Cada 6 de diciembre, España se viste de gala para celebrar la aprobación de su Constitución. Pero, seamos sinceros, ¿cuántos realmente reflexionamos sobre lo que significa esta fecha? En un mundo donde los memes y las redes sociales nos bombardean con información sobre todo (¡incluida la receta del pastel de chocolate más fácil del mundo!), es fácil olvidar los cimientos de la sociedad que habitamos. Este año, el presidente de Aragón, Jorge Azcón, y la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, han resaltado la importancia de la Carta Magna, y yo me siento impulsado a compartir no solo sus palabras, sino también mis reflexiones sobre este documento que ha sido nuestro escudo protector desde 1978.

La Constitución: ¿Realmente es el mayor logro en la historia de España?

Azcón ha descrito la Constitución como «el mayor logro en la historia reciente» de España. Al decir esto, me hace pensar en cuándo fue la última vez que logramos un acuerdo significativo en grupo. No sé tú, pero en mis esfuerzos por coordinar una cena entre amigos, he perdido la fe en el consenso. Pero aquí es donde la Constitución brilla; ha permitido que un país diverso como España se una bajo principios compartidos de igualdad y diversidad. Al final, lo que define a una nación no es solo su territorio, sino la capacidad de sus ciudadanos de coexistir, ¿verdad?

La importancia de la igualdad y la diversidad

La igualdad y la diversidad son, según Azcón, pilares fundamentales en el desarrollo social. A menudo, me gusta recordar las expresiones de mis abuelos sobre cómo «los tiempos han cambiado». Recuerdo a mi abuela diciendo: «En mis tiempos, era común que la gente no comiera si no era de su grupo social». Reflexionar sobre esas palabras me hace apreciar aún más el progreso que hemos logrado.

La Carta Magna proclama que todos los españoles deben tener acceso a las mismas oportunidades y derechos. Sin embargo, vivimos en un tiempo donde aún enfrentamos desafíos. Vemos ataques a la igualdad, sobre todo por parte de quienes piensan que el amor o la vida son un privilegio, no un derecho. Y sabes, esos pensamientos no solo son preocupantes, son ridículos. La diversidad que enriquece nuestro país debe ser celebrada, no combatida.

El discurso de la confrontación

La alcaldesa Chueca habló sobre la importancia de la unidad en la celebración del 46 aniversario de la Constitución. La historia de España ha estado marcada por visiones enfrentadas, y a menudo me pregunto: ¿por qué hacemos esto? Es como si estuviéramos en una competencia perpetua de “quién lo hace mejor” y ¡sorpresa! Todos lo hacemos a nuestra manera. La confrontación, en lugar de unir, divide. Al igual que cuando intentamos decidir entre pizza o sushi para una cena; ¡todo el mundo tiene una opinión!

Chueca recalca que hoy celebramos una historia de unidad y progresos colectivos, que contrasta con quienes intentan resucitar viejos rencores. ¿No es irónico que a veces los peores enemigos de la unidad sean aquellos que buscan ser escuchados?

La defensa de la Constitución: Un llamado a la acción

Azcón hace un llamado a «cuidar nuestra norma fundamental». Defender la Constitución es algo que trasciende la política; se trata de proteger nuestras libertades y derechos fundamentales. Aunque no soy político y nunca quise serlo, te puedo decir que cuando escucho que se intentan restringir mis derechos, un pequeño fuego se enciende en mi interior. ¿A ti no te pasa?

Hemos llegado a un punto donde parece que ciertas fuerzas políticas buscan erosionar los consensos fundamentales en lugar de protegerlos. Esto me recuerda a las películas de terror donde el héroe se convierte en el villano de la trama; es desconcertante y, en muchos sentidos, trágico.

Solidaridad: Un valor esencial en la Constitución

Cuando hablaba de la solidaridad, eso resonó profundamente en mí. En mi vida, he tenido la suerte de contar con amigos de diferentes partes de España. Desde gallegos que me han llevado a disfrutar de la mejor empanada hasta andaluzes que me han enseñado a moverse al ritmo del flamenco. Cada uno de ellos me ha mostrado que la verdadera riqueza de nuestra sociedad radica en apoyarnos mutuamente, incluso cuando nuestras opiniones políticamente están en desacuerdo.

La solidaridad no solo nos une; es el motor que impulsa a nuestro país a avanzar. Fue el espíritu de solidaridad lo que permitó que España enfrentara la crisis del COVID-19 con determinación. Cuando un valenciano, un andaluz o un gallego necesita ayuda, siempre hay alguien dispuesto a echarle una mano. ¡Eso es España! Eso es valor y lucha.

Mirando hacia el futuro: ¿dónde estamos y hacia dónde vamos?

El futuro siempre es incierto, pero la Constitución nos brinda las herramientas necesarias para avanzar. Si hemos aprendido algo tras 46 años, es que, aunque hemos tenido tropiezos, siempre podemos retomar el camino. No debemos permitir que los grupos que buscan dividirnos prevalezcan.

En estos tiempos de polarización, es vital mantener un diálogo abierto. El secretario general del PSOE en Aragón, Javier Lambán, también urgiendo a “defender con vigor” la Carta Magna, nos recuerda que cada uno de nosotros es responsable de fomentar una **cultura de respeto». Sin eso, solo seremos un grupo de personas gritándole a la pantalla de la televisión.

Reflexiones finales: La importancia de nuestra participación

Por último, quiero dejarte con una reflexión que siempre me acompaña: nuestra democracia no es un regalo; es una responsabilidad. La Constitución es un documento vivo que requiere nuestro compromiso constante. Mientras sigamos valorando y defendiendo principios como la igualdad, la libertad y la solidaridad, aún habrá esperanza, ¡y eso es algo que no podemos dar por sentado!

Así que, en este 6 de diciembre, más allá de las celebraciones y discursos políticos, reflexionemos sobre nuestro papel como ciudadanos. Aprendamos a colaborar, a escuchar y a actuar colectivamente. Después de todo, si algo hay que defender con ahínco, es nuestro derecho a ser escuchados y a convivir en una sociedad que valore la diversidad sin sacrificar la igualdad.

En resumen, la Constitución nos ha dado alas; ahora depende de nosotros saber cómo usarlas. Así que, ¿listos para el desafío?