La reciente reunión entre el Gobierno español, el Partido Popular (PP) y los ejecutivos de Canarias y Ceuta ha dejado más preguntas que respuestas, y no precisamente del tipo que resuelve un acertijo de un programa de televisión. Después de dos horas y media de discusiones, parece que el único consenso alcanzado es que, bueno, no hay consenso. Pero, ¿cómo hemos llegado aquí y por qué es importante para todos nosotros?
Contexto general de la situación migratoria
Imagina que eres el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y decides proponer que el Gobierno asuma el coste de la acogida de menores migrantes a partir de un umbral de 9,000. Es un intento valiente, incluso noble, para abordar un problema que ha estado creciendo como una bola de nieve que se convierte en avalancha. Actualmente, hay alrededor de 15,000 menores migrantes que necesitan atención, lo que significa que, bajo esa propuesta, el Gobierno debería gestionar la acogida de aproximadamente 6,000 niños. Aplaudimos esta buena intención, ¿verdad? Pero, la cuestión es: ¿será suficiente?
Es fácil perderse en términos técnicos y cifras cuando hablamos de inmigración, pero detrás de cada número hay una historia, una vida. Marisol, por ejemplo, llegó de un país donde la esperanza es un lujo y ahora sueña con ser doctora. Su sueño es también una carga para el sistema, y comprender esto es crucial para abordar el tema de manera efectiva.
¿Quién está en el banquillo de los acusados?
El PP se ha convertido en el abogado del diablo durante estas conversaciones. Después de la reunión, la portavoz del PP, Tellado, culpó al Gobierno de “eludir responsabilidades” y pidió medidas concretas en lugar de soluciones a corto plazo. Y es que no se andan con rodeos: para el PP, la simplemente idea de dar dinero a las comunidades no es suficiente.
Como una sitcom en la que cada personaje tiene sus propias motivaciones, cada partido tiene su guion. Mientras el Gobierno apuesta en cierta medida por la cooperación y el apoyo a los menores, el PP solicita una reforma más profunda de la política migratoria. La tensión se puede sentir en el aire, casi como cuando tus amigos se pelean por querer elegir la película de Netflix; todos al final saben que la cita depende de un acuerdo, aunque casi siempre termina en un documental aburrido.
Dando palos de ciego en un tema tan serio
La realidad es que aunque hay mimbres para construir, como se dice en la jerga política, parece que lo único que se logra hacer es dar palos de ciego. El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, sugiere que una reforma del artículo 35 de la Ley de Extranjería es la respuesta, ande yo caliente y ríase la gente. Pero, ¿realmente puede esto cambiar algo?
Cada propuesta parece un sencillo “hágase” rodeado de complejidades que dejan a muchos preguntándose si estamos en una serie de misterio en lugar de una reunión sobre políticas públicas. En ventas, a veces te enseñan que uno debe conocer a su público; aquí parece ser que algunos partidos ni siquiera se han leído el manual.
Una reunión que podría haber sido… mejor
Y ahora llegamos al tema de reunión en sí. La sensación de todos los presentes al salir del encuentro era casi universal: el acuerdo está más lejos que nunca. Como si de un mal primer cita se tratase, donde uno espera volver a casa y mejor quedarse en el sofá viendo series y comiendo palomitas. Fuentes de Coalición Canaria no ocultan su malestar con la falta de “voluntad de ceder” por parte del PP. ¿Nos estamos viendo un atisbo de egoísmo entre los partidos?
El hecho de que Tellado exigiera que la propuesta de Clavijo se traslade a la Conferencia Sectorial es un claro indicador de que, aunque todos estén en la misma sala, no todos están mirando en la misma dirección. Mirando hacia atrás, ¿cuántas oportunidades hemos perdido como sociedad porque nos quedamos estancados en nuestras propias posiciones y no escuchamos las necesidades de los demás?
Además, es fundamental mencionar cómo las comunidades asumen la atención de menores. Tellado ha insistido en que, cuando se asume la responsabilidad de un menor antes de la mayoría de edad, se deben implementar también planes de emancipación. Esto es importante porque la integración social de estos menores no se puede tomar a la ligera. No, no es como un programa de televisión donde los problemas se resuelven en 30 minutos.
El papel de Frontex y la UE en este entramado
Por otro lado, el respaldo de Frontex, la agencia europea que gestiona la cooperación en fronteras, ha entrado en la conversación, aunque sea una vía que parece lejos de ser prometedora. Tellado ha hecho hincapié en que si otros países de la UE pueden controlar la inmigración ilegal, España debería ser capaz de hacer lo mismo. Pero podemos preguntarnos: ¿realmente somos comparables a otros países europeos en este aspecto?
La cooperación entre países europeos para manejar la inmigración es necesaria, y, sin duda, debe haber un mecanismo de apoyo que garantice la protección de los menores no acompañados, pero aquí el “siempre hay que poner de acuerdo a todos” suena más a una canción de los años 80 que a una solución efectiva.
¿Qué nos depara el futuro?
A medida que nos adentramos en la próxima Conferencia de Presidentes, es inevitable sentirse un poco cínico sobre los posibles resultados. Los barones regionales también discutirán la inmigración, pero con pocas expectativas de acuerdo. ¿Quién será el que finalmente determine el rumbo a seguir? Los votos de los ciudadanos, en última instancia, pero también la capacidad de los políticos para escuchar y adaptarse a la realidad.
Como ciudadanos, es importante que continúen en la conversación los derechos de los menores migrantes. El debate no debe terminar con una reunión deficiente o un grito en las redes sociales. La empatía debe destacar en este proceso; si Marta, de 17 años, necesita refugio y oportunidades para prosperar, no podemos permitir que la burocracia y la política sean nuestra excusa para desatenderlo.
Al final del día, lo que está en juego no son solo cifras y estadísticas, sino vidas, sueños y derecho a una segunda oportunidad. Seamos honestos por un momento, como una conversación entre amigos. Muchas veces imaginamos lo que sería nuestra vida sin la estabilidad, sin el sustento. Ahora, vamos a abrir nuestros ojos y ver más allá del conflicto político para determinar qué papel jugamos cada uno de nosotros en la resolución de esta crisis.
Conclusiones finales: ¿Una oportunidad perdida o una solución en el horizonte?
Tal vez después de todo lo discutido, la solución correcta no se encuentre en una propuesta compleja ni en un vale por un acuerdo de “tanto por ciento”. Quizás lo que realmente necesitamos es más humanidad y menos política. La verdadera evolución de esta situación no radica únicamente en el número de reuniones a puerta cerrada o en la condescendencia de ciertos personajes políticos. Se trata de construir un futuro donde cada niño que llegue a nuestras costas tenga la oportunidad de brillar, reír y vivir como cualquier otro.
En la vida, hemos aprendido que a veces lo que se necesita es un poco de humor, de empatía y de entendimiento; y por qué no, de un buen meme o de una anécdota que nos recuerde a todos que, al final, la política es simplemente una herramienta que elige usar, para el bien o para el mal. ¿Cuál será nuestra elección?
Así que, en lugar de criticar, abramos un diálogo sincero, porque al final del día, todos somos humanos, y el verdadero desafío reside en encontrar puntos en común en nuestras diferencias.