En los últimos días, DesokupaCyL, una empresa vallisoletana conocida por sus controversiales métodos de «desokupación», ha sido el centro de atención tras un incidente en Monforte de Lemos, Lugo. Un error en la dirección de su “trabajo” provocó un aluvión de reacciones, suspiros de incredulidad, y, para algunos, una oportunidad perfecta para ver un espectáculo digno de una comedia de enredos. Así que, ¡vamos a desmenuzar este tema!
¿Quiénes son los protagonistas?
Antes de entrar en los pormenores del suceso, es importante entender quiénes son los personajes involucrados. DesokupaCyL es una empresa cuyo emblema se asemeja tanto al de la Policía Nacional que podría confundir incluso al más perspicaz de los ciudadanos. Fundada por Luis Núñez, esta compañía se ha hecho famosa en las redes sociales, especialmente en TikTok, por sus métodos poco convencionales a la hora de desocupar viviendas. La verdad, yo los veía como los ninja de la desokupación, pero en lugar de estrellas de artes marciales, son expertos en acoso online y amenazas sutiles.
La llegada a Monforte
Ahora, centrémonos en la acción. En su reciente visita a Monforte de Lemos, el equipo de DesokupaCyL, con su característico aire chulesco, se presentó para desocupar un piso. O al menos eso pensaban, ya que acabaron tocando una puerta equivocada. No sé ustedes, pero a mí me ha pasado que en una escapada con amigos acabamos llamando a la puerta del vecino por error, y no fue muy cordial que digamos. Pero lo que pasó aquí fue un poco más allá del simple “perdón, creo que me equivoqué”.
Encuentro del tercer tipo
A través de una serie de vídeos grabados por ellos mismos, se puede ver cómo Núñez y su equipo, a pesar de estar en el lugar equivocado, no se echan atrás. ¡Para nada! Se plantan como si estuvieran en su derecho de amenazar al propietario de la vivienda, quien, imagínense, nunca abrió la puerta. La frase «Lo mejor que podéis hacer es salir y hablar conmigo» es un claro indicativo de una táctica de intimidación más que de un intento de diálogo civilizado. “Así que vamos a hablar, ¿no?”, les diría a estos personajes cualquier amoroso padre que nos haya enseñado modales.
Y por supuesto, la famosa broma sobre las maravillas de la cocina gallega hizo su aparición. Mientras se lanzaba una advertencia sutil, no puede faltar: “¡Okupas, fuera!”, porque la sofisticación parece no ser uno de sus fuertes. Pero, ¿podemos culpar a Núñez? Tal vez pensó: «¡Al menos estoy en la tierra del buen marisco!”.
Denuncia y revuelo mediático
No pasó mucho tiempo antes de que el propietario de la vivienda, quien pasó días angustiado tras la visita, decidió denunciar a DesokupaCyL por acoso, intimidación y coacciones. ¡Y con razón! La experiencia de abrir la puerta y ver a un grupo que amenaza con viralizar su imagen en TikTok no es exactamente lo que uno espera conseguir al llegar a casa después de un día agotador. La historia rápidamente se viralizó, generando una mezcla de impotencia, asombro y un leve matiz de comedia en redes sociales.
En una conversación posterior con los medios, un portavoz de la empresa intentó desdramatizar el asunto, alegando que «llamar a una puerta no es un delito». Puede que no lo sea, pero bien podría considerarse una falta de tacto. Tras el clarísimo error de dirección, la respuesta del portavoz fue simplemente salir del paso. Pero, ¿realmente se puede minimizar un acto de tal magnitud, donde se vulnera el bienestar de un individuo?
La respuesta de la Xunta y el contexto socieconómico
Curiosamente, mientras las calles de Monforte eran escenario de esta ridiculez, la Xunta de Galicia se las arregló para gastar solo un tercio de los fondos destinados al acceso a vivienda. Es como si estuvieran más ocupados observando la situación desde sus cómodos sillones que tomando medidas reales contra la ocupación y dirigiendo los fondos donde más se necesita. ¿No les suena familiar? Es un patrón que he observado en varias ciudades… promesas muchas, pero acción poca.
En este contexto, la llegada de DesokupaCyL podría parecer la solución mágica a un problema profundo y más complejo que simplemente pedir a alguien que se vaya. Sin embargo, este enfoque ha generado más miedo que resolución. ¿De verdad habrá una solución? Algunos lo ven como un fenómeno de marketing donde solo se busca crecer en popularidad en vez de abordar las raíces del problema.
Reflexiones sobre la ocupación y la necesidad de soluciones humanas
¿No es curioso cómo estos episodios a menudo revelan una realidad mucho más grave detrás del sensacionalismo? Me imagino a Luis Núñez mirando los “me gusta” en sus redes sociales mientras cientos de miles de personas lidian con la dura realidad de la falta de vivienda. En un mundo donde la ocupación se considera un delito, ¿qué pasa con aquellos que no tienen un lugar donde ir? La línea entre el ocupante y el desokupador se complica y, a menudo, se pierde la empatía.
Es fundamental recordar que, aunque puede parecer entretenido ver a personajes como Núñez a través de la pantalla, hay vidas reales detrás de cada una de estas historias. Problemas como la ocupación no se resuelven con amenazas en TikTok, sino con un entendimiento humanitario y políticas que realmente aborden la crisis de la vivienda.
Conclusiones
En conclusión, la visita de DesokupaCyL a Monforte de Lemos pone de relieve la falta de empatía y eficacia en este tipo de situaciones. Aunque pueda parecer una historia digna de un guion de comedia, el trasfondo revela la urgencia de una solución más humana y menos confrontativa ante la problemática de la vivienda. Como sociedad, debemos preguntarnos: ¿preferimos tener más viralidad en redes sociales o queremos un cambio real en nuestras comunidades?
La manera en que elegimos abordar estas situaciones tendrá un impacto significativo en el futuro, y es hora de que nos sentemos, reflexionemos y discutamos cómo podemos mejorar. ¿Estamos listos para dejar de lado las palabrerías y comenzar a actuar con sensatez? Espero que sí, porque de lo contrario, más puertas equivocadas nos esperan en el camino.