteriores. “Estamos muy tranquilos. Va a coger campos, pero no muchos”, dice Raúl Moncín, alcalde de Pradilla. Su serenidad es contagiosa. Me recuerda a esos amigos que, ante una crisis, mantienen la calma y el orden, como si tuvieran un superpoder de serenidad. ¿Por qué siempre hay personas así cuando más los necesitamos?

Un llamado a la calma

Si algo podemos aprender de esta situación es que la calma es eficaz. Es un recordatorio de que la naturaleza, aunque poderosa, no siempre es tan amenazante como parece. La risa y la tranquilidad pueden ser nuestras mejores herramientas. Así que, hagamos lo que más nos gusta: relajémonos, pongamos una palangana de agua en el suelo y disfrutemos del espectáculo desde la distancia. ¡Pero con precaución!

La historia y las lecciones aprendidas

Mirar al pasado siempre es una buena forma de aprender. Las riadas extraordinarias, como la de diciembre de 2021, nos han dejado muchas lecciones. A veces es necesario recordar lo que ocurrió en ese fatídico diciembre para entender que la preparación es clave. En 2021, quienes vivieron en las cercanías del Ebro experimentaron momentos difíciles. Ya sea perder tus pertenencias o preocuparte por la seguridad de tus seres queridos, esos recuerdos pueden marcar nuestra forma de reaccionar ante otros episodios de la naturaleza.

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) nos dice que estas cifras de crecida son también signos del cambio climático y de cómo los patrones meteorológicos están cambiando. Una frase que he escuchado mucho es: «La naturaleza se toma represalias, así que cuidémosla». Y esto me lleva a una reflexión: ¿cuántas veces somos testigos de fenómenos que podemos evitar si mostramos un poco de empatía hacia nuestro entorno?

Reflexiones finales: ¿Cómo afrontar el futuro?

Ahora que estamos revisando esta situación y esperando ver qué pasará cuando la crecida alcance su punto culminante, es un buen momento para plantearnos algunas preguntas. ¿Estamos preparados realmente? ¿Armados con el conocimiento y el espíritu de colaboración que la prevención requiere? ¿Cómo podemos apoyar a nuestras comunidades para que estén listas ante la próxima crecida inesperada?

Además, no todo el mundo ve el futuro con pesimismo. Existen iniciativas locales que buscan crear conciencia sobre la preservación del río Ebro y su ecosistema. Con cada reto que enfrentamos, hay mentes brillantes trabajando para encontrar soluciones. Estas personas son las que, en realidad, cambian el mundo, una acción a la vez.

Por último, si hay algo que podemos asegurarnos, es que un evento natural como este puede reunir a las comunidades, ejemplificando aquello de que «la unión hace la fuerza». Recuerdo un verano en mi infancia, cuando mis amigos y yo hacíamos competencias de botes en el río. Siempre he creído que, así como esos botes se unían para atravesar las corrientes, hay fuerzas en nuestras comunidades que también están ahí para apoyarnos en tiempos difíciles.

Así que, mientras observamos cómo el Ebro continúa su curso, recordemos la importancia de la preparación, la empatía y, sobre todo, el humor. ¿Quién sabe? Quizás un día, contemos la historia de cómo salvamos a nuestra comunidad de una crecida, como si fuéramos los héroes de un cómic.

Recuerda, ¡estemos siempre un paso adelante y disfrutemos cada aventura que nos traiga la vida!