La Bienal de Flamenco de Sevilla, ese festival que cada dos años convierte a la ciudad en una explosión de arte, pasión y, por supuesto, flamenco, llega a su fin una vez más. Esta noche, el afamado Israel Galván cerrará el evento con su inconfundible estilo, acompañado por la Orquesta Sinfónica en el majestuoso Teatro de la Maestranza. Para muchos de nosotros, este evento no es solo una celebración cultural, sino una oportunidad de reflexión sobre el futuro del flamenco y su relación con la economía local.

Un final que merece aplausos

Desde luego, los números no mienten. Los asistentes a la Bienal han demostrado, con su presencia y entusiasmo, que un festival bien estructurado puede atraer a miles, pero también fomentar un impacto económico significativo en la ciudad. La gente viene de lejos, algunos incluso desde el extranjero, para sumergirse en la riqueza de nuestras tradiciones, disfrutar de un buen vino y, por qué no, deslumbrarse con un vestuario que, en ocasiones, podría rivalizar con una pasarela de alta costura.

Recuerdo una vez que asistí a la Bienal (ah, tiempos pre-pandémicos), donde un baile de bailaores me dejó sin aliento. Y creo que no fui el único; la vibrante energía en el aire era palpable. Las apuestas son claras: si Sevilla quiere realmente mantener su estatus como una de las capitales del flamenco, hay que actuar.

La urgencia de un organismo independiente

Hablando de actuar, el querido Manuel Herrera, una figura emblemática en el mundo del flamenco, sugirió algo que parece más necesario que nunca: la creación de un organismo independiente para la Bienal bajo el respaldo del Ayuntamiento y otras instituciones. ¿Por qué? Pues porque la burocracia actual parece dar más vueltas que un bailarín en un zapato picoso. Esta propuesta no solo podría agenciar más recursos y una gestión más ágil, sino que también proporcionaría al festival un salto promocional internacional que haría que el flamenco no solo sea conocido en España, sino celebrado en todo el mundo.

Imagina que, en lugar de esperar otros dos años para que la Bienal vuelva a brillar, podamos tener pequeñas ediciones o eventos de manera regular. La idea no es ser pesimistas, sino mantener la llama del flamenco viva. Los mismos artistas que ahora brillan en la Bienal se ven obligados a partir y a buscar nuevas oportunidades fuera de nuestras fronteras. ¿Estamos dispuestos a dejar que el flamenco, nuestra joya cultural, se convierta en un recuerdo?

Un legado que necesita innovación

El flamenco es un arte que ha evolucionado a través de los siglos. Desde sus raíces en Andalucía hasta su expansión global, es fundamental que este arte no se estanque. Implementar un organismo independiente podría abrir las puertas a nuevas producciones, fusionar el flamenco con otros géneros musicales o incluso realizar colaboraciones con artistas internacionales. Saquemos a relucir a Rihanna aquí: imaginen un dueto de flamenco con un toque pop. Podría sonar extraño, pero sería una forma innovadora de atraer a nuevas audiencias y revitalizar nuestra tradición.

Y como siempre, hay un pero. La burocracia existente podría ser tan voluminosa como un traje de flamenca con múltiples capas. Si no se actúa pronto, el flamenco podría morir de éxito, y no quiero ni imaginarme a Sevilla llorando como la petenera. ¿Quién quiere eso?

El efecto económico de la Bienal

Hablemos de números. La Bienal de Flamenco no solo tiene un impacto cultural; también es un gigante económico. Con cada ticket vendido, cada turista que llena un bar (y créanme, llenan muchos), se está inyectando vitalidad a la economía local. Hoteles, restaurantes y comercios experimentan un auge durante estas semanas. ¿Sabías que un evento de esta magnitud puede generar millones de euros en ingresos y oportunidades laborales?

Es un ciclo hermoso: la cultura atrae turismo, el turismo alimenta la economía, y la economía, a su vez, apoya más cultura. ¿Y a quién no le gusta eso? Pero, volviendo al punto anterior, este ciclo puede verse interrumpido si no se actúa a tiempo. La inversión en un organismo independiente no es un gasto; es una inversión en el futuro.

La importancia de la promoción internacional

La promoción internacional debería ser la máxima prioridad. En un mundo donde las tradiciones culturales a menudo se diluyen por la globalización, es crucial que el flamenco tenga una voz poderosa en la escena global. ¿Por qué no utilizar plataformas de streaming para mostrar lo mejor que se lleva a cabo en nuestras tablas? Existen ejemplos de festivales que han logrado atraer la atención mundial a través de conexiones digitales.

Con una estrategia de marketing sólida y bien definida, la Bienal podría ser el punto de referencia para las celebraciones flamencas en todo el mundo. Piensen en ello: ¿quién no querría ver un espectáculo de flamenco en vivo o, al menos, un streaming desde la comodidad de su hogar?

Reflexionando sobre el futuro

Mientras piense en el futuro del flamenco y de su Bienal, me viene a la mente una pregunta: ¿realmente estamos listos para hacer lo que se necesita para asegurar que este arte no se pierda en el tiempo? Me gustaría decir que sí, pero la verdad es más complicada. Las buenas intenciones son un primer paso, pero necesitamos acciones concretas.

Lo que vienen a la mente son esos días de calor en Sevilla, donde el aire se siente pesado, pero todo cambia cuando comienza la música y el baile. Esa energía, ese impulso, es lo que debemos preservar. El flamenco es más que un género musical; es un sentimiento, una representación de quiénes somos como sociedad. Y si queremos hacer justicia a nuestras raíces, debemos actuar sin dilación.

Un llamado a la acción

Así que, queridas familias, amantes de la cultura y responsables de la gestión, páginas en blanco nos están esperando. Empecemos ahora mismo el proceso de organización. La creación de un organismo que potencie la Bienal podría ser el primer paso hacia un futuro más brillante para el flamenco.

Y tú, querido lector, ¿te unirías a esta causa? Aunque quizás no estés en el mundo del flamenco, todos podemos ser embajadores de este arte. Ya sea asistiendo a un espectáculo, compartiendo en redes sociales o incluso recomendando a amigos—tus acciones cuentan.

Conclusiones

La Bienal de Flamenco es más que un evento; es un símbolo de nuestra cultura y nuestra identidad. La clausura de esta edición, aunque maravillosa, debería dejarnos con la idea de que hay mucho más por hacer y lograr. La propuesta de un organismo independiente representa una oportunidad dorada que no podemos dejar escapar.

Así que, mientras el ritmo del flamenco sigue resonando en nuestras almas, recordemos que el futuro del flamenco está en nuestras manos. Sigamos bailando, riendo y disfrutando, pero con un ojo en la acción necesaria para proteger, promover y presentar la belleza de esta tradición atemporal al mundo entero. ¡Vamos a por ello!